Marañón, cultivo y futuro de su producción
- 12/04/2025 00:00
Desde inicios de la pandemia por COVID-19 hemos visto cómo el consumo de frutas ha aumentado en el mundo para beneficiarse de los compuestos nutricionales que estas ofrecen. Para nosotros en Panamá, el consumo de frutas de temporada como el marañón, que se consume su fruto o nuez conocida como la pepita de marañón y un pseudo fruto que, con una estructura carnosa, es un anhelado momento en la época seca que va desde enero hasta abril o mayo cuando inician las primeras lluvias. Este fruto ha tenido una escasez considerable en los últimos años y apenas este año vemos el retorno de estos frutos.
La escasez del marañón (Anacardium occidentale), de la familia anacardiácea, se ha debido a un escaso manejo agronómico de su cultivo, donde se puede ver que en Panamá no se ha manejado como un cultivo que requiera de condiciones de clima y suelo, fertilización, prácticas culturales y manejo integrado de plagas.
Tradicionalmente, el marañón en Panamá se encuentra como un árbol de traspatio en casas, cercas y como sombra para los animales en los potreros. Este se necesita que se establezca como un cultivo donde se puede realizar cualquier actividad necesaria para su cultivo y que no esté limitado a los objetos de su alrededor. Además, este se cultiva en Panamá con cultivares criollos que estos tienen características heterogéneas de producción, resistencia a plagas y altura del árbol variable.
También, a pesar de que el marañón tiende a establecerse bien en cualquier suelo y clima, le conviene suelos con baja acidez, suelos de buen drenaje del agua, precipitaciones moderadas, entre otros, y que son factores ideales en cultivos de frutales y hortalizas. Debe ser imprescindible una buena selección del terreno para potenciar su producción.
En cambio, la ausencia de fertilización en el marañón donde se observa que con un escaso o nulo aporte de fertilizante igual habrá una producción, es una idea errónea, ya que las plantas requieren de elementos esenciales para completar su ciclo de vida y en ausencia de uno de esos, cualquier planta no podrá tener frutos de manera satisfactoria. Si el suelo no aporta algún nutriente en suficientes cantidades, la fertilización es obviamente una necesidad.
Por otra parte, el desconocimiento de prácticas culturales como el riego y podas para mantener las producciones y facilitar las cosechas, que son una manera de mantener el árbol con ramas sanas y de un porte bajo o mediano para que la cosecha sea práctica y no complicada porque los marañones que existen en el país en su mayoría son de porte alto.
De igual de importancia, el manejo integrado de plagas del cultivo de marañón, donde se ha considerado la biología del cultivo, prácticas culturales, la selección del terreno donde se quiera establecer el cultivo y las plagas que causan daños y disminuyen la producción. En Panamá se han identificado varias plagas como la antracnosis, Colletotrichum; oidio, Oidium; y Ladisoplodia, siendo este último género que causa los síntomas en los troncos y ramas donde se nota exudados de color marrón, que anteriormente no se consideraba como algo prioritario sino la presencia de antracnosis y de oidio en las hojas principalmente como plagas comunes de toda la vida que tampoco causaban daños notables.
Por último, tomando en cuenta las observaciones anteriores, se puede convertir el marañón en cultivo no solo en la producción de agroindustrial de las pepitas y pulpa, sino también en productos como mermeladas, bebidas y otros productos comunes fuera de Panamá.