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¿Otros caminos que llevan al mismo entreguismo?

Actualizado
  • 13/07/2024 00:00
Creado
  • 12/07/2024 12:44

Las relaciones entre Panamá y Estados Unidos nos han dejado históricamente, un sabor agridulce. Más agrio que dulce. Muy parecido esto, a la relación que existe entre un hermano mayor (bastante abusivo) y el menor (bastante pasivo) Así pues, este “hermano mayor” sería la nación de Estados Unidos. Luego, digamos que la mente que rige a este hermano mayor es, propiamente, el gobierno estadounidense. Entendamos entonces, que Panamá sería su hermanito menor. Ahora bien, este hermano mayor no anda bien de la cabeza. Es bastante neurótico, eventualmente psicótico y adicto al poder. Cada cierto tiempo, por una reacción estereotipada, le entra a puñetazos y patadas a su hermano menor, a quien, dicho sea de paso, le lleva más de diez años. Y así ha sido, desde que el mayor se dispuso a “proteger y ayudar” al menor, de los otros hermanos.

El pueblo americano tiene muchas cosas buenas: ciencia, salud, seguridad, educación, música, deporte etc. Y su gobierno, tiene tres características muy positivas: da valor a las personas inteligentes, sabe dónde ponerlas y cómo utilizarlas. Nosotros los latinoamericanos, especialmente los panameños, tenemos la pésima costumbre de poner en los altos cargos a los que “mejor nos caen”. Todo esto, sin considerar capacidad, experiencia ni preparación. Semejante problema de madurez social hace que no podamos controlar la corrupción en ninguna de sus instancias (familiar, laboral, social o política)

Siguiendo esa línea, debo referirme a la muy desafortunada y triste intervención del legislador Barboni y su “lista de diputados amigos de Estados Unidos”. Mucho peor aún, la forma tan patética en que “defendió” semejante infortunio. Confieso que al inicio sentí una terrible mezcla de ira, lástima, vergüenza ... dolor panameño. Dolor por los mártires del 9 de enero, por el suceso de la tajada de sandía, y una tristeza profunda por los miles de muertos que dejó la invasión. Sin embargo, viendo a este diputado tan joven, entendí claramente por qué los gobiernos que siguieron a la invasión mostraron especial empeño en eliminar materias como Relaciones de Panamá con los Estados Unidos y Cívica. Porque el pueblo que olvida lo más difícil de su propia historia, estará por siempre condenado a tener amo. Entiéndase, jamás podrá desarrollarse.

¿Qué espera Barboni, hermanarnos a Puerto Rico? Digamos que esto pasa, y llegamos al punto de las relaciones más “óptimas” de nuestra historia con el gigante del norte. ¿Acaso lamiendo la bota, evitaremos que nos vuelva a patear? ¡Qué lógica más triste y denigrante! En su discurso manifiesta profunda inmadurez política. Partiendo de la utilización del término “amigo” en lugar de “aliado” (caso tal). Luego, por lo de “aprender de ellos”. Él, como diputado, debería aprender de nuestro pueblo, de sus necesidades, injusticias, inequidades, virtudes, logros, carencias y sueños. Qué acto más ridículo y triste para cualquier político de cualquier parte del mundo. ¿Pedir apoyo e instrucción, y de esa forma, a políticos extranjeros para que “le enseñen cómo gobernar”? Digo, eso es algo que, si acaso estaría de moda en los tiempos de Felipe Bunau Varilla.

En esos puestos, necesitamos personas que lleguen sabiendo y den soluciones, no que vayan a aprender. Tal es el problema de elegir políticos tan jóvenes. Cuando una persona llega a un cargo alto en la política debe tener formación, experiencia y sobre todo orgullo cívico. No ir a pedirle apoyo, recursos o tutoría a otros países. Estados Unidos es un país grande y su problema es seguir siéndolo. Nuestro problema es dejar de ser “pequeños”. Entiéndase política, social y económicamente inmaduros. Dicho de otra forma, desarrollarnos. Algo que solo se logra de adentro hacia fuera, produciendo. No de afuera hacia dentro, imitando. Veámoslo mejor en el ejemplo anterior, el hermano menor se desarrollará por un proceso orgánico interno, que no es fácil y genera dolores de crecimiento. El solo hecho de utilizar la ropa de su hermano mayor, no lo hará desarrollarse. Es más, lo haría ver ridículo en todo el barrio. La democracia panameña lleva mucho tiempo, esfuerzo y sangre buscando su identidad político-social. Sin embargo, cada vez que aparece un político hablando de semejante forma, sufrimos una terrible regresión, un total retroceso.

El autor es ingeniero en sistemas