Se trancó el dominó
- 17/03/2025 00:00
- 16/03/2025 18:27
Domina la situación quien logra colocar todas sus fichas en el momento oportuno, dejando a los demás con un número plural de fichas sin acomodar Para los panameños el dominó es un juego que traduce dominio de estrategias y análisis situacional, de tal suerte que, es menester realizar una evaluación en el tiempo, real y objetiva que nos permita hacer las consideraciones adecuadas para lograr el objetivo final, cuál es, dominar la situación.
Domina la situación quien logra colocar todas sus fichas en el momento oportuno, dejando a los demás con un número plural de fichas sin acomodar.
En este momento, nuestro país se aboca a una situación que, en nada beneficia, toda vez que, trancar el dominó no le resulta beneficioso al gobierno ni a la asamblea, por consiguiente, para nada, al país. Frente a esto, los que en algún momento hemos disfrutado jugar o ver jugar a los maestros de este fascinante juego, tenemos claro que, es necesario hacer un análisis y recuento de las fichas que están en el tablero, de las que están en manos de los demás y quien puede hacer la siguiente jugada con el objetivo de ganar la partida. Nadie juega para cerrar el juego, aunque sepa que la mayoría de las fichas importantes ya están ubicadas, se participa para llegar hasta el final y colocar esa última ficha, si se quiere, traqueada sobre la mesa de manera sonora, pero haciendo evidente que hizo los movimientos adecuados y oportunos.
En este momento, nuestro país tiene un juego con la presencia de jugadores de otras latitudes, en donde entran en este, elementos de relevancia que gravitan sobre nuestro futuro político y económico, tales como la Caja de Seguro Social, el futuro de la minería, la provisión de agua, tanto potable como para el funcionamiento del Canal de Panamá, las relaciones internacionales dentro del contexto Beijing-Moscú-Washington, lo cual, hace evidente que, dentro de la geopolítica actual nuestro país se ve empujado por los diferentes sectores políticos y económicos, para que se alinee de forma beneficiosa a estos intereses. Es bastante difícil para un país que actualmente se encuentra en una situación económica muy difícil, poder resistir las presiones de estos grandes imperios económicos.
Frente a esta situación, solo resta darnos cuenta de que nadie tiene la certeza del acomodo de las fichas para darse el lujo de cerrar el juego, hagamos un análisis objetivo y démonos cuenta de que, estamos a tiempo de enrumbar este país, integrando panameños que tengan visión de país, generando mayores oportunidades de empleo, recaudando mejor los impuestos y sobre todo, lo que pide la población panameña, garantizando la certeza del castigo, para todos, no solo para algunos.
Estoy confiado en que prevalecerá el criterio del estadista, que sabrá oportunamente tender los puentes necesarios para establecer un diálogo, que sabemos, no será fácil, pero se tiene que dar con el concurso de otras personas, que le están apostando a resolver la situación con habilidad, estrategia y análisis.
De veras, no queremos escuchar ¡se trancó el dominó! Porque al final nadie ganará.
*El autor es especialista en medicina del trabajo y salud ocupacional
Para los panameños el dominó es un juego que traduce dominio de estrategias y análisis situacional, de tal suerte que, es menester realizar una evaluación en el tiempo, real y objetiva que nos permita hacer las consideraciones adecuadas para lograr el objetivo final, cuál es, dominar la situación.
Domina la situación quien logra colocar todas sus fichas en el momento oportuno, dejando a los demás con un número plural de fichas sin acomodar.
En este momento, nuestro país se aboca a una situación que, en nada beneficia, toda vez que, trancar el dominó no le resulta beneficioso al gobierno ni a la asamblea, por consiguiente, para nada, al país. Frente a esto, los que en algún momento hemos disfrutado jugar o ver jugar a los maestros de este fascinante juego, tenemos claro que, es necesario hacer un análisis y recuento de las fichas que están en el tablero, de las que están en manos de los demás y quien puede hacer la siguiente jugada con el objetivo de ganar la partida. Nadie juega para cerrar el juego, aunque sepa que la mayoría de las fichas importantes ya están ubicadas, se participa para llegar hasta el final y colocar esa última ficha, si se quiere, traqueada sobre la mesa de manera sonora, pero haciendo evidente que hizo los movimientos adecuados y oportunos.
En este momento, nuestro país tiene un juego con la presencia de jugadores de otras latitudes, en donde entran en este, elementos de relevancia que gravitan sobre nuestro futuro político y económico, tales como la Caja de Seguro Social, el futuro de la minería, la provisión de agua, tanto potable como para el funcionamiento del Canal de Panamá, las relaciones internacionales dentro del contexto Beijing-Moscú-Washington, lo cual, hace evidente que, dentro de la geopolítica actual nuestro país se ve empujado por los diferentes sectores políticos y económicos, para que se alinee de forma beneficiosa a estos intereses. Es bastante difícil para un país que actualmente se encuentra en una situación económica muy difícil, poder resistir las presiones de estos grandes imperios económicos.
Frente a esta situación, solo resta darnos cuenta de que nadie tiene la certeza del acomodo de las fichas para darse el lujo de cerrar el juego, hagamos un análisis objetivo y démonos cuenta de que, estamos a tiempo de enrumbar este país, integrando panameños que tengan visión de país, generando mayores oportunidades de empleo, recaudando mejor los impuestos y sobre todo, lo que pide la población panameña, garantizando la certeza del castigo, para todos, no solo para algunos.
Estoy confiado en que prevalecerá el criterio del estadista, que sabrá oportunamente tender los puentes necesarios para establecer un diálogo, que sabemos, no será fácil, pero se tiene que dar con el concurso de otras personas, que le están apostando a resolver la situación con habilidad, estrategia y análisis.
De veras, no queremos escuchar ¡se trancó el dominó! Porque al final nadie ganará.