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La superdotación adulta: El genio escondido en el armario

  • 26/04/2025 00:00

Según la distribución de Gauss o distribución normal de la población el 2,2 % o tres desviaciones por encima de la media, corresponde a los superdotados (as). La detección de este colectivo se obtiene utilizando pruebas válidas y confiables interpretadas por psicólogos idóneos. Pero no siempre fue así y podemos por otros métodos detectarlos y darles la correspondiente respuesta educativa/laboral según sea el caso. El reconocimiento tácito de su producción tangible o intangible es uno de ellos.

Implícitamente, recurrimos a la hipótesis de que si realiza o ejecuta procedimientos o tiene producciones de alto nivel de complejidad se infiere que es altamente inteligente o superdotado (a). A Leibniz, Mozart, Da Vinci, Madame Curie (entre otros) no se le aplicaron pruebas psicométricas.

Las estimaciones para personajes de esa talla (las ligas mayores), se basan por lo regular en análisis retrospectivos y fuentes históricas que analizan sus logros académicos, artísticos o contribuciones científicas. El que se utilicen o no pruebas psicométricas para realizar lo mismo en la actualidad, puede generar para algunos observadores, suspicacias y antojadizas posiciones de “puritanismo científico”. Los extremos por lo regular no traen buen clima.

Es curioso observar que personajes de la talla de Richard Feynman premio Nobel de Física 1965, no alcanzó la categoría de superdotado (CI mayor o igual a 130), su CI de 125 equivale a una persona brillante o arriba del promedio.

Según el estudio de Lewis Terman en 1921, los nobeles de Física William Shockey (1956) y Walter Álvarez (1968), no entrarían en la categoría de superdotados por tener puntajes inferiores a 140 basándonos en la escala Stanford-Binet. La controversia está servida. El concepto de la inteligencia estandarizada medida por pruebas válidas y confiables en estos casos icónicos y otros menos relevantes, tiene un legítimo cuestionamiento. Muchos argumentarían con propiedad que hay múltiples variables por las cuales se dan estos falsos negativos. Estas pruebas no miden la creatividad, el rigor metodológico, la perseverancia u obsesión en descubrir o resolver problemas u otros componentes emocionales que se dan a manifestación desde edades tempranas y suelen ser parte del perfil de grandes académicos y eminentes científicos. En todo caso, es válido cuestionar que el coeficiente intelectual por sí mismo, no es tan buen predictor de logros científicos extraordinarios.

En tiempos de paz, la sociedad valora la eficiencia y productividad a veces a cualquier costo. En ese marco temporal y en circunstancias especiales, estos diamantes o minerales de tierras raras (grandes inteligencias) que de otra forma continuarían anónimos, son reconocidos por las oportunidades del mercado laboral o por las exigencias del avance tecnológico o científico que demanda el entorno que los acoge. Cualquier sociedad por su propia dinámica de progreso y supervivencia, requiere de resolver problemas, de innovación constante y de creatividad omnipresente en todas las ramas del saber. Ayer era el experto orfebre, hoy es el diseñador de inteligencia artificial. Aparentemente, predomina un marco individual, el azar o las circunstancias y la sabiduría del sujeto para aprovechar las oportunidades propias y destacadas de la época.

En tiempos de guerra o postguerra también su detección y reclutamiento ha sido necesaria o por lo menos oportuna. La Operación Paperclip que se realizó recién finalizada la II Guerra Mundial, tuvo un propósito concreto: reclutar a científicos alemanes tras el colapso del eje y llevarlos a la maquinaria de producción bélica y/o industrial de los Aliados. Procedían de la mayor celebridad científica de la generación que creó y desarrolló la mejor tecnología de guerra de ese periodo nefasto de la historia.

Algunos incluso fueron absueltos de crímenes de lesa humanidad, pero premiados a su vez con una vida en libertad civil y seguridad personal blindada.

En esas circunstancias no hubo un reclutamiento con pruebas psicométricas y validaciones teóricas de la inteligencia y los talentos. Destacó el pragmatismo puro, las verdades evidentes y la lógica irrefutable en el marco de una coyuntura geopolítica y un nuevo orden mundial, que tenía que seguir sosteniéndose con los más brillantes al costo que fuera. El individuo en este caso fue seleccionado o reclutado por el sistema que tenía un propósito claro y una hoja de ruta definida.

En resumidas cuentas, el fenómeno de la superdotación no es un tema solo biológico o de genes. Puede ser eclipsado, potenciado, reconocido en su manifestación, identificación y desarrollo por el contexto social, científico, económico y geopolítico inclusive. En última instancia, las políticas públicas relevantes al tema, pueden y deben encontrar esos diamantes o minerales raros (superdotados (as)), si realmente se lo proponen. No hay que esperar que la guerra, la supervivencia, o los conflictos blandos los recluten. Hay mucho por hacer. El genio está dormido, hay que despertarlo y sacarlo del armario.

*El autor es psicólogo especialista en altas capacidades y talentos específicos