Reflexiones para celebrar la Patria
- 04/11/2024 00:00
- 03/11/2024 12:36
A la luz (o a la sombra) de todo lo que celebramos durante este mes, con las dianas, desfiles, ceremonias innecesarias a lo largo y ancho del país en donde se realizan discursos vacíos y baladíes, ojalá podamos medir, dentro de poco tiempo, un cambio sustancial y significativo en el alma de la Patria El valor histórico de un acontecimiento no puede ser medido inmediatamente después de que ocurra. Muchos factores se consideran antes de que un evento o una serie de eventos en particular sean catalogados como momentos históricos de trascendencia. Por ejemplo, un factor a considerar es el impacto en el resto de la vida nacional. Otro es el interés de los historiadores en el estudio de las interioridades que llevaron al mencionado evento y las transformaciones que de ella derivó en el desarrollo futuro de la nación.
Al repasar las narraciones realizadas por algunos de nuestros más insignes cronistas e historiadores sobre los acontecimientos de 1903, ellos exploran la participación de los actores desde varios puntos de vista. Algunos detallan los riesgos que enfrentaron los independentistas y patriotas istmeños, con el fin de alcanzar los objetivos trazados. Algunas narraciones de ese momento histórico son ricas en detalles. Las conspiraciones e intrigas; las dudas e inseguridades. El cuestionamiento introspectivo de algunos de los próceres. La decisión de continuar. Todos los elementos y relatos hacen de los eventos de noviembre de 1903, páginas verdaderamente gloriosas en la agenda histórica nacional.
Otros que han examinado el escenario independentista de inicios del siglo pasado, arrojan dudas sobre las motivaciones de los involucrados; la interferencia extranjera, particularmente desde los centros de poder en Estados Unidos; y, como sabemos, la cuestionada participación de los que algunos consideran un funesto francés en todo el proceso.
El 18 de noviembre próximo también marca un aniversario de la firma de los Tratados de 1903 por el francés Philippe Bunau-Varilla. Cuando los patriotas panameños entendieron las ramificaciones de los tratados impuestos por el gobierno de Roosevelt, iniciaron su rechazo y cada generación después, hizo su parte para alcanzar la verdadera independencia. Cada evento histórico posterior, lo que Omar Torrijos llamó ‘lucha generacional’, se dio con el objetivo de consolidar finalmente lo actuado en 1903. Es por estas razones que creo firmemente que nuestra verdadera independencia se alcanza y consolida el 31 de diciembre de 1999, cuando, finalmente, los Estados Unidos abandonaron territorio panameño.
El sentido de Patria y la consolidación de este país como ente independiente, que diseña su progreso en beneficio de toda su población, desafortunadamente se debate hoy entre la corrupción, marcadas desventajas sociales y para mí, un futuro muy incierto de desarrollo y progreso subrayado por las fallas de nuestro sistema educativo, el pobre, pero decisivo papel que juegan los medios masivos de comunicación en el deterioro de nuestra identidad nacional y social y, la falta de políticas culturales definidas.
Eso es lo que nos tiene hoy discutiendo sobre cómo avanzar en temas como la salud financiera del Estado, la educación, la minería, el ambiente, etc.
Si las nuevas generaciones, los que hoy desfilan en saludo a la Patria, con sus lujosas vestimentas, instrumentos musicales, tambores y demás, no pueden medir o comprender el valor de lo que se obtuvo tan solo hace 25 años cuando gritamos soberanía total ese 31 de diciembre de 1999 y, mucho menos podrán medir y comprender las circunstancias históricas que permitieron alcanzar los logros obtenidos en 1903.
Eso me lleva a reconocer el valioso aporte que se hizo el 5 de noviembre de 1903 desde la provincia de Colón. En el reconocimiento que hoy se le hace a la ciudad y población de la provincia de Colón.
Colón no solo es la Zona Libre, no solo es la ciudad que algunos sufren en hermosos recuerdos y otros discriminan y hasta repugnan. La provincia de Colón tiene una extensión de 4,868 Km2 y, según los censos del 2020, sus habitantes suman 294.060 personas aproóximadamente. Tiene un potencial de desarrollo que puede dar réditos y oportunidades que, bien administradas y distribuidas, darán a ese noble pueblo lo que merece y lo sumará íntegramente a los esfuerzos de desarrollo de la nación.
A la luz (o a la sombra) de todo lo que celebramos durante este mes, con las dianas, desfiles, ceremonias innecesarias a lo largo y ancho del país en donde se realizan discursos vacíos y baladíes, ojalá podamos medir dentro de poco tiempo, un cambio sustancial y significativo en el alma de la Patria. Ver este tiempo como un momento crucial que cambió nuestro destino para bien y para enfrentar los retos que este siglo XXI nos propone. Que tengamos, población y autoridades, la valentía para realizar los correctivos estructurales y culturales necesarios y entonces marcar ese esfuerzo como un hecho significativo en las páginas históricas de la nación.
El valor histórico de un acontecimiento no puede ser medido inmediatamente después de que ocurra. Muchos factores se consideran antes de que un evento o una serie de eventos en particular sean catalogados como momentos históricos de trascendencia. Por ejemplo, un factor a considerar es el impacto en el resto de la vida nacional. Otro es el interés de los historiadores en el estudio de las interioridades que llevaron al mencionado evento y las transformaciones que de ella derivó en el desarrollo futuro de la nación.
Al repasar las narraciones realizadas por algunos de nuestros más insignes cronistas e historiadores sobre los acontecimientos de 1903, ellos exploran la participación de los actores desde varios puntos de vista. Algunos detallan los riesgos que enfrentaron los independentistas y patriotas istmeños, con el fin de alcanzar los objetivos trazados. Algunas narraciones de ese momento histórico son ricas en detalles. Las conspiraciones e intrigas; las dudas e inseguridades. El cuestionamiento introspectivo de algunos de los próceres. La decisión de continuar. Todos los elementos y relatos hacen de los eventos de noviembre de 1903, páginas verdaderamente gloriosas en la agenda histórica nacional.
Otros que han examinado el escenario independentista de inicios del siglo pasado, arrojan dudas sobre las motivaciones de los involucrados; la interferencia extranjera, particularmente desde los centros de poder en Estados Unidos; y, como sabemos, la cuestionada participación de los que algunos consideran un funesto francés en todo el proceso.
El 18 de noviembre próximo también marca un aniversario de la firma de los Tratados de 1903 por el francés Philippe Bunau-Varilla. Cuando los patriotas panameños entendieron las ramificaciones de los tratados impuestos por el gobierno de Roosevelt, iniciaron su rechazo y cada generación después, hizo su parte para alcanzar la verdadera independencia. Cada evento histórico posterior, lo que Omar Torrijos llamó ‘lucha generacional’, se dio con el objetivo de consolidar finalmente lo actuado en 1903. Es por estas razones que creo firmemente que nuestra verdadera independencia se alcanza y consolida el 31 de diciembre de 1999, cuando, finalmente, los Estados Unidos abandonaron territorio panameño.
El sentido de Patria y la consolidación de este país como ente independiente, que diseña su progreso en beneficio de toda su población, desafortunadamente se debate hoy entre la corrupción, marcadas desventajas sociales y para mí, un futuro muy incierto de desarrollo y progreso subrayado por las fallas de nuestro sistema educativo, el pobre, pero decisivo papel que juegan los medios masivos de comunicación en el deterioro de nuestra identidad nacional y social y, la falta de políticas culturales definidas.
Eso es lo que nos tiene hoy discutiendo sobre cómo avanzar en temas como la salud financiera del Estado, la educación, la minería, el ambiente, etc.
Si las nuevas generaciones, los que hoy desfilan en saludo a la Patria, con sus lujosas vestimentas, instrumentos musicales, tambores y demás, no pueden medir o comprender el valor de lo que se obtuvo tan solo hace 25 años cuando gritamos soberanía total ese 31 de diciembre de 1999 y, mucho menos podrán medir y comprender las circunstancias históricas que permitieron alcanzar los logros obtenidos en 1903.
Eso me lleva a reconocer el valioso aporte que se hizo el 5 de noviembre de 1903 desde la provincia de Colón. En el reconocimiento que hoy se le hace a la ciudad y población de la provincia de Colón.
Colón no solo es la Zona Libre, no solo es la ciudad que algunos sufren en hermosos recuerdos y otros discriminan y hasta repugnan. La provincia de Colón tiene una extensión de 4,868 Km2 y, según los censos del 2020, sus habitantes suman 294.060 personas aproóximadamente. Tiene un potencial de desarrollo que puede dar réditos y oportunidades que, bien administradas y distribuidas, darán a ese noble pueblo lo que merece y lo sumará íntegramente a los esfuerzos de desarrollo de la nación.
A la luz (o a la sombra) de todo lo que celebramos durante este mes, con las dianas, desfiles, ceremonias innecesarias a lo largo y ancho del país en donde se realizan discursos vacíos y baladíes, ojalá podamos medir dentro de poco tiempo, un cambio sustancial y significativo en el alma de la Patria. Ver este tiempo como un momento crucial que cambió nuestro destino para bien y para enfrentar los retos que este siglo XXI nos propone. Que tengamos, población y autoridades, la valentía para realizar los correctivos estructurales y culturales necesarios y entonces marcar ese esfuerzo como un hecho significativo en las páginas históricas de la nación.