Columnistas

Las prioridades nacionales

Actualizado
  • 24/07/2024 23:00
Creado
  • 24/07/2024 11:50

La reducción del tamaño del Estado [...] puede ser emprendida, para mañana, si así hubiera la intención de hacerla realidad

Antes de asumir el cargo, en su discurso de investidura y en su conferencia de prensa, J. R. Mulino abordó casi todos los temas y proyectos prioritarios en los que concentrará su gestión. En algunos, como el Hospital Oncológico y el Ferrocarril Panamá-David, para el que creó una nueva secretaría, fue particularmente preciso al destacar que serán objeto de su atención personal.

Esos dos temas son importantes, pero existen otros para los que las soluciones, debido al saldo acumulado de desatención de los gobiernos precedentes, se requieren, hablando figuradamente, para ayer. El primero y más urgente es la crisis del sistema de pensiones y, el segundo, la crisis del agua.

En cuanto al primero - sobre el segundo volveré en otro comentario - el presidente ha dicho que “tiene pensadas” las medidas que deben adoptarse; pero que, como paso previo, buscará alcanzar acuerdos consensuados con todos los sectores involucrados, a los que convocará para que participen y aporten. Esa aproximación parece prudente, pero para que sea efectiva y, más importante, para que culmine en acciones y soluciones concretas, hacen falta mayores detalles de los pasos hasta ahora realizados y por realizar, pues aparte de lo que dijo en su momento, para transmitirle tranquilidad a los jubilados y pensionados, asegurándoles que son pensiones continuarán siendo pagadas, el único agregado ha sido la declaración reciente del ministro de Economía de que: “tomarán las medidas que haya que tomar” que, si bien han servido para un titular en los diarios y los noticieros, objetivamente, aporta muy poco.

Dos temas trascendentes, también abordados por el presidente Mulino, han sido: 1) el tamaño del Estado y 2) la reforma constitucional. “El próximo mandatario va a encontrar un gobierno más articulado que funcionará mucho mejor que el que yo tengo ahora en mis manos”. “No me he olvidado de la constituyente, pero será un proceso progresivo, para no interrumpir de ninguna manera en la vida sociopolítica del país”. “En este país se va a dar una nueva Constitución, como corresponde, y todos van a estar educados en el tema constitucional, y todos tendrán la oportunidad de opinar en materia de propuestas y reformas”.

Algunos comentarios posteriores, de manera desencaminada y que tiende a confusión, han casado esos dos asuntos, cuyo abordaje debe hacerse por separado y en tiempos diferentes. La reducción del tamaño del Estado, por cuanto no requiere de cambios constitucionales, puede ser emprendida, para mañana, si así hubiera la intención de hacerla realidad. La reforma constitucional, concuerdo con el presidente, “no es para mañana” y, por mi cuenta agrego que por no ser urgente y tampoco una receta milagrosa, a ella debe llegarse construyendo consensos y sin trastocar la paz social que debemos mantener como prioridad.

Los ministerios, su creación y el reparto de los asuntos que deben atender, no es materia constitucional. Según lo dispone su artículo 195, se crean, eliminan, se les cambian los nombres o regulan mediante leyes. El único ministro mencionado en la Constitución, aunque propiamente no dirige ningún ministerio, pues solo se trata de reconocerle esa condición, es el denominado “ministro de Estado para Asuntos del Canal”. Si los ministerios pueden ser reducidos, refundidos o eliminados, mediante reformas legales, también, y muy rápidamente, puede revertirse la proliferación de las denominadas “autoridades” o la multiplicación, casi infinita de los corregimientos.

El pasado jueves 18 el presidente inauguró la que ha dicho será una práctica regular de realizar semanalmente conferencias de prensa, para absolver preguntas de la ciudadanía y de los medios acreditados. La iniciativa es positiva, pero será la oportunidad y la concreción de los mensajes y las aclaraciones las que servirán para juzgar su efectividad. Conveniente sería, por tanto, que la crisis de las pensiones no vuelva a estar ausente.

Por cuanto la del pasado jueves 18 de julio fue la primera y ser tan reciente la iniciación de su mandato, como sucedió, no cabía esperar muchos cambios en los tiempos verbales y como pudo apreciarse primaron las promesas y los anuncios a futuro, y fueron menos las referencias a acciones cumplidas o a medidas ejecutadas, que son las que satisfarán las expectativas de la población que las seguirá con la atención que merecen.

En mi próximo comentario propondré algunas ideas sobre la reducción del Estado. Por lo pronto, remito a la columna que, bajo el título “Ministerios, entidades autónomas, autoridades y provincialización”, publiqué el pasado 23 de noviembre de 2023, en la que hacía y respondía a la pregunta básica: ¿Se justifican tantos?

El autor es abogado