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Entre radicalismo y consensos

Actualizado
  • 05/07/2024 00:00
Creado
  • 03/07/2024 11:50

La estructura política no se sostiene únicamente de la representación en la Asamblea, sino también de una red compleja [...]

En el complejo entramado de la política contemporánea, es fundamental distinguir entre movimientos y partidos políticos. El grupo “Vamos” se autodefine no como un partido tradicional, sino como un movimiento, una coalición compuesta por diputados de libre postulación. Sin embargo, el discurso que emplean, que se centra en autoproclamarse la parte digna de la Asamblea de Diputados, resulta problemático y discriminatorio. Deben recordar que no son las personas individuales las que sostienen la política, sino la institucionalidad.

Pretender eliminar partidas presupuestarias históricamente utilizadas por los diputados para ayudar en sus circunscripciones geográficas representa una postura radical que ignora la diversa realidad socioeconómica de los distintos circuitos electorales. Si bien estas partidas han sido criticadas por su potencial para fomentar el clientelismo, no se justifica el uso indebido de fondos públicos para beneficios personales o políticos. Sin embargo, es importante reconocer que estas partidas también han sido herramientas esenciales para que los diputados atiendan las necesidades inmediatas de sus electores.

Eliminar completamente estas partidas presupuestarias podría tener efectos adversos, especialmente en las áreas más vulnerables. En lugar de destruir años de apoyo social bajo la premisa de ser mejores administradores, es más sensato enfocar la ayuda de manera más eficiente y transparente. Esta actitud no debe interpretarse como egoísmo individual, sino como una decisión basada en el bienestar social.

Para lograr un equilibrio, se debe implementar una mayor fiscalización y control sobre el uso de estas partidas, asegurando que los recursos se destinen exclusivamente a proyectos que beneficien a la comunidad y no a intereses particulares. De esta manera, se puede mantener el apoyo social necesario sin fomentar prácticas clientelistas.

No se puede ignorar que detrás de cada diputado hay una estructura de representación que abarca a diversos electores con necesidades y condiciones socioeconómicas distintas. La política debe ser un reflejo de esta diversidad y debe buscar soluciones que reconozcan las diferencias entre los distintos circuitos. La eliminación de las partidas sin un análisis profundo y sin ofrecer alternativas viables y justas puede aumentar la desigualdad y desatender a las comunidades más necesitadas. La estructura política no se sostiene únicamente de la representación en la Asamblea, sino también de una red compleja de enlaces comunitarios y profesionales que brindan asesorías y servicios a la población. Detrás de estos enlaces hay familias y comunidades que dependen de este apoyo. Por lo tanto, una postura radical que busca desmantelar esta estructura sin una transición adecuada puede provocar un desarraigo y una falta de apoyo crucial para muchas comunidades.

Un país no se construye a partir de radicalizaciones, sino a través de consensos. La política efectiva se basa en la capacidad de negociar, de encontrar puntos comunes y de construir soluciones integradoras. “Vamos”, en su afán por diferenciarse y mostrar una nueva forma de hacer política, debe recordar que el cambio real y duradero proviene de la capacidad de articular acuerdos y de respetar la pluralidad de voces y necesidades dentro de la sociedad. La crítica principal hacia “Vamos” no reside en su objetivo de transformar la política, sino en la manera en que intenta hacerlo. Al autoproclamarse como la única opción digna y al adoptar posturas radicales sin considerar las complejidades de la estructura socioeconómica y política, corre el riesgo de convertirse en aquello que critica: un actor excluyente. Para realmente marcar la diferencia, “Vamos” debe abrazar la diversidad, fomentar el diálogo y buscar soluciones que incluyan a todos los sectores de la sociedad. Solo a través del consenso y la colaboración se puede construir un país más justo y equitativo.

El autor es abogado, politólogo y locutor