Proyecto de ley de la CSS: el retrato de intereses en pugna
- 26/11/2024 01:59
- 25/11/2024 18:45
El primer debate en la Asamblea de diputados sobre el proyecto de ley que busca reformar la CSS ha seguido mostrando un hecho que muchos ya comienzan a entender y muchos otros a ignorar y hasta temer, a saber, que el proyecto de marras no es otra cosa que la sublimación de los intereses que está dispuesto a imponer a toda costa un sector de la clase empresarial privada local y extranjera en perjuicio de las demás clases trabajadoras y hasta de las demás clases empresariales que no se implicarían en dicho proyecto para ser beneficiadas. A la postre, estamos hablando de la existencia de una lucha frontal entre intereses de unas clases sociales que se anteponen a los de otras clases, donde el beneficio de unas necesariamente opera con base en el perjuicio de otras.
¿De cuáles clases y sectores de clases estamos hablando? De un lado, las que se ven retratadas favorablemente en el anteproyecto, tales son, las que viven de la explotación económica social en el mundo financiero, a saber, el capital financiero (banqueros, aseguradoras, financieras y demás especuladores acostumbrados a enriquecerse con los ahorros producidos por otros). Esto en lo concerniente a lo que plantea el proyecto de ley para el programa de IVM. Para lo relativo a las prestaciones médicas, dicho documento orienta todos los beneficios hacia los grupos del complejo médico industrial (farmacéutico y de insumos médicos). En ambos casos, todos asociados con el capital financiero internacional.
El propio presidente, consciente o inconscientemente, fue enfático al afirmar de dónde viene el impulso determinante de tales propuestas de reformas. Sí, así como se lee, el señor Mulino aseveró en su ronda periodística del jueves pasado que: “Esto no es un pedido mío ni del gobierno, es un pedido de salvar la columna vertebral de nuestro sistema financiero nacional” (Mulino, 21/11/2024). Afirmar esto es expresar que en efecto ese pedido ha sido atendido por el gobierno que, ya dijimos anteriormente, es 100% empresa privada exclusivamente beneficiada por el anteproyecto. Por lo contrario, sin afirmarlo se deduce de lo dicho que el pedido de los que representan la columna vertebral del sistema social y económico nacional-las clases trabajadoras y pequeños empresarios no financieros- no son los que atiende este gobierno.
De acuerdo con lo que se escuchó en uno de los medios televisivos nacionales, el mandatario enfatizó que el objetivo no es privatizar los fondos, sino administrarlos de manera más eficiente para obtener mayores rendimientos (www.tvn-2.com/nacionales/jose-raul-mulino-reformas-a-la-css-caja-de-seguro-social/21/11/2024). Bueenoo, si esto mismo es lo que hemos advertido desde hace más de tres décadas en foros diversos y medios de prensa. Desde 1982, los sectores más especuladores del capital financiero han hecho todo lo pertinente para que se crearan las condiciones que han ido conduciendo hacia sus negocios los fondos depositados en la CSS. La idea del Estado como mal administrador la han vendido y difundido, a tal punto que afirman, cual falsedad, que las inversiones efectuadas por la propia CSS directamente, no a través de banqueros, son contraproducentes. Lo que no se dice es que los distintos administradores de esta institución han imprimido esa política de ineficiencia, precisamente para que desconfiemos de ella y sea más viable la entrega de los fondos aportados por los trabajadores del país a los mercaderes de pensiones/jubilaciones y productos farmacéuticos.
¿Quiénes han compuesto las instituciones estatales y particularmente la CSS desde 1982 cuando se desmanteló su capacidad de invertir autónomamente? Pues los mismos grupos supeditados o representativos del capital financiero. Estos mismos son los que hoy dicen en boca de su presidente y de todo un coro de agoreros a sueldo, que la única manera de que los rendimientos (ganancias) de la CSS sean más altos es entregándoselos a sus empresas financieras. Fíjense que no hay tales diferencias entre los directivos de la CSS afiliados a un partido y a otro. No reconocerlo nos pone a pelearnos pueblo de un partido con pueblo de otro partido. La sustancia de este proyecto, a fin de cuentas, tiene que ver más con darle oxígeno, pero mucho más oxígeno, al empresariado de los grandes negocios financieros y del complejo médico industrial internacional y local, que con salvar a la CSS y a sus asegurados.
*El autor es sociólogo. Ex planificador de seguridad social