Profanación del sacramento eucarístico; la pérdida de la sacralidad
- 09/12/2024 00:00
- 08/12/2024 05:37
Vivimos tiempos donde una corriente modernista y cristianos “progresistas”, se han estado infiltrando en la jerarquía y desde adentro, promueven una agenda de cambio en la doctrina, la liturgia y ritos sagrados de los apóstoles.
Después del Concilio Vaticano Segundo, la teología de la liberación, una doctrina que promueve un Evangelio en clave marxista, tomó alas y junto con otros movimientos secularistas y de falso ecumenismo, han estado forjando una nueva teología antropocéntrica, donde se minimiza a Jesucristo como centro del mensaje, postulando al hombre en su lugar.
Es como una cruz, sin poste vertical hundido en tierra y apuntando hacia Dios. Sin este soporte, que es Cristo, no hay sustentación para el travesaño horizontal que representa al hombre. Es la estrategia del caballo de Troya.
Este movimiento eclesial ha crecido con la ayuda de algunos en la jerarquía, constituidos en el motor del cambio de esta corriente.
El argumento de estos prelados es que la iglesia se tiene que modernizar; cambiar, para lograr nuevos fieles. Se aprueba que los sacerdotes puedan bendecir a parejas del mismo sexo.
También se promueve una teología indigenista, celebrando ritos junto a chamanes adoradores del sol y la Pachamama. En estos cultos no se menciona a Jesucristo. Estas no son celebraciones culturales; son cultos de adoración, con el rostro en tierra por parte de los originarios.
La masonería también forma parte fundamental de estos cambios, con cardenales que siguen ese camino, a pesar que el código canónico establece que los masones no pueden formar parte de la jerarquía de la Iglesia.
La doctrina central del Evangelio y la tradición no se pueden cambiar; la verdad es inmutable y esto es del dominio común del cristiano. Con mucha más razón lo conoce a plenitud uno que ha estudiado teología y, sin embargo, los prelados progresistas asisten a estos cultos, reafirmando así la aceptación de ritos sincretistas que producen escándalo y división, en la comunidad de fieles católicos.
Igualmente, grave es el abuso del poder de aquellos obispos y cardenales, que amenazan a sacerdotes o a cualquiera que ose denunciar o criticar sus acciones.
Veamos la dolorosa realidad que esta nueva agenda de cambio y modernismo está produciendo en nuestras iglesias y comunidades. Estos son algunos de los actos sacrílegos que pueden ser verificados en redes sociales. La mayoría representa una profanación y un insulto a la Eucaristía y a la misa, que clama por un desagravio. Estos son los frutos del cambio:
1.Papa frita en la lengua simulando la comunión.
Gobernadora Gretchen Whitmer en Michigan usa las redes sociales, para burlarse de la Eucaristía.
2. Dios tiene vagina
Madrid, España, la alcaldesa Manuela Carmena se burla de la Semana Santa con esta obra teatral (Si se le puede llamar así a esta blasfemia)
3. La Pachamama en la iglesia Santa María de Roma
Entronizada en iglesia del Vaticano, al lado del Santísimo, con el beneplácito del papa Francisco, quien pide perdón porque unos facinerosos, robaron la imagen de la Pachamama.
4. La Eucaristía entregada al párroco en un dron, en Sao Paulo, Brasil.
5. Pachamama en Emaús (Centro de retiros espirituales, aquí en Panamá) Con oraciones al dios sol y la Pachamama por un chamán y la presencia de la jerarquía de la iglesia católica.
6. La virgen come gallina en la catedral metropolitana de Panamá.
Un supuesto “arte” pictográfico gigante, con imágenes al desnudo, que de alguna manera pretende representar a la Santísima Virgen María.
Vergüenza, escándalo y desacralización.
7. Monjas comiendo papas fritas en la comunión.
Anuncio publicitario en Italia.
8. La misa de la mariguana en Madrid, España.
Dos monaguillos ponen mariguana en el incensario gigante que se desplaza por el pasillo de la iglesia. Esto lo llevan a cabo, como broma.
9. Sacerdotes celebran misa vestidos de payasos en Argentina.
Misa desacralizada por sacerdotes vestidos como payasos y animales.
10. Nuevos ritos de la misa aprobados: rito maya y rito de Zaire.
Como fieles laicos, nos toca denunciar todos los actos que consideremos opuestos al Evangelio y la doctrina, sin señalizar, pero firmes en nuestra posición de rechazo por las ofensas. Estos hechos, sin una condenación y actos de desagravio, se constituyen en una permisiva confesión. Apoyemos a los presbíteros que se resisten a esta cultura del todo vale, porque es un abuso de la inculturación del Evangelio. No podemos mirar para otro lado ante este relativismo moral. Estos escándalos no deben ser motivo para abandonar la Iglesia. Oremos por los obispos, por el papa y toda la jerarquía, para que se adhieran a la luz de la verdad y la guía del Espíritu Santo.
Termino este documento con el Salmo 80, porque nos habla Jesús en tiempos de Moisés:
“Oye pueblo mío, yo atestiguo contra ti,
¡Ojalá me escuchases Israel!
No tendrás ningún dios extraño.
No adorarás ningún dios extranjero.
Yo, el Señor, soy tu Dios.
Te hice subir de la tierra de Egipto.
Pero mi pueblo no escuchó mi voz.
Israel no quiso obedecer.
Por eso los entregué a su obstinación
Para que se dejasen llevar por sus caprichos.
¡Ojalá mi pueblo me escuchara,
e Israel siguiera mis caminos!
Yo sometería a sus adversarios en un instante
y volvería mi mano contra sus opresores.
Los enemigos del Señor tendrían que adularlo,
y ese sería su destino por siempre;
yo alimentaría a mi pueblo con lo mejor del trigo
y lo saciaría con miel silvestre”.