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Notas sueltas durante la transición

Actualizado
  • 20/05/2024 00:00
Creado
  • 18/05/2024 14:19

Los retos son significativos y, en términos generales, solo hay que voltear la mirada para darnos cuenta que las cosas no han mejorado y que las últimas tres administraciones no han servido bien a este país [...]

El presidente electo presentó el jueves pasado a la mayoría de sus ministros designados. Personas muy exitosas del quehacer nacional y muy bien preparadas. Con tantos años de sobresaltos políticos, legales y sociales que han afectado sobremanera el bienestar y la calidad de vida de todos, la esperanza de que vengan tiempos mejores, con el concurso de este equipo de trabajo, es lo natural.

Los retos son significativos y, en términos generales, solo hay que voltear la mirada para darnos cuenta de que las cosas no han mejorado y que las últimas tres administraciones no han servido bien a este país, muy a pesar de las imágenes publicitarias y el espejismo de mejores tiempos. Eso implica que hay que redoblar e intensificar los esfuerzos si en realidad queremos que las amenazas a la paz social disminuyan.

Para subrayar lo expuesto, comparto un extracto de un artículo que publiqué en la transición entre gobiernos en el año 2009 y que dibuja el estado de la situación de entonces: “En febrero de 2006, en Nueva York, las Naciones Unidas (ONU) auspició la conferencia titulada “Crisis of Governance: The International Stake in Sustaining Democracy in Latin America”. El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, participó refiriéndose a la conexión entre crecimiento económico y “males sociales”. Señaló que América Latina ha alcanzado grandes avances en términos de libertades y que esto sentaba las bases para el crecimiento económico necesario”. “En la misma conferencia, Louise Fréchette, la entonces subsecretaria general de las Naciones Unidas, señaló: “América Latina sigue siendo la región más desigual del mundo” y que “un aumento en la violencia y el crimen, ligado por algunos observadores a las inequidades y debilidades del estado, representa no solo una amenaza a los ciudadanos, sino también al crecimiento ...” .

Quince años después de ese artículo y 18 después de la conferencia de la ONU, los organismos internacionales que llevan cuentas informan de que la región latinoamericana “alberga países con una desigualdad de ingresos extremadamente alta, como Brasil, Colombia, Guatemala, Panamá y Honduras”. Igualmente puntualizan la pobreza y la violencia como amenazas persistentes a la paz social y al desarrollo.

Entender la profundidad de estos temas y sus repercusiones si no se atienden, es de suma importancia para los nuevos encargados de la administración del Estado. La población parece haber asumido con serenidad los resultados del 5 de mayo y eso da pie a iniciar con determinación el trabajo a partir del 1 de julio venidero.

Sugerido anteriormente y en conjunto con las rectificaciones financieras y económicas del Estado, el nuevo gobierno debe “considerar la revisión del rol social que ejercen todas las actividades que influyen en el crecimiento y desarrollo de los ciudadanos, (...). Revisemos el proceso educativo (...) las ofertas de entretenimiento y distracción. La inversión en cultura con contenidos educativos y que involucren a los jóvenes en la creación y evaluación estética de las expresiones artísticas. Revisemos el papel de los medios”.

Aún hay muchas interrogantes sobre el futuro de este nuevo gobierno y, por otro lado, el futuro político de la nación. Dejo claro de salida que como ciudadano comprometido con el bienestar del país y de mis coterráneos, en realidad espero que sean cinco buenos años. Años de rectificaciones y de mejoras en la calidad de vida de todos y en particular de los más necesitados.

Pero de esas interrogantes que persisten están el futuro del expresidente Ricardo Martinelli, asilado en la embajada de Nicaragua en la ciudad de Panamá y las acciones de él, Martinelli, y de sus seguidores más cercanos y leales con respecto al nuevo gobierno, sus planes y esfuerzos por gobernar. Para hacer un buen gobierno desde el principio, es imperativo que aclaren este asunto de una vez y por todas.

Una nota final: siempre leo y escucho con detenimiento todos los análisis y observaciones que me llegan sobre temas de tanta importancia como los últimos comicios electoreros, por lo que me eximo muchas veces de opinar para no ser repetitivo. Pero ofrezco una observación para el análisis y la discusión: es hora de guardar a los “santos”, a Arnulfo Arias y al general Torrijos. De parte y parte han sido utilizados por la politiquería vulgar, barata y sin profundidad evitando que las nuevas generaciones tengan una concepción educada, basada en hechos concretos y documentados (repito: para bien o para mal), de ambos personajes. Es hora de que pasen a un estado en que con seriedad sean evaluados por historiadores serios con una mirada histórica científica, justa, basadas en la verdad y sin pasiones politiqueras. A más de 40 años de la desaparición física de ambos líderes, es hora de que la historia se encargue de retratarlos con justicia.

El autor es comunicador social