Columnistas

El Sacrificio de San Cocho

Actualizado
  • 02/02/2024 00:00
Creado
  • 01/02/2024 14:32

Entre la Isla Colón [...] y el Casco Viejo de Panamá los desplazamientos de panameños sumidos en la pobreza son escandalosos

En Panamá, los individuos o grupos que colectivamente tienen autoridad, pueden idealizar la privatización del aire. También es posible pensar, que cada sistema respiratorio estaría sujeto a una tasa de interés por consumo.

Privatizaron hasta la tacita de oro. Ojalá no conviertan a Colón en una obstrucción del colon. Hace 11 años, provocaron alzamientos contra los planes para vender terrenos de la  Zona Libre de Colón. Frente a las protestas en oposición, el Gobierno Nacional reculó, derogando la ley 72 de octubre del 2012. Un segundo grito de independencia fue la masiva oposición al contrato minero durante el Mes de la Patria. 

Existen similitudes entre sectores económicamente marginados de Puerto Príncipe (Haití) y la ciudad de Colón. No fue casualidad que los productores de una película de James Bond (Quantum of Solace), vieran en Colón la ciudad ideal para representar escenas de la capital haitiana. Algunos haitianos, “condenados de la tierra” (Frantz Fanon), sobreviven comiendo bizcochos hechos de barro. Sus semejantes en Colón, están al borde de cocinar sancocho con pata de gallinazo.

Entre la Isla Colón en Bocas del Toro y el Casco Viejo de Panamá, los desplazamientos de panameños sumidos en la pobreza son escandalosos. Vimos el sofisticado desalojo del valioso Casco Antiguo de la Ciudad de Colón. Unas 27,000 almas fueron reubicadas en el aislado proyecto habitacional Alto de los Lagos, para rifarse entre pandillas y balaceras.

Muchos turistas son atraídos por los precios favorables de propiedades en Panamá. Una zona urbana se transforma cuando estos visitantes con más dinero adquieren edificios, a veces en mal estado, para ser restauradas. Con sutileza, logran expulsar a los habitantes empobrecidos. En lo que respecta al Casco Antiguo de San Felipe, la especulación inmobiliaria inició en 1997, cuando el área se proclamó Patrimonio de la Humanidad. Con razón, el Dr. Ikael Tafari de Barbados, describió “el turismo como la mayor operación ‘encubierta’ del imperialismo cultural en el tercer mundo”.

Es común escuchar que Panamá se beneficia con inversionistas extranjeros. ¿Pro Mundi Beneficio? Pero, la cornucopia de las mayorías del suelo patrio acumula polvo. El 40% de las ventas de propiedades valoradas por $120,000 o más son por compradores extranjeros. Esto constituye un acto de competencia desleal; hay 765 mil panameños atrapados en la economía informal. A las etnias indígenas que vivían, y reciclaban cerca del principal basural de Panamá / Cerro Patacón, se les dificultan pagar $3,000 por metro cuadrado en Punta Pacífica.

¿Qué hay detrás de la transferencia de compañías, utilidades, empresas, ferrocarril, puertos, industrias o servicios de propiedades y control público a privado? El autor estadounidense John Perkins, lo resume en su libro, “Confesiones de un sicario económico”. Su trabajo era el “bullying” a países en desarrollo estratégicamente importantes, como Panamá, a aceptar enormes préstamos para el desarrollo de infraestructura. Cuando resulta imposible pagar estas enormes deudas, el Banco Mundial o las agencias de ayuda influenciadas por Estados Unidos, intervienen y colocan a los países bajo ciertos programas de austeridad y privatizaciones.

Los Estados Unidos, considerados como el bastión mundial de la democracia, agoniza ante el tirano Donald Trump. Este billonario fanfarrón, apoyado por partidas de imbéciles, merece algunas trompadas de los mejores del boxeo. No olvidemos que los seguidores de Trump “portaban banderas nazistas-confederadas, sogas de linchamientos y símbolos supremacistas blancos al irrumpir violentamente en el Capitolio”. Demasiados están encadenados a las contradicciones - entre el enorme presupuesto militar de $773 billones (2023); y las 653,000 personas sin hogar (2023) en las calles, parques, playas o debajo de los puentes.

“Debemos medir la prosperidad de la nación no por el número de millonarios, sino por la ausencia de pobreza”, declaraba W. E. B. DuBois, el erudito, ascendiente haitiano. En nuestro corazón del universo, cuánto más aparenta cambiar la cosa, más persiste la ilusión de inclusión.

Con sangre derramada de estudiantes y humildes ciudadanos en 1964, la elite criolla es el principal beneficiado de las “áreas revertidas”. Hoy, Pablo Pueblo no puede costear la asistencia de sus hijos (“de la miseria y del hambre”), en ninguna escuela privada en las áreas repartidas.

Resista las migajas clientelistas. Los sumisos, sacrificados en el altar de la avaricia, despertarán al son de Ismael Rivera cantando “Arrecotín Arrecotán, los de a’lante corren mucho y los de atrás se quedarán”.

El autor es filósofo y escritor