Madres
- 09/12/2024 00:00
- 08/12/2024 19:20
Las cifras oficiales, cuya fuente es el Instituto de Estadísticas y Censo de 2022, nos informan de 374 niñas de 10 a 14 años se convirtieron ese año en madres, total que no incluye a las que tuvieron un aborto espontáneo o no llegaron a término la gestación Ayer celebramos el Día de la Madre, cada uno a su manera. En nuestro cuerpo la marca biológica permanente de que tenemos madre es el ombligo, una evidencia que nos recuerda que durante 9 meses estuvimos en el vientre de una mujer. Este vínculo es biológico, imborrable y recíproco.
Las costumbres y leyes en casi todas las culturas protegen el embarazo y la maternidad, como garantía de la continuidad de la especie. A propósito de la celebración del 8 de diciembre, vale preguntarnos si en Panamá gozan de esa protección por igual todas las embarazadas, comenzando por aquellas niñas y adolescentes, que desde el punto de vista anatómico y fisiológico no están preparadas, no solo para la gestación de otro ser humano en su cuerpo sino de las atenciones y cuidados que se derivarán de este vínculo biológico.
Hoy en día el embarazo es un evento bastante seguro, pero mantiene sus riesgos para la madre y la criatura; para quienes hemos tenido un buen embarazo e hijos saludables estamos obligadas moralmente a exigir para todas las embarazadas una buena atención y control médico que garanticen un parto seguro para celebrar la alegría de la maternidad.
Las cifras oficiales, cuya fuente es el Instituto de Estadísticas y Censo de 2022, nos informan de 374 niñas de 10 a 14 años se convirtieron ese año en madres, total que no incluye a las que tuvieron un aborto espontáneo o no llegaron a término la gestación. Ninguna niña en esta edad está en la capacidad de convertirse en madre y menos aún de empezar su vida cuidando de otro niño.
Más allá de esta reflexión elemental está el hecho, de acuerdo con nuestras leyes, de que todo el que tenga una relación sexual con un menor de 14 años ha incurrido en el delito de violación carnal. A esta edad el consentimiento no es un eximente de la pena que debe ser aplicada a estos delincuentes.
Aunque el número de niñas madres, por cada mil es de 52 a nivel nacional, la realidad es superada ampliamente. Cuando revisamos los datos nos encontramos que en la comarca Ngäbe Buglé es de 123; así en la comarca Emberá es 107; en Bocas del Toro de 96; en Darién, de 79; en Guna Yala, de 74 y en Chiriquí es de 73.
Consultando más datos en este informe, se establece que 9.157 adolescentes, de 15 a 19 años, se convirtieron en madres, poniendo sobre ellas y sus familias responsabilidades para las que casi nunca se tendrán recursos suficientes. Han dado a luz más de 10 mil niñas y adolescentes en Panamá.
A pesar de la ley que promoví de protección integral a las adolescentes embarazadas, el 60 % de las madres, entre 10 a 17 años, ha sido excluida de la escuela en violación a la legislación vigente, truncando la poca posibilidad para este grupo de adquirir una educación que permita su propio bienestar y la buena crianza de sus hijos.
El 61 % de estas niñas y adolescentes embarazadas se concentra en zonas rurales y 39 % en zonas urbanas. Cifras que deben preocuparnos porque cada una de ellas deben estar protegidas en sus derechos, los que Panamá ha reconocido una y otra vez en convenios internacionales y en leyes de la república y que nunca se han cumplido a cabalidad por ineptitud e indiferencia. Esta cifra es solo de un año y pensemos en el total que esto representa en 5 o 10 años. ¡Una catástrofe!
Los embarazos en las comarcas casi nunca reciben atención médica ni controles y menos en el parto, y me consta, por mi experiencia en esas áreas remotas, que muchas veces no se reporta a las autoridades si el embarazo no llegó a término o si la madre o la criatura fallecieron, por consiguiente, existe un subregistro importante.
La obstinada oposición a implementar un Programa Nacional de Educación Sexual y Reproductiva no solo es responsable de estos embarazos prematuros, sino también del incremento de las cifras de enfermedades de transmisión sexual.
De acuerdo con una entrevista en La Estrella de Panamá, el Dr. Orlando Quintero compartió que “no hay una conciencia de riesgo, la juventud realmente está al garete, en todos los sentidos”.
Quintero señaló que últimamente se ven casos de niñas de 12-14 años llegando a pediatría embarazadas o ya con hijos de 5-6 meses y “en pleno inicio de su desarrollo ya están teniendo relaciones sexuales y esto es un factor que influye en la propagación del VIH”.
La mayoría de los embarazos precoces y de la transmisión del VIH entre menores de edad exige compartir una sana información sobre la sexualidad, el ejercicio de esta y las consecuencias de una conducta irresponsable. Aunque tarde, ¡Feliz día a todas las madres!
Ayer celebramos el Día de la Madre, cada uno a su manera. En nuestro cuerpo la marca biológica permanente de que tenemos madre es el ombligo, una evidencia que nos recuerda que durante 9 meses estuvimos en el vientre de una mujer. Este vínculo es biológico, imborrable y recíproco.
Las costumbres y leyes en casi todas las culturas protegen el embarazo y la maternidad, como garantía de la continuidad de la especie. A propósito de la celebración del 8 de diciembre, vale preguntarnos si en Panamá gozan de esa protección por igual todas las embarazadas, comenzando por aquellas niñas y adolescentes, que desde el punto de vista anatómico y fisiológico no están preparadas, no solo para la gestación de otro ser humano en su cuerpo sino de las atenciones y cuidados que se derivarán de este vínculo biológico.
Hoy en día el embarazo es un evento bastante seguro, pero mantiene sus riesgos para la madre y la criatura; para quienes hemos tenido un buen embarazo e hijos saludables estamos obligadas moralmente a exigir para todas las embarazadas una buena atención y control médico que garanticen un parto seguro para celebrar la alegría de la maternidad.
Las cifras oficiales, cuya fuente es el Instituto de Estadísticas y Censo de 2022, nos informan de 374 niñas de 10 a 14 años se convirtieron ese año en madres, total que no incluye a las que tuvieron un aborto espontáneo o no llegaron a término la gestación. Ninguna niña en esta edad está en la capacidad de convertirse en madre y menos aún de empezar su vida cuidando de otro niño.
Más allá de esta reflexión elemental está el hecho, de acuerdo con nuestras leyes, de que todo el que tenga una relación sexual con un menor de 14 años ha incurrido en el delito de violación carnal. A esta edad el consentimiento no es un eximente de la pena que debe ser aplicada a estos delincuentes.
Aunque el número de niñas madres, por cada mil es de 52 a nivel nacional, la realidad es superada ampliamente. Cuando revisamos los datos nos encontramos que en la comarca Ngäbe Buglé es de 123; así en la comarca Emberá es 107; en Bocas del Toro de 96; en Darién, de 79; en Guna Yala, de 74 y en Chiriquí es de 73.
Consultando más datos en este informe, se establece que 9.157 adolescentes, de 15 a 19 años, se convirtieron en madres, poniendo sobre ellas y sus familias responsabilidades para las que casi nunca se tendrán recursos suficientes. Han dado a luz más de 10 mil niñas y adolescentes en Panamá.
A pesar de la ley que promoví de protección integral a las adolescentes embarazadas, el 60 % de las madres, entre 10 a 17 años, ha sido excluida de la escuela en violación a la legislación vigente, truncando la poca posibilidad para este grupo de adquirir una educación que permita su propio bienestar y la buena crianza de sus hijos.
El 61 % de estas niñas y adolescentes embarazadas se concentra en zonas rurales y 39 % en zonas urbanas. Cifras que deben preocuparnos porque cada una de ellas deben estar protegidas en sus derechos, los que Panamá ha reconocido una y otra vez en convenios internacionales y en leyes de la república y que nunca se han cumplido a cabalidad por ineptitud e indiferencia. Esta cifra es solo de un año y pensemos en el total que esto representa en 5 o 10 años. ¡Una catástrofe!
Los embarazos en las comarcas casi nunca reciben atención médica ni controles y menos en el parto, y me consta, por mi experiencia en esas áreas remotas, que muchas veces no se reporta a las autoridades si el embarazo no llegó a término o si la madre o la criatura fallecieron, por consiguiente, existe un subregistro importante.
La obstinada oposición a implementar un Programa Nacional de Educación Sexual y Reproductiva no solo es responsable de estos embarazos prematuros, sino también del incremento de las cifras de enfermedades de transmisión sexual.
De acuerdo con una entrevista en La Estrella de Panamá, el Dr. Orlando Quintero compartió que “no hay una conciencia de riesgo, la juventud realmente está al garete, en todos los sentidos”.
Quintero señaló que últimamente se ven casos de niñas de 12-14 años llegando a pediatría embarazadas o ya con hijos de 5-6 meses y “en pleno inicio de su desarrollo ya están teniendo relaciones sexuales y esto es un factor que influye en la propagación del VIH”.
La mayoría de los embarazos precoces y de la transmisión del VIH entre menores de edad exige compartir una sana información sobre la sexualidad, el ejercicio de esta y las consecuencias de una conducta irresponsable. Aunque tarde, ¡Feliz día a todas las madres!