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Salud e IVM de la CSS: raíces distintas, soluciones diferentes

Actualizado
  • 26/08/2024 23:00
Creado
  • 24/08/2024 15:13

Con satisfacción observamos que ha estado creciendo una masa crítica de académicos y líderes sociales - incluidos algunos del sector empresarial privado no rentista - que han ido apropiándose de determinadas ideas que en 1990 solamente un puñado muy reducidísimo de personas las enunciábamos para resolver los problemas que hoy se han convertido en crisis.

Por ejemplo, para aquella época era clave para nosotros la “variable” inversión productiva, segura y rentable de parte significativa de los fondos del programa IVM, aparte del tema de la necesidad de elevación de rendimientos obtenidos por los fondos depositados en el Banco Nacional. Era esto lo que resolvió durante más de 25 años de gestión desarrollista de la CSS el sustento financiero de las pensiones “generosas” que hoy entraron en crisis (Ver estudios de Araica, Gordón, Pinnock y Sam, 1987. Dirección de Planificación, CSS y Castillo Damián, 1990. Asamblea Nacional).

Sin embargo, hay una tarea que está pendiente en estos nuevos voceros de viejas propuestas a la problemática de la seguridad social, que no se agota en la CSS. Esa tarea clave, diríamos estructural, que no se ha terminado de comprender se refiere a que las medidas de solución a la crisis de las pensiones de vejez no exigen el divorcio de este seguro de vejez, invalidez y muerte (IMV) dentro de la Caja de Seguro Social, a diferencia del de enfermedad y maternidad en cuanto a la provisión de servicios. Así, es materialmente improbable alcanzar la solución de los endémicos males de la atención de salud ofrecidos por la CSS manteniendo dicha oferta dentro de esta entidad. Uno de los estudios que realizamos en el equipo de Planificación de esta institución (1986) nos permitió conocer con pelos y señales, el porqué de la resistencia a propuestas de esta índole, de parte de funcionarios de los sectores médicos y administrativo de la CSS. En términos del sociólogo Pierre Bourdieu, estos han creado un campo de intereses grupalmente mezquinos.

Muy probablemente, la primera reacción a este divorcio entre los servicios de prestaciones médicas y el seguro social, se interprete como que estos deberían pasar a ser parte del Minsa. Otros, afilarán sus colmillos asumiendo que se trataría de la cesión definitiva de este gran pastel de servicios a proveedores del sector privado. Para nosotros, la medida no se encamina a ninguna de las dos opciones. Más bien, se trataría de que suscite una fusión de todos los servicios públicos de atención de salud (Minsa-CSS), lo cual para su gestión tendría que emerger una institución pública y auténticamente autónoma con un carácter diametralmente distinto a lo existente tanto en Minsa como en la CSS; por lo tanto, alejadas de las prácticas asistencialistas y de la lógica de la mercantilización de la salud orientada hacia la atención de la enfermedad. Así como sucede constitucionalmente con la educación, la atención de salud se caracterizaría por ser gratuita y universal. Los asegurados, solamente tendrían que cotizar la parte que alimentan sus fondos de pensiones de vejez.

En el caso del Seguro Social, quienes lo poseen sienten que es natural que el Estado destine cuanto fondo sea necesario en caso de sus dificultades. Esto podría ser interpretado como una medida anticonstitucional por cuanto se destina recursos de toda la población del país a solamente un sector de esta, la que está asegurada y más aún, la que efectivamente tiene acceso a sus servicios, que son menos de lo que la norma jurídica y los tecnócratas y sus voceros señalan (Ver Pinnock, La Estrella de Panamá, 20/08/2024).

Desde el punto de vista organizacional, mantener dos grandes monstruos de problemas divergentes (IVM y prestaciones médicas) en una misma entidad, redunda en alta ineficiencia productiva y a la postre, se refleja en ineficiencia financiera. Es por esto por lo que, por ejemplo, una aseguradora no se funde con una industria de calzados o de palma aceitera, pero sí con otra aseguradora.

Como vemos, la vía de solución de la atención de salud en la CSS no está en más reformas de sus prestaciones médicas, que solo han demostrado apuntar hacia su esterilidad. Por lo contrario, está en el proceso de ir desprendiéndose de esta. Un primer paso, sin duda, sería la integración de los servicios médicos con el Minsa, mientras se fortalecen las estructuras de una nueva institución auténticamente autónoma por el bien común.

El autor es sociólogo, docente e investigador