La CADE y nuestra visión país
- 19/04/2024 23:00
- 18/04/2024 12:53
Soñar un país diferente no es difícil. Un Panamá más próspero, con oportunidades reales para todas las personas, con igualdad ante la ley, acceso a salud y educación de calidad, y donde impere el Estado de derecho con una institucionalidad sólida. Ese Panamá que le brinde nuevamente la confianza a los inversionistas – tanto locales como extranjeros – para que se nos vea como un puerto seguro para crear más y mejores empleos, es lo que muchos tenemos en mente. Hacerlo realidad es la parte complicada. O eso quieren que creamos.
En la Conferencia Anual de Ejecutivos (CADE) 2024, evento insignia de la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa (Apede), tuvimos un pantallazo de ese Panamá que todos soñamos con tener. La CADE tuvo como centro tener discusiones, entre expertos locales e internacionales, sobre la visión de un Panamá mejor. La base de todo fue el documento Visión País 2050, construido por el sector privado en conjunto con organizaciones como el BID, CAF, Senacyt, y otras más que creen en que la colaboración y el consenso entre los actores que constituyen nuestro país es lo que nos enrumbará en el camino de la prosperidad. Y dicho documento no solo se enfoca en la parte económica y en crecimiento, sino también le pone un énfasis enorme a la inclusión, sostenibilidad, y libertad, para que la mejora en la calidad de vida no sea solo para un grupo favorecido por el Gobierno, sino para todos.
Sin duda alguna, hubo temas transversales de enorme relevancia para construir ese Panamá que queremos, y estos fueron la educación, mejorándose no solo desde una perspectiva de recursos, sino también en su calidad y su capacidad de adaptarse ante la innovación y los cambios tecnológicos, así como la apertura de Panamá hacia el libre comercio y la libertad empresarial, reposando en la gobernabilidad democrática e institucionalidad como bases fundamentales para generar confianza. Y esta confianza no es solamente desde la perspectiva de atracción de inversión, sino de la confianza que puedan tener las personas para participar activamente en el devenir del país. Sin estos espacios, de los cuales la CADE es un ejemplo, nuestra república se resquebraja y los ciudadanos empiezan a buscar otros mecanismos que rompen el imperio de la ley (por ejemplo, protestas masivas que desembocan en vandalismo).
La conferencia igual fue tribuna para que los candidatos a la presidencia explicaran cómo incorporarían Visión País 2050 dentro de sus planes de gobierno. Al fin y al cabo, el documento es básicamente un plan de estado, que les hace la tarea más fácil tanto al próximo Gobierno, como a los subsiguientes, trazando una hoja de ruta para la prosperidad. Cuatro de los candidatos presidenciales, y uno de los vicepresidentes, respondieron el llamado del sector privado y de la sociedad civil presente en la CADE. Fue una verdadera lástima que, aun siendo invitados, y contando con una cobertura mediática sin precedentes para un evento de este tipo, se haya rechazado el participar; lo más penoso fue que las declinaciones se dieron a pocas horas de la participación esperada de los candidatos. Confiemos que, de llegar a la presidencia alguno de los que no asistieron, su Gobierno no será uno donde se le cierre las puertas al sector que crea empleos y genera las riquezas de nuestro país.
La Apede, mediante la CADE 2024, se volvió a consolidar como ese foro esencial para el diálogo, consenso, y la acción. Tal y como lo declaran sus valores de la promoción de la educación de calidad para todos, el comportamiento ético en el empresario y ejecutivo de empresa, la defensa de la democracia como mecanismo de toma de decisiones, y la expansión de la libertad como ingrediente fundamental para una república próspera, es lo que se defenderá en este nuevo quinquenio, sean quienes sean los que resulten electos para los distintos cargos de elección popular. Nuestro compromiso es con el país y con cada uno de ustedes, para que la Visión País que se ha construido, sea una realidad, y no quede solamente como un sueño imposible de cumplir.