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Las declaraciones descabelladas de Trump y sus seguidores

Actualizado
  • 30/12/2025 10:06
Creado
  • 30/12/2025 10:06

Algunos opinaban que nuestro presidente no debía contestarle a las descabelladas declaraciones del futuro presidente Trump, donde amenaza a Panamá con quitarle el canal “en su totalidad y sin cuestionamientos” si no se respetan acuerdos y se reducen las tarifas “exorbitantes” para los buques mercantes y navales estadounidenses. Dice que el canal no fue otorgado para beneficio de otros (refiriéndose a China), sino como “muestra de cooperación con nosotros y Panamá”.

Yo siempre opiné que el presidente sí debía contestarle, porque lo que dijo Trump, más que una amenaza (por cierto, difícil de cumplir), fue un insulto a Panamá. Para mi gran satisfacción, nuestro presidente le contestó como mucho acierto y lo dejó como lo que es: un gran ignorante de cómo se manejan las tarifas en el Canal, de la historia, de la ampliación hecha con nuestro esfuerzo y de las luchas que hemos realizado para recuperar nuestra soberanía.

De robarse el Canal y su ampliación, tendría que hacerlo a la fuerza, porque sería una apropiación totalmente ilegal y Estados Unidos estaría violando el Tratado Torrijos-Carter, el Tratado de Neutralidad y todas las referentes normas de Derecho Internacional.

Panamá no cobra cifras “exorbitantes” a los barcos mercantes gringos. Aunque el 72% de la carga que pasa por el canal va hacia los EE. UU., éste no tiene grandes empresas navieras, ya que ninguno de los diez principales clientes del Canal (que mueven la mayoría de la carga), son gringos: CMA-CGM: Malta; COSCO: China; CSVA: Chile; Evergreen: Taiwán; Hamburg SUD: Alemania; HAPAG Lloyd: Alemania; MAERSK: Dinamarca; MITSUI OSK: Japón; MSC: Grecia; NYK: Japón.

A los barcos de la Marina de Guerra de Estados Unidos no le cobramos tarifas “exorbitantes”, porque por tratado tienen prioridad para pasar por el canal y pagan una tarifa especial.

No murieron miles de gringos en la construcción del canal. El total de muertos por accidentes laborales y enfermedades fue de 5,609 trabajadores, la gran mayoría antillanos y chinos y no se sabe exactamente cuántos gringos murieron.

Los chinos no controlan el canal. Hutchison Whampoa Ltd controla 2 de los 5 puertos desde hace 28 años; Evergreen, de Taiwán, controla 1; Carrix, de Estados Unidos, controla 1; y PSA, de Singapur, controla el otro. China no tiene absolutamente ninguna inherencia en las actividades del Canal. China Engineering se ganó la licitación para la construcción de cuarto puente sobre el canal y compitió con empresas gringas que ofertaron un mayor precio. La empresa VINCI (francesa) construyó el tercer puente y ningún gringo protestó.

Estados Unidos no invirtió miles de millones en el canal. El canal costó $375M (la ampliación costó $8,000M), incluyendo los 10 miserables millones que le dieron a Panamá y los $40M que les pagaron a los franceses por la chatarra que dejaron.

A mis manos llegó un librito publicado por la Sociedad Bolivariana de Panamá en diciembre de 2018, titulado El discurso que nunca se pronunció, donde aparece el texto de un discurso que el general Omar Torrijos Herrera debía dar para la celebración del aniversario 150 del Congreso Anfictiónico de Panamá, en 1976. Este discurso nunca se pronunció, porque por segunda vez, surgieron discrepancias insalvables entre los gobiernos invitados y ningún presidente vino a Panamá.

El texto deja en evidencia que el pensamiento de Bolívar se adelantó 94 años al pacto que creó la Sociedad de Naciones de 1920; 119 años a la Carta de San Francisco, que creó la actual Organización de las Naciones Unidas en 1945; 122 años a la creación de la O.E.A. en 1948; y a casi 200 años a nuestra situación actual.

Y digo que el pensamiento de Bolívar abarca la situación actual, porque como dice el discurso, aunque tenemos la impresión, a veces, de que nuestras naciones no necesitan ya una alianza como la inspirada por Bolívar y formalizada en el Congreso de 1826 y el Congreso Anfictiónico pareciera hoy de dudoso valor práctico, resulta ser todo lo contrario.

Hoy, la unidad latinoamericana tiene tanta importancia y vigencia como en 1826. Estamos viendo el apoyo de nuestros hermanos latinoamericanos, sin el cual no nos hubiéramos sacudido el yugo del imperio estadounidense. La ubicación de la América Latina ante los poderes del mundo no ha variado mucho en casi dos siglos. Como entonces, América Latina sigue siendo explotada por potencias extranjeras y la necesidad de una integración es tan apremiante ahora, como cuando Bolívar la propuso.

Vemos ahora el intento de revertir el resultado de nuestra histórica lucha por el Canal de Panamá, como otro asalto a nuestra soberanía. Aunque Panamá logró ser soberana en todo su territorio con el apoyo de Latinoamérica y el mundo, todavía esperamos que el ideal sembrado por Bolívar en 1826 dé cosecha, ya que si la hubiera dado, no estarían aún Belice, Las Malvinas y Puerto Rico en manos extranjeras y nuestro país no hubiera sido un país ocupado casi por un siglo.