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El reto de los municipios

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Actualizado
  • 21/05/2024 23:00
Creado
  • 21/05/2024 10:50

La conducción de las alcaldías y por tanto de los municipios ha dejado de ser un taller de coordinaciones para el desarrollo de proyectos concretos

Las elecciones recientes dejaron un conjunto de enseñanzas para la democracia panameña. Una de ellas tiene que ver con los ciclos políticos y el cansancio que un modelo puede dejar en la sociedad. Esto sugiere que dentro de los colectivos que se ocupan de planificar el poder, se debe contar siempre con estrategias para modificar, actualizar y realizar los cambios que la población o el país requieren para su desenvolvimiento como nación.

Un resultado congruente con esta idea lo es la cantidad de rostros desconocidos que aparecieron en el escenario. Ellos se instalarán en los diferentes niveles del engranaje. Nuevos diputados, nuevos alcaldes, nuevos representantes de corregimientos, que se esfuerzan todos para hacer sentir sus argumentos en un discurso ante las diferentes audiencias con las que se desarrolla la gestión gubernamental.

En el contexto municipal, es evidente que estas novedades de nombres y figuras han ingresado igual y con nuevas fuerzas que deben atender este tipo de gobierno local. Aquí, el colectivo de representantes de corregimientos atiende directamente a las comunidades y ellos deben ser intermediarios para dejar ante el Concejo sus necesidades específicas: caminos, escuelas, centros de salud, manejo de desechos y un sinfín de situaciones incidentales.

La conducción de las alcaldías y por tanto de los municipios ha dejado de ser un taller de coordinaciones para el desarrollo de proyectos concretos, pese a que, en los últimos años, se han reforzado los compromisos de la entidad con recursos económicos del fondo de descentralización aprobado por ley. Igualmente, el ministerio de Economía y Finanzas cuenta con un departamento de Desarrollo Municipal y Comunitario que ofrece orientación.

El objetivo de esta unidad ministerial es dar “asesoría a los gobiernos locales en el fomento de las actividades económicas potenciales, que coadyuven al desarrollo económico sostenible de las provincias, comarcas, distritos y corregimientos, para contribuir al desarrollo municipal y al fortalecimiento de su capacidad de gestión administrativa, en coherencia con el proceso de descentralización”.

Es inexplicable, por tanto, que los municipios hayan perdido su eficiencia para atender los asuntos que les son de su competencia. Hay ejemplos fehacientes, como aquellos terrenos que se extienden a lo largo de las carreteras principales y donde antes las alcaldías cortaban la hierba y preparaban arreglos con plantas ornamentales en el centro de la vía para recibir a los visitantes y turistas. Ahora, su descuido crea matorrales que impiden ver el camino.

De igual manera sucede con la disposición de los desechos de todo tipo. Salvo raras excepciones (distrito de Chepo, es un caso), prácticamente casi un 100 % de estas divisiones administrativas no cuentan con propuestas para hacer frente al problema y cuando alcanzan a contratar una empresa para que se ocupe de las tareas, resulta un inmenso fracaso la relación entre los concernidos y así, la basura inunda las calles y cuencas de ríos y lagunas.

La Ley 66 de 2015 modifica la de Descentralización y tiene como objetivo: “... garantizar la realización del proceso de descentralización de la administración pública mediante el fortalecimiento de las capacidades, la transferencia de recursos necesarios a los gobiernos locales y la coordinación proveniente del Gobierno central de la inversión pública”.

Esto quiere decir que tales fondos están garantizados, pero no así un desenvolvimiento eficaz y cónsono con la realidad. A menudo, las corporaciones municipales solicitan que se aumenten las partidas que brinda el Gobierno central, pero no se especifican los proyectos en que van a ser utilizadas y pese a que haya dotación de lo que se ha pedido, no se alcanza a conocer cómo se invierten las sumas.

Las nuevas autoridades deben comprometerse con el reto de transformar la dinámica municipal y procurar un desenvolvimiento que implique el desarrollo sostenible en sus tres esferas: social, ambiental y económica. Solo así se puede devolver un perfil que verdaderamente resuelva la pobreza en las comunidades del país.

El autor es periodista