Nuestro valor geoestratégico y la política exterior que necesitamos
- 09/03/2025 00:00
- 07/03/2025 23:59
Panamá debe desarrollar una estrategia para defender su soberanía y enfrentar con éxito cualquier intento de EE.UU. de hacerse con el control del canal Ahora que enfrentamos una ofensiva de parte de Estados Unidos para quitarnos nuestro canal y posicionarse estratégicamente en nuestro territorio, como parte de su estrategia global para recuperar el unilateralismo perdido y dominar el continente; es obligatorio que reflexionemos sobre nuestro valor geoestratégico y la necesidad de blindarnos, en lo posible, con una política exterior efectiva.
Comencemos recordando que, a lo largo de nuestra historia, hemos sido una codiciada franja de tierra que nos ha enfrentado con el coloso del norte, trayendo —en varias ocasiones— dolor y sufrimientos a nuestra población. Y eso, aunque para cada intervención hayan esgrimido diversas razones, es porque nuestra posición geográfica ha sido —desde siempre— estratégica para el comercio y para los intereses geoestratégicos de Estados Unidos.
Ese valor geoestratégico se caracteriza principalmente por tres razones: nuestra ubicación central en una de las rutas mundiales más importantes; nuestro sistema logístico, que incluye el canal, puertos y aeropuertos y; nuestra industria marítima, su sector bancario y las ventajas que ofrece nuestro sistema financiero.
En este complejo contexto, para defender nuestra soberanía, economía y Canal de Panamá frente a cualquier presión de EE.UU. necesitamos una política exterior inteligente, diversificada y, sobre todo, basada en el multilateralismo.
Para tal efecto —como he señalado antes—, será fundamental conformar un equipo negociador competente y unido, evitando divisiones internas que puedan ser explotadas. Y no perdamos de vista, ni por un instante, que negociar con una superpotencia (ellos) y un país pequeño (nosotros) presenta desafíos únicos debido a la gran asimetría de poder.
Necesitamos seleccionar negociadores con experiencia, conocimiento del tema y habilidades de comunicación. Mantenernos informados y contar con todo el respaldo político y los recursos que hagan falta, para definir una estrategia de negociación flexible, lo cual implica estar preparados —sin entregar nuestra soberanía— para adaptar la estrategia —sacando el mayor provecho— a medida que avance la negociación y surjan nuevos desafíos. Veamos algunas estrategias recomendables.
Lo primero —y más importante— es fortalecer nuestros lazos con otras potencias y bloques económicos, a saber: estrechar los lazos con la Unión Europea, obteniendo mayor cooperación en comercio, seguridad marítima y derechos humanos; mantener relaciones comerciales estratégicas con China sin ceder en asuntos de soberanía; fortalecer nuestra participación en la CELAC, Mercosur y la Alianza del Pacífico para que nuestro país tenga respaldo regional y; tener mayor protagonismo en la ONU, la OEA y la OMC para denunciar cualquier intento de presión externa.
Por otro lado, para contrarrestar los posibles argumentos de EE.UU. sobre su seguridad nacional o lucha contra el narcotráfico, es recomendable que: desarrollemos un blindaje diplomático, ratificando en el Consejo de Seguridad de la ONU —como lo hicimos en el pasado—, y en la OEA, que el Canal es de uso neutral e independiente; reforcemos acuerdos con potencias no alineadas para que respalden la soberanía panameña en caso de presión estadounidense y; garanticemos la seguridad del Canal con tecnología avanzada, evitando así que EE.UU. argumente la necesidad de “protegerlo”.
No menos importante es que fortalezcamos nuestra independencia económica y comercial para contrarrestar las posibles sanciones o restricciones comerciales como arma de presión. Intentemos reducir la dependencia del dólar, explorando acuerdos comerciales en otras monedas fuertes, como ya han llevado a cabo otros países; ampliemos nuestra red de tratados de libre comercio con Asia, África y Europa para evitar sanciones económicas; seamos un Hub Financiero global con regulaciones independientes y diversificación de inversiones.
Finalmente, está la necesidad de fortalecer la diplomacia pública y buscar el apoyo de la opinión internacional. Para ello será necesario desarrollar de forma simultánea los siguientes cuatro procesos: una estrategia de comunicación internacional, lo cual implica controlar la narrativa en medios internacionales, resaltando nuestro derecho soberano; desmentir campañas de desinformación, si EE.UU. argumenta que la seguridad del canal está en riesgo; utilizar las redes sociales y medios digitales para difundir información (campañas y videos) sobre el éxito panameño en la gestión del canal y su estabilidad.
En este contexto, la movilización de la comunidad panameña en el extranjero juega un papel clave en la defensa de la soberanía del canal. A ese nivel podríamos: organizar protestas pacíficas y foros en ciudades estratégicas como Washington, Nueva York, Bruselas y Ginebra; contactar a congresistas y senadores en EE.UU. que apoyen la soberanía panameña; crear grupos de presión en organismos internacionales como la ONU y la OEA y; realizar actos en distintas embajadas panameñas celebrando nuestra soberanía.
Será crucial movilizar la opinión pública global, a fin de generar simpatía y respaldo internacional llevando a cabo: campañas con líderes mundiales de opinión que apoyen la causa panameña; desarrollando y difundiendo documentales y películas sobre la lucha de Panamá por el canal y su importancia estratégica, y; utilizar las redes sociales y plataformas digitales para viralizar mensajes de soberanía y autodeterminación.
Al final, la clave para defender nuestra soberanía y enfrentar con éxito cualquier intento de EE.UU. de hacerse con el control de nuestro canal, es desarrollar una estrategia que combine diplomacia fuerte, diversificación económica, seguridad reforzada y movilización nacional e internacional.
El autor en médico
Ahora que enfrentamos una ofensiva de parte de Estados Unidos para quitarnos nuestro canal y posicionarse estratégicamente en nuestro territorio, como parte de su estrategia global para recuperar el unilateralismo perdido y dominar el continente; es obligatorio que reflexionemos sobre nuestro valor geoestratégico y la necesidad de blindarnos, en lo posible, con una política exterior efectiva.
Comencemos recordando que, a lo largo de nuestra historia, hemos sido una codiciada franja de tierra que nos ha enfrentado con el coloso del norte, trayendo —en varias ocasiones— dolor y sufrimientos a nuestra población. Y eso, aunque para cada intervención hayan esgrimido diversas razones, es porque nuestra posición geográfica ha sido —desde siempre— estratégica para el comercio y para los intereses geoestratégicos de Estados Unidos.
Ese valor geoestratégico se caracteriza principalmente por tres razones: nuestra ubicación central en una de las rutas mundiales más importantes; nuestro sistema logístico, que incluye el canal, puertos y aeropuertos y; nuestra industria marítima, su sector bancario y las ventajas que ofrece nuestro sistema financiero.
En este complejo contexto, para defender nuestra soberanía, economía y Canal de Panamá frente a cualquier presión de EE.UU. necesitamos una política exterior inteligente, diversificada y, sobre todo, basada en el multilateralismo.
Para tal efecto —como he señalado antes—, será fundamental conformar un equipo negociador competente y unido, evitando divisiones internas que puedan ser explotadas. Y no perdamos de vista, ni por un instante, que negociar con una superpotencia (ellos) y un país pequeño (nosotros) presenta desafíos únicos debido a la gran asimetría de poder.
Necesitamos seleccionar negociadores con experiencia, conocimiento del tema y habilidades de comunicación. Mantenernos informados y contar con todo el respaldo político y los recursos que hagan falta, para definir una estrategia de negociación flexible, lo cual implica estar preparados —sin entregar nuestra soberanía— para adaptar la estrategia —sacando el mayor provecho— a medida que avance la negociación y surjan nuevos desafíos. Veamos algunas estrategias recomendables.
Lo primero —y más importante— es fortalecer nuestros lazos con otras potencias y bloques económicos, a saber: estrechar los lazos con la Unión Europea, obteniendo mayor cooperación en comercio, seguridad marítima y derechos humanos; mantener relaciones comerciales estratégicas con China sin ceder en asuntos de soberanía; fortalecer nuestra participación en la CELAC, Mercosur y la Alianza del Pacífico para que nuestro país tenga respaldo regional y; tener mayor protagonismo en la ONU, la OEA y la OMC para denunciar cualquier intento de presión externa.
Por otro lado, para contrarrestar los posibles argumentos de EE.UU. sobre su seguridad nacional o lucha contra el narcotráfico, es recomendable que: desarrollemos un blindaje diplomático, ratificando en el Consejo de Seguridad de la ONU —como lo hicimos en el pasado—, y en la OEA, que el Canal es de uso neutral e independiente; reforcemos acuerdos con potencias no alineadas para que respalden la soberanía panameña en caso de presión estadounidense y; garanticemos la seguridad del Canal con tecnología avanzada, evitando así que EE.UU. argumente la necesidad de “protegerlo”.
No menos importante es que fortalezcamos nuestra independencia económica y comercial para contrarrestar las posibles sanciones o restricciones comerciales como arma de presión. Intentemos reducir la dependencia del dólar, explorando acuerdos comerciales en otras monedas fuertes, como ya han llevado a cabo otros países; ampliemos nuestra red de tratados de libre comercio con Asia, África y Europa para evitar sanciones económicas; seamos un Hub Financiero global con regulaciones independientes y diversificación de inversiones.
Finalmente, está la necesidad de fortalecer la diplomacia pública y buscar el apoyo de la opinión internacional. Para ello será necesario desarrollar de forma simultánea los siguientes cuatro procesos: una estrategia de comunicación internacional, lo cual implica controlar la narrativa en medios internacionales, resaltando nuestro derecho soberano; desmentir campañas de desinformación, si EE.UU. argumenta que la seguridad del canal está en riesgo; utilizar las redes sociales y medios digitales para difundir información (campañas y videos) sobre el éxito panameño en la gestión del canal y su estabilidad.
En este contexto, la movilización de la comunidad panameña en el extranjero juega un papel clave en la defensa de la soberanía del canal. A ese nivel podríamos: organizar protestas pacíficas y foros en ciudades estratégicas como Washington, Nueva York, Bruselas y Ginebra; contactar a congresistas y senadores en EE.UU. que apoyen la soberanía panameña; crear grupos de presión en organismos internacionales como la ONU y la OEA y; realizar actos en distintas embajadas panameñas celebrando nuestra soberanía.
Será crucial movilizar la opinión pública global, a fin de generar simpatía y respaldo internacional llevando a cabo: campañas con líderes mundiales de opinión que apoyen la causa panameña; desarrollando y difundiendo documentales y películas sobre la lucha de Panamá por el canal y su importancia estratégica, y; utilizar las redes sociales y plataformas digitales para viralizar mensajes de soberanía y autodeterminación.
Al final, la clave para defender nuestra soberanía y enfrentar con éxito cualquier intento de EE.UU. de hacerse con el control de nuestro canal, es desarrollar una estrategia que combine diplomacia fuerte, diversificación económica, seguridad reforzada y movilización nacional e internacional.