No traiciona la memoria
- 11/01/2025 00:00
- 10/01/2025 19:06
Este asunto de la memoria en los que hace años dejamos atrás la juventud (la del cuerpo, no siempre la de la mente) es tema de conversación y de preocupación. La Organización Mundial de la Salud (OPS) nos clasifica así: adulto mayor o anciano joven, 60 a 74; anciano, 75 a 90; anciano longevo a partir de los 90 años. Hace rato yo me instalé como anciana, pero en días como hoy mis cariñosas y bien cuidadas neuronas me hacen sentir rejuvenecida y explico por qué. Anteayer fue 9 de enero de 2025 y la noche anterior empezaron a alertarme de hechos que hace años me llevaron a escribir sobre un asunto que en estos días ha resucitado con motivo de la fecha en que nuestro Panamá se sacudió con dolor, pero con gloria, ante la arrogancia de los Estados Unidos del Norte de América (yo, como Trump, también tengo intención de cambiar nombres) en la zona canalera. Y fue por esto que acudió a mi memoria lo que opiné hace once años.
Dije que la ignorancia a veces es genuina, otras veces fingida; puede ser inocua pero también dañina y se disfraza de tantas maneras que a veces resulta difícil identificarla. En 2014 se conmemoraron 50 años de aquel 9 de enero y dos años antes, en 2012, durante el gobierno de Ricardo Martinelli y de la entonces ministra de Educación, Lucy Molinar, la Asamblea aprobó en 15 minutos eliminar la cátedra (o materia escolar) “Historia de las relaciones de Panamá con Estados Unidos”. El artículo 8A de la ley dividió la asignatura en dos áreas temáticas: Historia de Panamá en cuatro períodos; el periodo republicano en dos áreas, Historia departamental e Historia republicana. Esta iniciativa fue presentada por la diputada Dalia Bernal, del partido Cambio Democrático, y así se convirtió en difunta la Ley 31 de 29 de enero de 1963, iniciativa del diputado Julio E. Linares para crear oficialmente la cátedra “Relaciones entre Panamá y Estados Unidos”.
El doctor Miguel Ángel Candanedo, secretario general de la Universidad de Panamá, opinó sobre esta tachadura de nuestra historia que “parten de criterio totalmente equivocado” y que “ el cambio atenta contra la conciencia nacional” (La Estrella de Panamá-27/7/2012). Dije que leí con asombro y dudas la exposición de motivos de la diputada, quien señaló que la comisión de reformas de los programas de historia de la Universidad de Panamá aprobó “actualizar la historia de Panamá”.
Al preguntar un periodista al presidente Martinelli durante acto de conmemoración de la fecha, sobre el ajuste histórico que menciono arriba y que califiqué de “historicidio”, nuestro presidente dijo estar de acuerdo “... porque lo único que hace es seguir creando tensiones”. Eso me recordó el poema Piu avanti (Alma fuerte), hacer como “el pavo que amaina su plumaje al primer ruido”. Me preguntaba si de la historia de Estados Unidos, para complacer a los que resintieron y siguen resentidos (entre esos el delirante y arrebatado Trump) borran de su historia que Panamá, este minúsculo país en tamaño, logró recuperar con la firma del Tratado Torrijos-Carter (q.e.p.d.) todo lo que estuvo bajo autoridad norteamericana. Se dice que los hechos históricos se manipulan según convenga, pero sin necesidad de ser historiadora, los argumentos para el “historicidio” los consideré ignorancia mayúscula y dañina para la dignidad y la historia de nuestro país.
Ser político y miembro activo de algún partido (con intereses personales), o ciudadano independiente sin hacha que amolar” pero interesado en los hechos que determinan el rumbo del país son dos posiciones diferentes. Esa diferencia que no entienden, o no les conviene aceptar los que rechazan críticas adversas, las encasillan como de algún partido de oposición. Y se equivocan. Es nuestro derecho ciudadano opinar sobre políticas de Estado, sobre políticos en el poder y sobre los que aspiran a ganarlo.
Apunto “un poroto” a favor del presidente Mulino, quien durante su primer informe al país el 2 de enero 2025, anunció que “ha instruido a la ministra de Educación, Lucy Molinar, para que se restituya como obligatoria la materia “Historia de las relaciones Panamá-EE.UU.” (La Estrella de Panamá-2/1/2025). Si bien el Ministerio de Educación aclara que la materia arriba citada no fue eliminada, tranquiliza saber que la vigencia de la “cobardona” Ley 31 de 29 de enero de 1963 perdió efecto.
El dramaturgo y poeta alemán, Bertolt Brecht refuerza con su opinión mi convicción de que todo ciudadano (buen ciudadano, ojo) debe interesarse en la política, porque “El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de las alubias [nuestros porotos], el pan, la harina, el vestido, el zapato y los remedios, dependen de las decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos, los bandidos, que es el político corrupto...”.
El 9 de enero de 1964 es fecha insigne, motivo de orgullo al que jamás se debe renunciar. Y siempre será una fecha gloriosa.