La conciencia de lo que somos
- 28/07/2024 23:00
- 27/07/2024 12:14
Algunos nombramientos del Ejecutivo son aplaudidos y otras nos han dejado pensando. El control de la Asamblea de Diputados no parece estar en buenas manos Por mucho tiempo he dejado claro mi sentimiento de que no pasará nada. Eso, muy a pesar de que no he renunciado a referirme al tema de la corrupción en este y otros espacios. Entonces y resumiendo: investigaron y señalaron como corruptos a dos expresidentes panameños en los Estados Unidos; se dieron las protestas de julio de 2022 y las de octubre y noviembre de 2023, entre otros actos que parecían contradecir mis señalamientos. Prefería esos logros en el camino del adecentamiento de la cosa pública que tener la razón.
Entonces llegó y pasó el 5 de mayo. Esa fecha en que muchos decimos que el pueblo panameño habló alto y claro sobre lo que quiere para el futuro del país, cómo quiere que se lleve la política nacional y cómo desean que se conduzcan los políticos. Pero la realidad del 5 de mayo y los temas mencionados que parecían llevarnos por buen camino, más parece que cayeron en oídos sordos.
Volvemos al “no va a pasar nada”, en particular para este servidor que tiene la mala costumbre de ver los eventos en el marco de la supervivencia de la humanidad y, en el caso menos amplio, en la construcción de una mejor sociedad y un mejor país. Que se hagan esfuerzos heroicos, en tiempos de corrupción, para garantizar en un mundo más convulsionado, esa supervivencia.
El espejismo vivido destacó en muchos pronunciamientos de figuras públicas y politiqueros, la trillada frase de: “El pueblo panameño es un pueblo noble”, que a mi parecer muchas veces es utilizada para eximirnos de nuestras perversidades, para pasar agachados o para exculparnos.
La Real Academia Española (RAE) define el adjetivo “noble” como: “honroso, estimable, como contrapuesto a deshonrado y vil”. Pero: cómo es posible que tanta nobleza, que sufre a diario los retos de los deficientes servicios públicos, por ejemplo, puede darle responsabilidades de legislar a personas que obran en su contra. Más bien parecemos lo “contrapuesto” definido por la RAE, Deshonrado: “Pérdida de la honra”, y vil (viles): 1- Bajo o despreciable. 2-: Indigno, torpe o infame. 3-: Dicho de una persona: que falta o corresponde mal a la confianza que en ella se pone”. Pero es justo agregar la también trillada excusa de: “no todos” o “claro que hay excepciones” para tener esperanza, tapar el sol con un dedo o para salvarnos de nosotros mismos.
Algunos nombramientos del Ejecutivo son aplaudidos y otras nos han dejado pensando. El control de la Asamblea de Diputados no parece estar en buenas manos. En términos generales, la población rechazó el 5 de mayo a los que hoy ocupan las posiciones directivas y los que parecen ser la opción para construir un camino de reestructuración y esperanza, no parecen tener oportunidades reales para hacerlo. En su novela Ensayo sobre la Ceguera José Saramago escribió que: “dentro de nosotros existe algo que no tiene nombre y eso es lo que realmente somos”. Cada actor de la cosa pública y política se define abiertamente y nos han dejado saber en realidad quienes son, y vale la pena subrayar que muchos son conscientes de que lo que llevan adentro “no tiene nombre”.
El término ‘conciencia’ en la RAE dice 1- “Capacidad del ser humano de reconocer la realidad circundante y de relacionarse con ella.”; 2- “Conocimiento inmediato o espontáneo que el sujeto tiene de sí mismo, de sus actos y reflexiones.”; 3- “Conocimiento reflexivo de las cosas.”, y 4- “Acto psíquico por el que un sujeto se percibe a sí mismo en el mundo”.
Así como vamos no será posible emprender un camino provechoso hacia el futuro. Esa larga aventura de la que habla Mario Mendoza, autor de La importancia de morir a tiempo, que en su escrito titulado El eterno retorno, señala que: “Lo que parece, más bien, es que hemos estado aquí desde hace tiempo, que hemos construido ya muchas veces civilizaciones magníficas, muy sofisticadas, y que grandes catástrofes han borrado a esas culturas de la noche a la mañana. Unos pocos sobrevivientes que han logrado esconderse en rincones apartados del planeta han sido los encargados de volver a comenzar nuestra ya larga aventura sobre la Tierra”.
En esta marejada de corrupción, “nuestra gran catástrofe” los del grupo Vamos de la Asamblea de Diputados, tiene pocas opciones de reconstruir nuestros pasos hacia el futuro. Quisiera yo penar que podremos educar a las nuevas generaciones para que tengan conocimiento de que la existencia de este querido Panamá depende de nosotros y eso requiere un grado superior de conciencia que los maleantes y corruptos optan por no tener. A pesar de las derrotas momentáneas, hay que seguir trabajando con entereza y dignidad.
El autor es comunicador social
Por mucho tiempo he dejado claro mi sentimiento de que no pasará nada. Eso, muy a pesar de que no he renunciado a referirme al tema de la corrupción en este y otros espacios. Entonces y resumiendo: investigaron y señalaron como corruptos a dos expresidentes panameños en los Estados Unidos; se dieron las protestas de julio de 2022 y las de octubre y noviembre de 2023, entre otros actos que parecían contradecir mis señalamientos. Prefería esos logros en el camino del adecentamiento de la cosa pública que tener la razón.
Entonces llegó y pasó el 5 de mayo. Esa fecha en que muchos decimos que el pueblo panameño habló alto y claro sobre lo que quiere para el futuro del país, cómo quiere que se lleve la política nacional y cómo desean que se conduzcan los políticos. Pero la realidad del 5 de mayo y los temas mencionados que parecían llevarnos por buen camino, más parece que cayeron en oídos sordos.
Volvemos al “no va a pasar nada”, en particular para este servidor que tiene la mala costumbre de ver los eventos en el marco de la supervivencia de la humanidad y, en el caso menos amplio, en la construcción de una mejor sociedad y un mejor país. Que se hagan esfuerzos heroicos, en tiempos de corrupción, para garantizar en un mundo más convulsionado, esa supervivencia.
El espejismo vivido destacó en muchos pronunciamientos de figuras públicas y politiqueros, la trillada frase de: “El pueblo panameño es un pueblo noble”, que a mi parecer muchas veces es utilizada para eximirnos de nuestras perversidades, para pasar agachados o para exculparnos.
La Real Academia Española (RAE) define el adjetivo “noble” como: “honroso, estimable, como contrapuesto a deshonrado y vil”. Pero: cómo es posible que tanta nobleza, que sufre a diario los retos de los deficientes servicios públicos, por ejemplo, puede darle responsabilidades de legislar a personas que obran en su contra. Más bien parecemos lo “contrapuesto” definido por la RAE, Deshonrado: “Pérdida de la honra”, y vil (viles): 1- Bajo o despreciable. 2-: Indigno, torpe o infame. 3-: Dicho de una persona: que falta o corresponde mal a la confianza que en ella se pone”. Pero es justo agregar la también trillada excusa de: “no todos” o “claro que hay excepciones” para tener esperanza, tapar el sol con un dedo o para salvarnos de nosotros mismos.
Algunos nombramientos del Ejecutivo son aplaudidos y otras nos han dejado pensando. El control de la Asamblea de Diputados no parece estar en buenas manos. En términos generales, la población rechazó el 5 de mayo a los que hoy ocupan las posiciones directivas y los que parecen ser la opción para construir un camino de reestructuración y esperanza, no parecen tener oportunidades reales para hacerlo. En su novela Ensayo sobre la Ceguera José Saramago escribió que: “dentro de nosotros existe algo que no tiene nombre y eso es lo que realmente somos”. Cada actor de la cosa pública y política se define abiertamente y nos han dejado saber en realidad quienes son, y vale la pena subrayar que muchos son conscientes de que lo que llevan adentro “no tiene nombre”.
El término ‘conciencia’ en la RAE dice 1- “Capacidad del ser humano de reconocer la realidad circundante y de relacionarse con ella.”; 2- “Conocimiento inmediato o espontáneo que el sujeto tiene de sí mismo, de sus actos y reflexiones.”; 3- “Conocimiento reflexivo de las cosas.”, y 4- “Acto psíquico por el que un sujeto se percibe a sí mismo en el mundo”.
Así como vamos no será posible emprender un camino provechoso hacia el futuro. Esa larga aventura de la que habla Mario Mendoza, autor de La importancia de morir a tiempo, que en su escrito titulado El eterno retorno, señala que: “Lo que parece, más bien, es que hemos estado aquí desde hace tiempo, que hemos construido ya muchas veces civilizaciones magníficas, muy sofisticadas, y que grandes catástrofes han borrado a esas culturas de la noche a la mañana. Unos pocos sobrevivientes que han logrado esconderse en rincones apartados del planeta han sido los encargados de volver a comenzar nuestra ya larga aventura sobre la Tierra”.
En esta marejada de corrupción, “nuestra gran catástrofe” los del grupo Vamos de la Asamblea de Diputados, tiene pocas opciones de reconstruir nuestros pasos hacia el futuro. Quisiera yo penar que podremos educar a las nuevas generaciones para que tengan conocimiento de que la existencia de este querido Panamá depende de nosotros y eso requiere un grado superior de conciencia que los maleantes y corruptos optan por no tener. A pesar de las derrotas momentáneas, hay que seguir trabajando con entereza y dignidad.