Escuchar lo que no se dice
- 28/08/2024 23:00
- 28/08/2024 11:29
...es esencial desarrollar una capacidad para percibir lo que queda sin decir... La frase “lo más importante en la comunicación es escuchar lo que no se dice” encapsula una de las perspectivas más profundas y complejas sobre la comunicación. Aunque a primera vista puede parecer paradójica, esta afirmación revela una verdad fundamental: la comunicación efectiva no se limita a las palabras pronunciadas o escritas, sino que también implica entender el contexto, las emociones y las intenciones que subyacen a lo expresado.
Los aspectos más críticos de la comunicación no siempre se transmiten de manera explícita. Las palabras pueden ser limitadas, ambiguas o insuficientes para captar la totalidad de lo que una persona realmente quiere expresar. Por lo tanto, es esencial desarrollar una capacidad para percibir lo que queda sin decir, lo que se insinúa o lo que se transmite a través de silencios y lenguaje corporal. En este sentido, la verdadera escucha va más allá de las palabras y requiere una atención plena del entorno, las emociones, y las intenciones detrás del mensaje.
Técnicas para aplicar el consejo
La escucha activa es una técnica fundamental para captar lo que no se dice. Esto implica no solo prestar atención a las palabras, sino también observar el lenguaje corporal, los tonos de voz y las pausas. Al hacer esto, uno puede identificar incongruencias entre lo dicho y lo que realmente se siente o piensa.
La empatía permite conectar con las emociones y perspectivas de la otra persona, facilitando la comprensión de sus verdaderas necesidades y preocupaciones. Esto es crucial para “escuchar lo que no se dice”, ya que las personas no siempre expresan directamente sus sentimientos más profundos.
El lenguaje corporal puede decir mucho más que las palabras. Gestos, expresiones faciales y posturas pueden revelar inseguridades, preocupaciones o desacuerdos que no se expresan verbalmente. Aprender a leer estas señales es clave para una comunicación más completa.
Comprender el contexto en el que se da la comunicación es esencial. Factores como el entorno, la historia entre las partes y las circunstancias actuales pueden influir en lo que se dice y lo que se omite.
En ocasiones, las personas no dicen todo lo que piensan porque no se les ha preguntado de manera efectiva. Formular preguntas abiertas y no sugerentes puede ayudar a revelar información que de otro modo permanecería oculta.
Tomar acción
Para aplicar consistentemente el consejo de “escuchar lo que no se dice”, se requiere un cambio de enfoque en la forma en que abordamos la comunicación. Primero, es fundamental cultivar la paciencia y la atención plena. No debemos apresurarnos a juzgar o responder, sino que debemos tomarnos el tiempo para realmente escuchar y observar.
Segundo, es esencial fomentar un entorno de confianza y apertura donde las personas se sientan seguras para expresar lo que realmente piensan. Esto implica liderar con el ejemplo, mostrar empatía y disposición para entender más allá de las palabras.
Tercero, debemos estar dispuestos a reconocer y abordar las incongruencias cuando las detectamos. Si percibimos que alguien está diciendo una cosa, pero siente otra, es importante abordarlo de manera respetuosa, tal vez diciendo algo como “parece que hay algo más que te preocupa. ¿Quieres hablar de ello?”.
Aplicarlo constantemente
Para aplicar este principio de manera continua, se puede practicar la autoevaluación regular. Reflexionar sobre nuestras interacciones y preguntarnos si realmente entendimos lo que la otra persona quería comunicar es una manera efectiva de mejorar nuestra capacidad de “escuchar lo que no se dice”.
También es útil capacitarse continuamente en habilidades de comunicación y relaciones interpersonales. Participar en talleres de inteligencia emocional, por ejemplo, puede mejorar nuestra habilidad para captar señales no verbales y comprender mejor a los demás.
Esta perspectiva se le atribuye a Peter Drucker, el padre del ‘management’ moderno, con autoría de más de 35 libros, muchos artículos y un sinfín de conferencias. Nos enseña que la verdadera comunicación va más allá de las palabras. Aunque la frase exacta puede no estar en sus libros, el espíritu de esta idea se puede encontrar en muchas de sus obras, como The Effective Executive y Management: Tasks, Responsibilities, Practices, donde Drucker enfatiza la importancia de la escucha activa y la interpretación del significado más profundo en la comunicación.
Al desarrollar habilidades para “escuchar lo que no se dice”, podemos mejorar nuestras relaciones personales y profesionales, tomar decisiones más informadas y liderar con mayor eficacia.
El autor es consultor de marketing y comunicaciones corporativas
La frase “lo más importante en la comunicación es escuchar lo que no se dice” encapsula una de las perspectivas más profundas y complejas sobre la comunicación. Aunque a primera vista puede parecer paradójica, esta afirmación revela una verdad fundamental: la comunicación efectiva no se limita a las palabras pronunciadas o escritas, sino que también implica entender el contexto, las emociones y las intenciones que subyacen a lo expresado.
Los aspectos más críticos de la comunicación no siempre se transmiten de manera explícita. Las palabras pueden ser limitadas, ambiguas o insuficientes para captar la totalidad de lo que una persona realmente quiere expresar. Por lo tanto, es esencial desarrollar una capacidad para percibir lo que queda sin decir, lo que se insinúa o lo que se transmite a través de silencios y lenguaje corporal. En este sentido, la verdadera escucha va más allá de las palabras y requiere una atención plena del entorno, las emociones, y las intenciones detrás del mensaje.
Técnicas para aplicar el consejo
La escucha activa es una técnica fundamental para captar lo que no se dice. Esto implica no solo prestar atención a las palabras, sino también observar el lenguaje corporal, los tonos de voz y las pausas. Al hacer esto, uno puede identificar incongruencias entre lo dicho y lo que realmente se siente o piensa.
La empatía permite conectar con las emociones y perspectivas de la otra persona, facilitando la comprensión de sus verdaderas necesidades y preocupaciones. Esto es crucial para “escuchar lo que no se dice”, ya que las personas no siempre expresan directamente sus sentimientos más profundos.
El lenguaje corporal puede decir mucho más que las palabras. Gestos, expresiones faciales y posturas pueden revelar inseguridades, preocupaciones o desacuerdos que no se expresan verbalmente. Aprender a leer estas señales es clave para una comunicación más completa.
Comprender el contexto en el que se da la comunicación es esencial. Factores como el entorno, la historia entre las partes y las circunstancias actuales pueden influir en lo que se dice y lo que se omite.
En ocasiones, las personas no dicen todo lo que piensan porque no se les ha preguntado de manera efectiva. Formular preguntas abiertas y no sugerentes puede ayudar a revelar información que de otro modo permanecería oculta.
Tomar acción
Para aplicar consistentemente el consejo de “escuchar lo que no se dice”, se requiere un cambio de enfoque en la forma en que abordamos la comunicación. Primero, es fundamental cultivar la paciencia y la atención plena. No debemos apresurarnos a juzgar o responder, sino que debemos tomarnos el tiempo para realmente escuchar y observar.
Segundo, es esencial fomentar un entorno de confianza y apertura donde las personas se sientan seguras para expresar lo que realmente piensan. Esto implica liderar con el ejemplo, mostrar empatía y disposición para entender más allá de las palabras.
Tercero, debemos estar dispuestos a reconocer y abordar las incongruencias cuando las detectamos. Si percibimos que alguien está diciendo una cosa, pero siente otra, es importante abordarlo de manera respetuosa, tal vez diciendo algo como “parece que hay algo más que te preocupa. ¿Quieres hablar de ello?”.
Aplicarlo constantemente
Para aplicar este principio de manera continua, se puede practicar la autoevaluación regular. Reflexionar sobre nuestras interacciones y preguntarnos si realmente entendimos lo que la otra persona quería comunicar es una manera efectiva de mejorar nuestra capacidad de “escuchar lo que no se dice”.
También es útil capacitarse continuamente en habilidades de comunicación y relaciones interpersonales. Participar en talleres de inteligencia emocional, por ejemplo, puede mejorar nuestra habilidad para captar señales no verbales y comprender mejor a los demás.
Esta perspectiva se le atribuye a Peter Drucker, el padre del ‘management’ moderno, con autoría de más de 35 libros, muchos artículos y un sinfín de conferencias. Nos enseña que la verdadera comunicación va más allá de las palabras. Aunque la frase exacta puede no estar en sus libros, el espíritu de esta idea se puede encontrar en muchas de sus obras, como The Effective Executive y Management: Tasks, Responsibilities, Practices, donde Drucker enfatiza la importancia de la escucha activa y la interpretación del significado más profundo en la comunicación.
Al desarrollar habilidades para “escuchar lo que no se dice”, podemos mejorar nuestras relaciones personales y profesionales, tomar decisiones más informadas y liderar con mayor eficacia.