La política no es una mercancía
- 14/04/2024 00:00
- 12/04/2024 13:16
“Aun si tuviera el dinero, yo no creo que el voto se puede ni se debe vender como una mercancía. El voto es un derecho sagrado” A inicios de 1967, cuando la contienda electoral empezaba a encenderse otra vez, en Coclé se barajaban dos nombres para la diputación: Edgardo “Melena” Carles, que aspiraba a la reelección; y Eric Arturo Delvalle, sobrino de Max Delvalle, vicepresidente del mandatario en funciones, Marcos Robles.
Los Delvalle tenían en ese momento una gran fuerza dentro del Partido Republicano, a cargo en ese entonces del magnate azucarero y tío de Eric Arturo Delvalle, Marcel Penso. Como reseñó un diario de aquellos años, Eric Arturo Delvalle “pone en grave peligro las aspiraciones reeleccionistas del ingeniero Edgardo Carles”, porque “la maquinaria del partido, los recursos financieros y el respaldo masivo del Ingenio Santa Rosa son potenciales herramientas al servicio del joven industrial coclesano”.
Como reacción a toda esta escaramuza interna partidista, el diario La Calle publicó, el 3 de marzo de 1967, una noticia titulada: “Los Carles dicen no a vivezas de Marcel”. La nota recogió la opinión de la familia Carles, jefaturada en Coclé por el comerciante Generoso Carles Guardia, quien manifestó que “bajo ninguna circunstancia renunciarían a la diputación a que tienen derecho en la provincia, en donde han demostrado no ser segundos de ninguna otra fuerza política”. Otro diario tituló así: “Tengo suficiente dinero para comprar a todo Coclé, Pen$0”. La nota, fechada en Aguadulce, decía lo siguiente: Comentarios diversos vienen provocando las ostentaciones económicas del magnate azucarero Marcel Penso, en el sentido de que tiene suficiente dinero para comprar a todos los electores de la provincia de Coclé, a fin de sacar como diputado a su sobrino Eric Arturo Delvalle (Tuturo). Y otro medio publicó una glosa: MUCHO DINERO. Marce, a quien como se dice en sectores conocedores jamás escatima gastos en las campañas políticas, ha manifestado categóricamente que está dispuesto a gastar un millón de balboas para derrotar a los hermanos Carles.
A los pocos días, en un acto en Penonomé, “Melena” respondió a los contrincantes políticos: “En 1964, con el concurso de muchos de Uds. que me favorecieron con su voto, fui electo diputado a la Asamblea Nacional. Como diputado considero mi deber velar, en toda forma posible, por el bienestar de todos los panameños, y en especial el de mis comprovincianos. La posición de diputado exige una vocación de servicio a los demás y no puede ser utilizada como un instrumento para defensa de intereses personales y egoístas; por eso una diputación no puede ser una mercancía que se ofrece al mejor postor. Es una posición de responsabilidad donde debe existir una identificación entre electores y representantes, donde el diputado ha de sentir emoción e interés por el bienestar de las comunidades que lo eligieron y debe estar consciente de que con ellos adquirió un gran compromiso.
Las palabras de “Melena” encontraron eco en varios de los diarios de la época: el Expreso, La Hora, La Estrella de Panamá. No era cualquier cosa que un diputado afirmara que un puesto de elección popular no era una mercancía. No lo era entonces, como no lo es ahora. Con el intercambio entre Penso y “Melena”, la disputa dentro del Partido Republicano se volvió comidilla mediática y a “Melena” no le quedó otra que responder, ante la insistente ostentación del empresario azucarero sobre su poderío económico: “Ojo Marcel, que las hormigas se pueden comer el azúcar”.
No había duda, la campaña había comenzado. Con todo el trabajo realizado para mejorar las condiciones de vida de la población coclesana, “Melena” volvió a presentarse ante sus electores como un penonomeño en permanente vinculación con su provincia y sus habitantes, y a pesar del conflicto interno que no lo favorecía, se mantuvo leal al Partido Republicano: “No represento intereses de nadie. Desde su fundación, hace ocho años, soy miembro del Partido Republicano, el de la insignia del Venado, y en esa papeleta aparecerá mi candidatura a diputado y por ella deben votar ustedes. Como hombre de limitados recursos no puedo ofrecerles dinero para que voten por mí. Aun si tuviera el dinero, yo no creo que el voto se puede ni se debe vender como una mercancía. El voto es un derecho sagrado. Votar en una elección es el privilegio de un ciudadano y debe hacerlo con plena conciencia y solo debe votar por el candidato que le atenderá, con sinceridad. Debe el ciudadano votar por quien le cumplirá, haciendo una representación digna y responsable. Yo me comprometo a seguir trabajando en la forma que lo he hecho por el progreso y bienestar de mis comprovincianos. He cumplido y seguiré con ese mismo interés. Ustedes me conocen y saben que estas no son promesas electorales. Allí están los hechos y mi actuación de cuatro años como diputado”.
Pese a Penso, “Melena” ganó por segunda ocasión la diputación de Coclé. Tal fue el apoyo que recibió que logró obtener con su votación un residuo suficiente para sacar otro diputado en la papeleta del Partido Republicano: precisamente, Eric Arturo Delvalle.
El autor es empresario
A inicios de 1967, cuando la contienda electoral empezaba a encenderse otra vez, en Coclé se barajaban dos nombres para la diputación: Edgardo “Melena” Carles, que aspiraba a la reelección; y Eric Arturo Delvalle, sobrino de Max Delvalle, vicepresidente del mandatario en funciones, Marcos Robles.
Los Delvalle tenían en ese momento una gran fuerza dentro del Partido Republicano, a cargo en ese entonces del magnate azucarero y tío de Eric Arturo Delvalle, Marcel Penso. Como reseñó un diario de aquellos años, Eric Arturo Delvalle “pone en grave peligro las aspiraciones reeleccionistas del ingeniero Edgardo Carles”, porque “la maquinaria del partido, los recursos financieros y el respaldo masivo del Ingenio Santa Rosa son potenciales herramientas al servicio del joven industrial coclesano”.
Como reacción a toda esta escaramuza interna partidista, el diario La Calle publicó, el 3 de marzo de 1967, una noticia titulada: “Los Carles dicen no a vivezas de Marcel”. La nota recogió la opinión de la familia Carles, jefaturada en Coclé por el comerciante Generoso Carles Guardia, quien manifestó que “bajo ninguna circunstancia renunciarían a la diputación a que tienen derecho en la provincia, en donde han demostrado no ser segundos de ninguna otra fuerza política”. Otro diario tituló así: “Tengo suficiente dinero para comprar a todo Coclé, Pen$0”. La nota, fechada en Aguadulce, decía lo siguiente: Comentarios diversos vienen provocando las ostentaciones económicas del magnate azucarero Marcel Penso, en el sentido de que tiene suficiente dinero para comprar a todos los electores de la provincia de Coclé, a fin de sacar como diputado a su sobrino Eric Arturo Delvalle (Tuturo). Y otro medio publicó una glosa: MUCHO DINERO. Marce, a quien como se dice en sectores conocedores jamás escatima gastos en las campañas políticas, ha manifestado categóricamente que está dispuesto a gastar un millón de balboas para derrotar a los hermanos Carles.
A los pocos días, en un acto en Penonomé, “Melena” respondió a los contrincantes políticos: “En 1964, con el concurso de muchos de Uds. que me favorecieron con su voto, fui electo diputado a la Asamblea Nacional. Como diputado considero mi deber velar, en toda forma posible, por el bienestar de todos los panameños, y en especial el de mis comprovincianos. La posición de diputado exige una vocación de servicio a los demás y no puede ser utilizada como un instrumento para defensa de intereses personales y egoístas; por eso una diputación no puede ser una mercancía que se ofrece al mejor postor. Es una posición de responsabilidad donde debe existir una identificación entre electores y representantes, donde el diputado ha de sentir emoción e interés por el bienestar de las comunidades que lo eligieron y debe estar consciente de que con ellos adquirió un gran compromiso.
Las palabras de “Melena” encontraron eco en varios de los diarios de la época: el Expreso, La Hora, La Estrella de Panamá. No era cualquier cosa que un diputado afirmara que un puesto de elección popular no era una mercancía. No lo era entonces, como no lo es ahora. Con el intercambio entre Penso y “Melena”, la disputa dentro del Partido Republicano se volvió comidilla mediática y a “Melena” no le quedó otra que responder, ante la insistente ostentación del empresario azucarero sobre su poderío económico: “Ojo Marcel, que las hormigas se pueden comer el azúcar”.
No había duda, la campaña había comenzado. Con todo el trabajo realizado para mejorar las condiciones de vida de la población coclesana, “Melena” volvió a presentarse ante sus electores como un penonomeño en permanente vinculación con su provincia y sus habitantes, y a pesar del conflicto interno que no lo favorecía, se mantuvo leal al Partido Republicano: “No represento intereses de nadie. Desde su fundación, hace ocho años, soy miembro del Partido Republicano, el de la insignia del Venado, y en esa papeleta aparecerá mi candidatura a diputado y por ella deben votar ustedes. Como hombre de limitados recursos no puedo ofrecerles dinero para que voten por mí. Aun si tuviera el dinero, yo no creo que el voto se puede ni se debe vender como una mercancía. El voto es un derecho sagrado. Votar en una elección es el privilegio de un ciudadano y debe hacerlo con plena conciencia y solo debe votar por el candidato que le atenderá, con sinceridad. Debe el ciudadano votar por quien le cumplirá, haciendo una representación digna y responsable. Yo me comprometo a seguir trabajando en la forma que lo he hecho por el progreso y bienestar de mis comprovincianos. He cumplido y seguiré con ese mismo interés. Ustedes me conocen y saben que estas no son promesas electorales. Allí están los hechos y mi actuación de cuatro años como diputado”.
Pese a Penso, “Melena” ganó por segunda ocasión la diputación de Coclé. Tal fue el apoyo que recibió que logró obtener con su votación un residuo suficiente para sacar otro diputado en la papeleta del Partido Republicano: precisamente, Eric Arturo Delvalle.