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La fórmula de Mulino: las tres C’s

Actualizado
  • 17/05/2024 00:00
Creado
  • 17/05/2024 00:00

[...] confianza, consenso y certeza. Este trinomio perfecto es lo que necesita Mulino en estos momentos para lograr el éxito y también lo que necesita la población para contener la zozobra y eliminar las dudas que teníamos sobre el devenir del país

Con la primera ola de designaciones para el nuevo gabinete del próximo gobierno nos llega una ráfaga de tranquilidad porque indica que el presidente Mulino está trabajando un proceso con base en las tres C’s: confianza, consenso y certeza. Este trinomio perfecto es lo que necesita Mulino en estos momentos para lograr el éxito y también lo que necesita la población para contener la zozobra y eliminar las dudas que teníamos sobre el devenir del país.

No hay duda que durante los últimos años hemos vivido una gran crisis de confianza. Desde hace tiempo todas las encuestas muestran muy bajos niveles de confianza en la gran mayoría de las instituciones públicas y privadas. La gente desconfía de las noticias, los trabajadores desconfían de sus empleadores, las empresas desconfían del gobierno, los electores desconfían del Tribunal Electoral y los feligreses hasta de sus párrocos e iglesias. Así las cosas, no nos debe sorprender del pésimo entorno que tenemos para generar inversiones y reactivar la actividad económica.

Como dijera Thomas Watson, fundador de IBM, “Lo más difícil del poder de la confianza es que es muy fácil de destruir y muy difícil de construir”. Por eso, recuperar la confianza es algo tan crucial que no intentarlo pondría en peligro nuestra misma democracia.

Por eso, las designaciones que se anunciaron de varios ministros de Estado y directores de entidades estatales generan esa confianza. Sin embargo, eso no es todo y hay que hacer mucho más, como por ejemplo mejorar la educación, fortalecer el sistema de salud, aumentar la competencia, promover la transparencia, asegurar el Estado de derecho y eliminar la corrupción.

Será un largo camino, quizás incluso una lucha intergeneracional, pero la confianza es la base de todo y de eso depende el futuro de nuestra sociedad. Si no se emprende con determinación el camino de recuperar la confianza, no habrá solución para aumentar la productividad, crecer la economía, bajar el desempleo, salir de las listas fiscales y todos los demás males que frenan el inmenso potencial económico de este país.

Por su parte, construir consensos es lograr acuerdos nacionales y sentarse a dialogar para traer soluciones concretas a los problemas de la mayoría. No se trata de comprometer nuestros valores, sino de encontrar una visión equilibrada con la que todas las partes coincidan.

Por supuesto que esto no es fácil tampoco, pero de ello depende la gobernabilidad del país. Y es esencial que Mulino junte en su gabinete a los mejores, se siente con todas las partes y encuentre puntos en común que eliminen la desconfianza, pero que también generen estabilidad para poder dar inicio a una gestión de políticas públicas.

Hasta ahora Mulino ha mostrado tener el liderazgo para lograr estos primeros consensos y reconocer que no tiene todas las respuestas, y que la forma más poderosa de liderar este país es invitar a todos los bandos para que se sienten en la misma mesa, interpreten los hechos y debatan las ideas de cómo se van a abordar.

Pero no es secreto que para alcanzar esa confianza y construir esos consensos, el país necesita certeza. En tiempos de mucha incertidumbre, la gente busca cualquier escapatoria para salvarse y calmar sus males, y no necesariamente son soluciones buenas. Por tanto, abordar esa incertidumbre requiere habilidades estratégicas de comunicación y un buen lenguaje verbal y corporal para eliminar cualquier duda o contradicción.

La comunicación de Mulino ha sido clara y efectiva. Y hasta ahora ha sido consistente con su mensaje. Lo que dijo el domingo en su discurso de aceptación, lo reiteró el miércoles en su acto de proclamación, y nuevamente sus nombramientos también transmiten líneas de comunicación alineadas de manera consistente. Y esto permite que las personas hoy se sientan más cómodas y seguras, más tranquilas y confiadas, y más participadas. Lo que a su vez le dará al propio Mulino la oportunidad de concentrarse en lo que realmente importa, que es su rol de presidente y seguir buscando la fórmula para contribuir de manera efectiva cuando tome posesión el próximo 1 de julio.