La necesidad de un proceso constituyente
- 29/09/2024 23:00
- 29/09/2024 13:22
Un proceso constituyente y una Asamblea Nacional realizados honradamente, con conciencia patriótica y democrática, serán los instrumentos más idóneos para que todos los panameños seamos los verdaderos protagonistas y verdaderos dueños de nuestro propio destino La realización de un proceso constituyente que derive en una Asamblea Nacional que redacte la Carta Magna, implica explicarle al pueblo, a efecto de que entienda, comprenda y se empodere de su significado y alcances. Un fenómeno jurídico-político de esta índole, puede ser objeto de toda clase de manipulaciones por las máquinas partidocráticas y factores de poder, que pueden pretender, como se dice en buen panameño, “pescar en río revuelto”. La fase de alfabetización constitucional a iniciarse a partir de enero de 2025 es muy importante, pues se trata de que el pueblo se eduque en este tema y sepa separar el grano de la paja.
Un proceso constituyente y una Asamblea Nacional realizados honradamente, con conciencia patriótica y democrática, serán los instrumentos idóneos para que todos los panameños seamos los verdaderos protagonistas y verdaderos dueños de nuestro propio destino.
Ya basta de que pequeñas y poderosas minorías sigan decidiendo dizque a nombre del pueblo y de las mayorías nacionales y sus decisiones, al final, siempre sean para su provecho particular y no de quienes ellos dicen representar.
Lo más importante en una democracia es educar para ella. Educar para la democracia es educar para la responsabilidad, es decir educar para la libertad. A un pueblo educado y desarrollado democráticamente le sobran los parches y reformas que solo han servido a la fecha para barnizar una estructura autocrática; logrando conocer y comprender lo que es en sí un proceso constituyente, tiene para sí, las herramientas para que individual y colectivamente ya no lo manipulen ni lo manejen, para satisfacer intereses bastardos. Siendo consciente de sus principios, tanto morales como éticos, el pueblo panameño estará a un paso de enseriar el papel del Estado, consciente de sus derechos, para que más nunca sea pisoteado y sojuzgado.
A eso, precisamente, le temen ciertos grupos y sectores, a que el pueblo sepa y conozca todo lo que implica un proceso constituyente y que cada ciudadano de este país sepa que será él y no más nadie, quien participe directamente en crear y decidir, a fin de encontrar la solución a nuestros graves problemas, frente a un Estado que se resquebraja y desmorona institucionalmente cada día. No hay poder dentro de la concepción democrática de este término, superior al pueblo. Es este el único dueño de su destino, después de Dios y ese es su derecho en ejercicio de su soberanía. Si queremos propiciar un verdadero desarrollo en lo económico y social, se le debe dar la oportunidad al pueblo para que con el concurso de todos, se pueda darle a la nación y al Estado un ordenamiento que desmantele las estructuras autoritarias donde unos pocos deciden la suerte de todos.
La realización de un proceso constituyente que derive en una Asamblea Nacional que redacte la Carta Magna, implica explicarle al pueblo, a efecto de que entienda, comprenda y se empodere de su significado y alcances. Un fenómeno jurídico-político de esta índole, puede ser objeto de toda clase de manipulaciones por las máquinas partidocráticas y factores de poder, que pueden pretender, como se dice en buen panameño, “pescar en río revuelto”. La fase de alfabetización constitucional a iniciarse a partir de enero de 2025 es muy importante, pues se trata de que el pueblo se eduque en este tema y sepa separar el grano de la paja.
Un proceso constituyente y una Asamblea Nacional realizados honradamente, con conciencia patriótica y democrática, serán los instrumentos idóneos para que todos los panameños seamos los verdaderos protagonistas y verdaderos dueños de nuestro propio destino.
Ya basta de que pequeñas y poderosas minorías sigan decidiendo dizque a nombre del pueblo y de las mayorías nacionales y sus decisiones, al final, siempre sean para su provecho particular y no de quienes ellos dicen representar.
Lo más importante en una democracia es educar para ella. Educar para la democracia es educar para la responsabilidad, es decir educar para la libertad. A un pueblo educado y desarrollado democráticamente le sobran los parches y reformas que solo han servido a la fecha para barnizar una estructura autocrática; logrando conocer y comprender lo que es en sí un proceso constituyente, tiene para sí, las herramientas para que individual y colectivamente ya no lo manipulen ni lo manejen, para satisfacer intereses bastardos. Siendo consciente de sus principios, tanto morales como éticos, el pueblo panameño estará a un paso de enseriar el papel del Estado, consciente de sus derechos, para que más nunca sea pisoteado y sojuzgado.
A eso, precisamente, le temen ciertos grupos y sectores, a que el pueblo sepa y conozca todo lo que implica un proceso constituyente y que cada ciudadano de este país sepa que será él y no más nadie, quien participe directamente en crear y decidir, a fin de encontrar la solución a nuestros graves problemas, frente a un Estado que se resquebraja y desmorona institucionalmente cada día. No hay poder dentro de la concepción democrática de este término, superior al pueblo. Es este el único dueño de su destino, después de Dios y ese es su derecho en ejercicio de su soberanía. Si queremos propiciar un verdadero desarrollo en lo económico y social, se le debe dar la oportunidad al pueblo para que con el concurso de todos, se pueda darle a la nación y al Estado un ordenamiento que desmantele las estructuras autoritarias donde unos pocos deciden la suerte de todos.