‘Phubbing’, celulares y uso excesivo
- 17/04/2025 00:00
No más se escucha “Sácame del bolsillo” o cualquier otro ringtone, se contesta la llamada, aunque mucho tiempo atrás, hablar por teléfono era un lujo, pues no todos los hogares tenían teléfonos fijos; había que esperar ir a casa o al trabajo para recibir o hacer llamadas, y los teléfonos públicos eran la clave. Por RPC radio o TV, se enteraban de las noticias, mientras que para comunicarse con los amigos o familiares había que enviar cartas o postales por correo, y además, eran usuales los libros y agendas de teléfonos y las mesitas de teléfono en los hogares.
Lo anterior cambió y desapareció la telefonía fija en los hogares, y hoy por hoy, el celular forma parte de la vida de las personas, se interactúa con él diariamente, es la alarma que nos despierta y es lo primero que vemos en la mañana y lo último que vemos al acostarnos, y es el compañero inseparable.
Con el invento del celular, surgido en 1973 por el ingeniero de Motorola, Martin Cooper, y con el celular de mano en 1983, llega la comunicación inmediata por teléfono, y su aspecto de ladrillo, como sus funciones, han ido variando.
El término teléfono es la unión de dos palabras griegas: tele (lejos) y phoné (sonido), el cual fue inventado hace mucho tiempo, mientras que teléfono celular se entiende como un “aparato portátil de un sistema de telefonía celular” (teléfono que está conectado a una red inalámbrica, RAE).
Ahora bien, el uso del celular conlleva un uso responsable y correcto, pues su uso indebido trae consecuencias legales cuando se afecta la intimidad o el patrimonio, pero también su uso excesivo conduce a la dependencia, adicción y afecta las relaciones interpersonales. Así, su uso desmedido trae fatiga ocular, rigidez en las manos o dedos, es causa de accidentes por el peatón (zombi o snombie) que camina o cruza la calle desconectado con su celular; además de que pueda convertirse en nomófobo o phubber. Quizás habría que preguntarse, ¿tenemos algo de nomofobia? ¿Quién no se ha sentido agobiado porque dejó el celular en casa o se le acabó la batería? Pero situación distinta es el miedo irracional a estar sin celular o a estar incomunicado sin internet, que es una tecnoenfermedad, una adicción que provoca ansiedad, hasta malestares físicos como sudoración y palpitaciones (Garrido), pero tampoco hay que confundirlo con quienes, en actitudes sospechosas cuando están con su pareja, no pierden de vista su celular y lo llevan a todos lados.
Y en cuanto a phubbing, no es más que ignorar a alguien con quien estás, no prestarle atención por estar con el celular o cualquier otro dispositivo tecnológico. Es un término que proviene de Australia (2009) y es un neologismo que surge de dos palabras inglesas: phone, que significa teléfono, y snubbing, despreciar, desairar o ninguneo. Phubbing, también llamado ningufoneo, es otra adicción al celular que afecta las relaciones en el ámbito laboral, porque hay personas que no sueltan su celular, por lo que ha sido necesario la adopción de políticas de uso, limitándose a situaciones de emergencia y a mantenerse en modalidad silencio.
Por lo que respecta a las relaciones de pareja, el uso desmedido del celular se ha convertido en un enemigo, no solo por lo desagradable que resulta ser que la pareja (phubber) llegue a casa y no suelte el celular cuando conversan, está en la mesa o en la cama, sino también porque provoca a la víctima (phubbee) ansiedad, frustración, depresión, estrés o inclusive la terminación de la relación, porque hay una ausencia de comunicación e intimidad por querer estar pendiente de manera continua con el celular.
De igual forma, el Phubbing afecta las relaciones familiares de hijos a padres y viceversa, y las reuniones en casa o restaurantes en las que el celular ha invadido lo familiar y es un obstáculo en la comunicación familiar. Y se pregunta, ¿dónde va el celular en la mesa? Lo cierto es que es de mala educación colocarlo en la mesa; debe quedar apagado o en modo silencio, y contestarlo solo cuando se trate de llamadas urgentes.
Y respecto a los adolescentes y niños, tiene impacto en las habilidades sociales y de comunicación para interactuar con los demás, menor empatía, afecta su rendimiento escolar, tiene impacto en el ámbito psicológico, provocando ansiedad o desconexión con la realidad.
En resumen, ignorar a las personas por estar pendiente del celular es un síntoma de mala educación y es un gesto de desprecio, aunque se haya normalizado, por lo que es necesario establecer pautas para el uso correcto y adecuado de este dispositivo, en particular cuando se está en familia, fijando un horario, limitando llevarlo a la mesa, entre otros, a fin de detener el síndrome del phubbing.