Murocracia
- 20/08/2024 23:00
- 20/08/2024 10:27
Al que no cumple con las normas, no lo sancionan. Al que cumple con todos los requisitos, lo fastidian. La murocracia perjudica al usuario Cuando alguien desea desconectarse de algo, a veces molesto, a veces peligroso, construye un muro.
Dependiendo del nivel de resistencia con el que haya que diseñarlo, puede hacerse capaz de contener una fuerte corriente de agua, o simplemente capaz de mantener a raya las impertinencias de alguien. Viéndolo de manera subjetiva, los muros son capaces de detener los procesos.
Recientemente cumplíamos con los requisitos que exigen las normas para entregar un proyecto residencial unifamiliar, Gloria a Dios. Hace unos meses sometíamos los planos, diseños y memorias de cálculo que explicaban a detalle nuestra visión, al recorrido por cada entidad que debía revisar que nuestros planteamientos arquitectónicos, estructurales, eléctricos, hidráulicos, y sanitarios cumplían o excedían las normas constructivas. Felizmente, obtuvimos el visto bueno de todos, y nos pusimos manos a la obra.
Uno entiende que, habiendo dejado copias de los planos en cada entidad, todos estamos hablando el mismo lenguaje y que, contando con todos los sellos y revisiones de rigor, todo estaba en orden. Seguimos adelante.
Los proyectos constructivos requieren de muchos elementos para poder realizarse. Entre los más básicos está el agua, y una conexión eléctrica. Luego de apersonarnos a la entidad rectora de los líquidos potables y servidos, pagamos las tarifas impuestas y tuvimos agua. Bien. Procedimos a hacer lo mismo en la distribuidora menos favorita del pueblo para obtener una conexión temporal, y ¡bang!, empiezan los inconvenientes.
Una joven desde un escritorio, que evidentemente no sabe mucho de electricidad me informó que, para mi pesar, ya no se hacían conexiones temporales, dándome unas explicaciones que no acabé de entender, luego de que me informó que solo se podía solicitar el trámite para una conexión eléctrica final, la permanente. Pregunté allí, ¿cómo van a poner los bueyes delante de la carreta?
Para obtener una conexión final, debo contar con un permiso municipal de ocupación. Eso lo entregan cuando el proyecto y las estructuras están listas para ser habitadas. En nuestro caso, no habíamos ni tirado fundaciones, estábamos apenas iniciando. Habiendo tramitado varias obras antes, comenté que la conexión temporal era necesaria para cumplir con los requerimientos constructivos, pues hay que utilizar equipos eléctricos en una obra.
¿Pa’ qué fue eso? Me han dicho desde chambón hasta desactualizado. Que si “pídale luz al vecino”, o “consiga una planta entonces”. El que sabe que en la empresa privada el tiempo cuesta, entiende que no hay tiempo para excusas. Así que, sin ánimos de discutir, y con el interés de hincarle el diente al trabajo, decidimos trabajar con plantas generadoras hasta que pudiéramos dirimir el obstáculo burocrático que habíamos encontrado. Un muro.
Pasan los meses, y tenemos la obra lista, Gracias a Dios. Hicimos todo con el gasto adicional de las plantas generadoras para obtener nuestra energía, basados en la información que nos dieran meses atrás. El avance de la obra nos vuelve a llevar a las oficinas de la distribuidora, donde meses antes nos habían dicho que nuestra solicitud era imposible. Curiosamente, la chica que nos atendió meses atrás no estaba allí.
Nos reciben nuevamente, pero ahora entregando todos los requisitos para solicitar una conexión permanente, incluida la copia del Permiso de Ocupación, que obtuvimos luego de demostrar en las inspecciones con las entidades rectoras, que habíamos cumplido con nuestras obligaciones.
Tuve un sabor amargo en la boca cuando la chica que nos atendió me preguntó sorprendida ¿por qué no colocó una conexión temporal?
El manejo interno de la distribuidora de la cual nadie es un fanático en el país desvincula a su personal de oficina con su personal de campo, mucho del cual es subcontratado. No manejan la misma información, o eso parece por lo diverso de las respuestas que obtuvimos de parte y parte.
Para empezar, la facción de campo no estaba al tanto de que nos habían aprobado, meses antes, una conexión con un IP de 80. Como la práctica común es que sean de 60, ellos exigían que cambiáramos el que estaba colocado, y se negaron a realizar la conexión. Aparte, en el contrato que nos realizaron nos indicaron que nos llamarían cuando fueran a realizar la interconexión, como debe ser, para que nosotros pudiéramos resolver cualquier duda que tuvieran. No nos llamaron. Fueron, nos dejaron sin conexión y colocaron en su reporte “parte interesada ausente”.
Los colores de mi rostro debían haber cambiado bastante para ese momento. ¿Cómo no sabían que nuestro IP era de 80, si teníamos un plano sellado en azul por la empresa que los contrata?
¿Cómo no revisan la información que el usuario provee? ¿Quiénes son ellos para detener una gestión que ha sido aprobada por el municipio, y todas las entidades rectoras? ¿Con base en qué criterio colocan una ausencia, cuando no nos llamaron? ¡Carajo!
Demasiadas preguntas y un nivel alto de cortisol. Al que no cumple con las normas, no lo sancionan. Al que cumple con todos los requisitos, lo fastidian. La murocracia perjudica al usuario. Han construido un muro entre el usuario y el servicio que deben prestar.
Presentamos toda la documentación, otra vez. Seguimos sin interconexión. ¿Quién paga esos errores? Por ahora, yo. Paciencia.
Dios nos guíe.
El autor es ingeniero
Cuando alguien desea desconectarse de algo, a veces molesto, a veces peligroso, construye un muro.
Dependiendo del nivel de resistencia con el que haya que diseñarlo, puede hacerse capaz de contener una fuerte corriente de agua, o simplemente capaz de mantener a raya las impertinencias de alguien. Viéndolo de manera subjetiva, los muros son capaces de detener los procesos.
Recientemente cumplíamos con los requisitos que exigen las normas para entregar un proyecto residencial unifamiliar, Gloria a Dios. Hace unos meses sometíamos los planos, diseños y memorias de cálculo que explicaban a detalle nuestra visión, al recorrido por cada entidad que debía revisar que nuestros planteamientos arquitectónicos, estructurales, eléctricos, hidráulicos, y sanitarios cumplían o excedían las normas constructivas. Felizmente, obtuvimos el visto bueno de todos, y nos pusimos manos a la obra.
Uno entiende que, habiendo dejado copias de los planos en cada entidad, todos estamos hablando el mismo lenguaje y que, contando con todos los sellos y revisiones de rigor, todo estaba en orden. Seguimos adelante.
Los proyectos constructivos requieren de muchos elementos para poder realizarse. Entre los más básicos está el agua, y una conexión eléctrica. Luego de apersonarnos a la entidad rectora de los líquidos potables y servidos, pagamos las tarifas impuestas y tuvimos agua. Bien. Procedimos a hacer lo mismo en la distribuidora menos favorita del pueblo para obtener una conexión temporal, y ¡bang!, empiezan los inconvenientes.
Una joven desde un escritorio, que evidentemente no sabe mucho de electricidad me informó que, para mi pesar, ya no se hacían conexiones temporales, dándome unas explicaciones que no acabé de entender, luego de que me informó que solo se podía solicitar el trámite para una conexión eléctrica final, la permanente. Pregunté allí, ¿cómo van a poner los bueyes delante de la carreta?
Para obtener una conexión final, debo contar con un permiso municipal de ocupación. Eso lo entregan cuando el proyecto y las estructuras están listas para ser habitadas. En nuestro caso, no habíamos ni tirado fundaciones, estábamos apenas iniciando. Habiendo tramitado varias obras antes, comenté que la conexión temporal era necesaria para cumplir con los requerimientos constructivos, pues hay que utilizar equipos eléctricos en una obra.
¿Pa’ qué fue eso? Me han dicho desde chambón hasta desactualizado. Que si “pídale luz al vecino”, o “consiga una planta entonces”. El que sabe que en la empresa privada el tiempo cuesta, entiende que no hay tiempo para excusas. Así que, sin ánimos de discutir, y con el interés de hincarle el diente al trabajo, decidimos trabajar con plantas generadoras hasta que pudiéramos dirimir el obstáculo burocrático que habíamos encontrado. Un muro.
Pasan los meses, y tenemos la obra lista, Gracias a Dios. Hicimos todo con el gasto adicional de las plantas generadoras para obtener nuestra energía, basados en la información que nos dieran meses atrás. El avance de la obra nos vuelve a llevar a las oficinas de la distribuidora, donde meses antes nos habían dicho que nuestra solicitud era imposible. Curiosamente, la chica que nos atendió meses atrás no estaba allí.
Nos reciben nuevamente, pero ahora entregando todos los requisitos para solicitar una conexión permanente, incluida la copia del Permiso de Ocupación, que obtuvimos luego de demostrar en las inspecciones con las entidades rectoras, que habíamos cumplido con nuestras obligaciones.
Tuve un sabor amargo en la boca cuando la chica que nos atendió me preguntó sorprendida ¿por qué no colocó una conexión temporal?
El manejo interno de la distribuidora de la cual nadie es un fanático en el país desvincula a su personal de oficina con su personal de campo, mucho del cual es subcontratado. No manejan la misma información, o eso parece por lo diverso de las respuestas que obtuvimos de parte y parte.
Para empezar, la facción de campo no estaba al tanto de que nos habían aprobado, meses antes, una conexión con un IP de 80. Como la práctica común es que sean de 60, ellos exigían que cambiáramos el que estaba colocado, y se negaron a realizar la conexión. Aparte, en el contrato que nos realizaron nos indicaron que nos llamarían cuando fueran a realizar la interconexión, como debe ser, para que nosotros pudiéramos resolver cualquier duda que tuvieran. No nos llamaron. Fueron, nos dejaron sin conexión y colocaron en su reporte “parte interesada ausente”.
Los colores de mi rostro debían haber cambiado bastante para ese momento. ¿Cómo no sabían que nuestro IP era de 80, si teníamos un plano sellado en azul por la empresa que los contrata?
¿Cómo no revisan la información que el usuario provee? ¿Quiénes son ellos para detener una gestión que ha sido aprobada por el municipio, y todas las entidades rectoras? ¿Con base en qué criterio colocan una ausencia, cuando no nos llamaron? ¡Carajo!
Demasiadas preguntas y un nivel alto de cortisol. Al que no cumple con las normas, no lo sancionan. Al que cumple con todos los requisitos, lo fastidian. La murocracia perjudica al usuario. Han construido un muro entre el usuario y el servicio que deben prestar.
Presentamos toda la documentación, otra vez. Seguimos sin interconexión. ¿Quién paga esos errores? Por ahora, yo. Paciencia.
Dios nos guíe.