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La calamidad de vivir sin agua

Actualizado
  • 23/02/2025 00:00
Creado
  • 22/02/2025 21:15

Es increíble que, en un país hídricamente privilegiado como Panamá, más de la mitad de su población enfrenta un futuro incierto de escasez total de agua y frecuentes sequías. Por tanto, es hora de repensar nuestra relación con el agua.

Imagínese cualquier día en Panamá, donde las temperaturas suben arriba de los 30 grados C, y en la que los camiones cisternas no llegan rutinariamente, dejando sin agua durante días a varias barriadas y comunidades. Según cifras oficiales, más del 35 % de la población recibe agua del acueducto solo esporádicamente, una situación que se ha convertido en la nueva normalidad.

Igualmente, cuando esta agua llega a los hogares a través del sistema de tuber ías de la ciudad, los habitantes la almacenan en tanques gigantes en los tejados para tener acceso continuo al agua durante días. Pero a pesar de esto, la mayoría de las veces, el agua de los tanques se utiliza antes del siguiente suministro, dejando a miles de personas sin agua durante muchos días.

Es común ver ahora cuando las personas buscan casas para comprar o alquilar, revisan los listados y tratan de evitar las áreas donde se sabe que tienen un suministro de agua irregular. Porque lo peor para una persona o familia es tener una casa donde no llega el agua.

Pero cómo llegamos a esta situación aquí en Panamá donde supuestamente somos un país abundante en agua. Y lo primero que debemos destacar es que no se trata solamente de una escasez de agua. Ya existen lugares en Panamá donde simplemente ya no llega el agua, y dependen totalmente del suministro de camiones cisternas.

Durante la temporada de lluvias, en Panamá cae un promedio de 150 metros cúbicos de lluvia cada segundo, durante una fuerte tormenta, suficiente para llenar 150 tanques de 1,000 litros. El verdadero problema es la diferencia, a lo largo del tiempo, en la forma en que la tierra absorbe esta lluvia y se filtra hacia el nivel freático subterráneo. En un ciclo del agua que funcione, aproximadamente una cuarta parte de cada lluvia debería ser absorbida nuevamente por la tierra. Pero en Panamá, donde el rápido desarrollo urbano ha provocado un enorme aumento de las carreteras pavimentadas y la deforestación desenfrenada ha alterado el paisaje físico, la infiltración de agua se ha reducido drásticamente a menos del 10 %.

Es un proceso enormemente destructivo, que altera drásticamente el suelo y requiere una enorme cantidad de agua. Todo ese concreto hace que el agua de lluvia simplemente fluya, en lugar de hundirse en el suelo, e impide que se deposite en piscinas naturales y presas artificiales.

En un análisis de cobertura del suelo, entre 2005 y 2020 se construyeron viviendas y calles en el orden de 80 kilómetros cuadrados dentro de la ciudad de Panamá, sin prestar atención ni consideración a temas de agricultura, bosques y pastos. Todas esas construcciones hacen que el agua de lluvia simplemente corra por las calles y aceras, reduciendo la absorción, aumentando la escorrentía, desaprovechando el agua limpia que nos queda y contaminando cauces naturales y artificiales.

El Idaan es la institución responsable de la producción y distribución de agua a la población. Su sistema de tuberías subterráneas que suministran el agua es extremadamente antiguo, construido hace más de 60 años y ampliado rápida y desordenadamente desde entonces. En algunos puntos, las tuberías están rotas y pierden agua bajo tierra, algunas ya con oxidación que reducen la cantidad final de agua que se entrega.

Para abordar el problema de falta de agua, hay que empezar por invertir en proyectos de reforestación dentro de los límites de la ciudad. Los diferentes gobiernos que hemos tenido tienden a proponer proyectos de ingeniería complicados y costosos para resolver el problema. En el caso de ciudad de Panamá, dependemos del embalse del río Bayano, a 70 kilómetros de la ciudad. Pero debido a que el sistema Bayano es una represa de almacenamiento de agua (y las represas están sujetas a una mayor evaporación debido al aumento de las temperaturas), no es el sistema más eficiente.

La verdadera solución a los problemas hídricos que enfrenta nuestro país - y el mundo entero - radica en redefinir nuestra relación con el agua. Uno de los proyectos principales en Europa e Israel es implementar un centro de permacultura en funcionamiento, que cree baños secos, sistemas de recolección de agua de lluvia, zanjas para preservar la humedad y otros proyectos de uso responsable del agua. Los panameños esperamos que las autoridades responsables piensen bien las cosas y hagan lo que corresponde. Hasta ahora han demostrado incapacidad y mala gestión. Y mientras tanto, persistirá el malestar social y la falta de agua seguirá siendo un tema cada vez más de rutina.