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Festividad de Cristo Rey

Actualizado
  • 26/11/2024 02:03
Creado
  • 23/11/2024 20:32

El domingo 24 de noviembre las iglesias cristianas de tradición católica celebran la solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, conocida también como la fiesta de Cristo Rey. Esta fiesta se celebra el último domingo del año litúrgico corriente y es la antesala al nuevo año litúrgico que se inicia con la festividad del Adviento.

Históricamente, esta festividad fue instituida por el papa Pío XI el 11 de diciembre de 1925 mediante la encíclica Quas primas. La intención del papa era reafirmar la soberanía de Cristo sobre la Iglesia y el mundo, en un momento en que el nacionalismo y el secularismo estaban en aumento después de la Primera Guerra Mundial.

La celebración de Cristo Rey tiene un profundo significado escatológico, ya que se enfoca en la realeza de Jesús no solo en el cielo, sino también en la vida cotidiana de los creyentes. Jesús es presentado como el Rey del Universo, cuyo reino es de verdad, justicia, amor y paz. La festividad cierra el año litúrgico, resaltando la importancia de Cristo como el centro de toda la historia y la vida humana.

La solemnidad de Cristo Rey es una oportunidad para los cristianos de reflexionar sobre la soberanía de Cristo y su reinado en sus vidas y en el mundo. Es un recordatorio de que el reino de Cristo es eterno y universal, y que su presencia transformadora debe ser reconocida y vivida en todos los aspectos de la existencia humana. Las lecturas para la solemnidad de la festividad de Cristo Rey este año 2024 serán las siguientes: Primera lectura: Daniel 7,13-14. Salmo responsorial: Salmo 92,1ab. 1c-2. 5. Segunda lectura: Apocalipsis 1,5-8. Evangelio: Juan 18,33-37.

La primera lectura de Daniel 7,13-14 nos presenta una visión profética, donde “uno como un hijo de hombre” recibe dominio, gloria y un reino eterno de parte del “Anciano de días”. Esta imagen prefigura la soberanía y realeza de Cristo, reconocido como el Rey del Universo cuya autoridad trasciende el tiempo y las naciones. La lectura nos invita a reconocer y confiar en la victoria definitiva de Cristo sobre el mal y su gobierno justo y eterno, que ofrece esperanza y fortaleza a los creyentes en tiempos de adversidad.

El Salmo 92 nos invita a cantar la grandeza y la realeza de Dios, quien “reina vestido de majestad” y “afirma el orbe, y no vacila”. Este salmo resalta la estabilidad y la firmeza del reinado de Dios, recordándonos que su trono es desde siempre y para siempre. La celebración de Cristo Rey es un momento para alabar a Dios por su soberanía, reconociendo que, a pesar de las turbulencias del mundo, su justicia y su poder son inmutables y eternos. Y, en el Evangelio de Juan 18,33-37, Jesús se presenta ante Pilato y afirma que su reino “no es de este mundo”. Este pasaje nos desafía a reflexionar sobre la naturaleza del reino de Cristo, que no se basa en el poder terrenal, sino en la verdad y el servicio. Jesús, como rey, nos llama a un reino que transforma corazones y mentes, instaurando la justicia, la paz y el amor. Su respuesta a Pilato redefine el concepto de realeza, invitándonos a participar en su misión de llevar la verdad y la luz a todas las naciones.

En el siglo XXI, la solemnidad de Cristo Rey puede tener un significado profundo y práctico para los cristianos de todo el mundo. Esta celebración invita a los creyentes a reflexionar sobre la soberanía de Cristo en un contexto global, marcado por desafíos como el materialismo, el individualismo y las injusticias sociales.

Reconocer a Cristo como rey implica trabajar activamente por la justicia social, la paz y la reconciliación en nuestras comunidades y a nivel global. Lo que enfatiza un compromiso con el promover la justicia y la paz. Inspirados por el ejemplo de Cristo, los cristianos pueden dedicar tiempo y recursos a servir a los más necesitados, promoviendo una cultura de solidaridad y compasión, fomentando la solidaridad y el servicio.

En un mundo lleno de información errónea y corrupción, los creyentes están llamados a ser defensores de la verdad, la honestidad y la integridad en todos los aspectos de la vida. Defendiendo siempre la verdad y la integridad. Reconocer a Cristo como rey significa permitir que sus enseñanzas guíen nuestras decisiones diarias, promoviendo una vida que refleje el amor, la misericordia y el perdón. Viviendo una vida coherente con los valores cristianos.

Celebremos con alegría y gratitud la festividad de nuestro Rey y Señor.

*El autor es sacerdote