El Niño Millón: hace 66 años completamos el primer millón de habitantes en Panamá
- 30/08/2024 00:00
- 29/08/2024 13:30
...en la lluviosa madrugada del 4 de septiembre de 1958, en la apartada comunidad de Las Flores, en los Llanos de Ocú, había nacido un niño, hijo de Pablo Aizprúa y Florentina Guevara, en manos de la partera, Ruperta Atencio En la postrimería de la década de 1950, el Registro Civil estaba a la expectativa de un gran acontecimiento. En el interior del país muy poca gente dio seguimiento a tales rumores. Sin embargo, en Ocú, provincia de Herrera, el alcalde municipal, Bolívar Octavio Ochoa Reluz (Tabo Ochoa), en cumplimiento de algunas de sus funciones administrativas, reportó que en la lluviosa madrugada del 4 de septiembre de 1958, en la apartada comunidad de Las Flores, en los Llanos de Ocú, había nacido un niño, hijo de Pablo Aizprúa y Florentina Guevara, en manos de la partera Ruperta Atencio.
El 11 de octubre de ese mismo año —luego de verificar los registros de los nacimientos del mes anterior— se difundió la noticia a todo el país. Cándido Aizprúa Guevara aparecía en el Registro Civil completando el millón de habitantes de la República de Panamá. La noticia corrió como pólvora, llenando de júbilo a todos los panameños, en especial al pueblo de Ocú, que con dianas, tamboritos, mejorana y socavones daba inicio al jolgorio nacional.
Una misión de la Contraloría General de la República, el Club de Leones de Panamá y guiados por un grupo de ocueños integrantes del comité de festejos, trasladaron al Niño Millón del campo hacia el hospital Sergio Núñez N. de Ocú, donde fue examinado y preparado por el famoso científico y galeno ocueño José María Núñez Q. Luego, la pareja de campesinos con su bebé viajó en un cómodo transporte del Gobierno Nacional a la capital de la República.
Ya en la ciudad capital, la bulliciosa caravana se movilizó desde la 5 de Mayo donde estaban hospedados (cortesía Hotel Intención), rumbo al Palacio de las Garzas, en donde el presidente De la Guardia y su Gabinete en pleno, esperaban a tan distinguido visitante. El Ejecutivo ordenó el cierre de las oficinas públicas y municipales en la Ciudad de Panamá.
La gente adornó sus casas y balcones con banderas y listones tricolor y lanzaban flores y confeti multicolores al carruaje que trasladaba al Niño Millón. El presidente de la República, Ernesto de la Guardia Navarro, hizo el anuncio oficial, presentando al niño que completaba el millón de habitantes en la República de Panamá y dictaría otras disposiciones legales.
Los gobiernos del orbe ofrecieron las felicitaciones al Ejecutivo y pueblo de Panamá.
Mucha gente compara aún la euforia de este momento histórico con los recibimientos a Roberto Durán y el sentimiento patriótico de victoria por la devolución del Canal de Panamá en 1999.
Uno de los que más disfrutó y sacó provecho fue el propio presidente, toda vez que este esperado acontecimiento calmó las tensiones políticas y le dio un respiro a su tambaleante gobierno, que estaba a punto de caerse, producto de las revueltas que ocasionó la reforma educativa y el coqueteo de los educadores con los sectores de izquierda, interpretados políticamente como comunistas.
La prensa nacional y los despachos internacionales engalanaron sus portadas con sendos titulares que despertaron la emoción de un pueblo golpeado por la sucesión de gobiernos oligarcas; sin embargo, a todo el mundo le parecía un gesto noble del destino que este reconocimiento recayera en un ciudadano nacido en uno de los rincones más humildes de la campiña interiorana y celoso guardián de nuestras tradiciones, como reservorio de la identidad nacional.
Ese mismo año, el Ejecutivo sancionó la Ley 51 del 9 de diciembre de 1958, que otorgaba al Niño Millón un globo de terreno de 45 hectáreas, una casa para que viviera con su familia, gastos de estudios, incluyendo la universidad; alimentos, medicinas y atención médica hasta la mayoría de edad. Sin embargo, ningún gobierno cumplió y tuvo que esperar 47 años para que la administración del presidente Martín Torrijos hiciera justicia y le concediera, al menos, la tierra prometida.
Es lamentable que ningún texto oficial de la vida nacional registre este momento histórico del Panamá moderno, que este 4 de septiembre cumple 66 años. Irónicamente, hoy día, no sabemos cuántos vivimos aquí. Algunos especulan que, entre nativos, extranjeros e indocumentados, rondamos de los 7.5 a 8 millones de habitantes. Sin embargo, seguimos creciendo y posesionándonos como un país próspero y de oportunidades para propios y extraños.
El autor es administrador público y docente
En la postrimería de la década de 1950, el Registro Civil estaba a la expectativa de un gran acontecimiento. En el interior del país muy poca gente dio seguimiento a tales rumores. Sin embargo, en Ocú, provincia de Herrera, el alcalde municipal, Bolívar Octavio Ochoa Reluz (Tabo Ochoa), en cumplimiento de algunas de sus funciones administrativas, reportó que en la lluviosa madrugada del 4 de septiembre de 1958, en la apartada comunidad de Las Flores, en los Llanos de Ocú, había nacido un niño, hijo de Pablo Aizprúa y Florentina Guevara, en manos de la partera Ruperta Atencio.
El 11 de octubre de ese mismo año —luego de verificar los registros de los nacimientos del mes anterior— se difundió la noticia a todo el país. Cándido Aizprúa Guevara aparecía en el Registro Civil completando el millón de habitantes de la República de Panamá. La noticia corrió como pólvora, llenando de júbilo a todos los panameños, en especial al pueblo de Ocú, que con dianas, tamboritos, mejorana y socavones daba inicio al jolgorio nacional.
Una misión de la Contraloría General de la República, el Club de Leones de Panamá y guiados por un grupo de ocueños integrantes del comité de festejos, trasladaron al Niño Millón del campo hacia el hospital Sergio Núñez N. de Ocú, donde fue examinado y preparado por el famoso científico y galeno ocueño José María Núñez Q. Luego, la pareja de campesinos con su bebé viajó en un cómodo transporte del Gobierno Nacional a la capital de la República.
Ya en la ciudad capital, la bulliciosa caravana se movilizó desde la 5 de Mayo donde estaban hospedados (cortesía Hotel Intención), rumbo al Palacio de las Garzas, en donde el presidente De la Guardia y su Gabinete en pleno, esperaban a tan distinguido visitante. El Ejecutivo ordenó el cierre de las oficinas públicas y municipales en la Ciudad de Panamá.
La gente adornó sus casas y balcones con banderas y listones tricolor y lanzaban flores y confeti multicolores al carruaje que trasladaba al Niño Millón. El presidente de la República, Ernesto de la Guardia Navarro, hizo el anuncio oficial, presentando al niño que completaba el millón de habitantes en la República de Panamá y dictaría otras disposiciones legales.
Los gobiernos del orbe ofrecieron las felicitaciones al Ejecutivo y pueblo de Panamá.
Mucha gente compara aún la euforia de este momento histórico con los recibimientos a Roberto Durán y el sentimiento patriótico de victoria por la devolución del Canal de Panamá en 1999.
Uno de los que más disfrutó y sacó provecho fue el propio presidente, toda vez que este esperado acontecimiento calmó las tensiones políticas y le dio un respiro a su tambaleante gobierno, que estaba a punto de caerse, producto de las revueltas que ocasionó la reforma educativa y el coqueteo de los educadores con los sectores de izquierda, interpretados políticamente como comunistas.
La prensa nacional y los despachos internacionales engalanaron sus portadas con sendos titulares que despertaron la emoción de un pueblo golpeado por la sucesión de gobiernos oligarcas; sin embargo, a todo el mundo le parecía un gesto noble del destino que este reconocimiento recayera en un ciudadano nacido en uno de los rincones más humildes de la campiña interiorana y celoso guardián de nuestras tradiciones, como reservorio de la identidad nacional.
Ese mismo año, el Ejecutivo sancionó la Ley 51 del 9 de diciembre de 1958, que otorgaba al Niño Millón un globo de terreno de 45 hectáreas, una casa para que viviera con su familia, gastos de estudios, incluyendo la universidad; alimentos, medicinas y atención médica hasta la mayoría de edad. Sin embargo, ningún gobierno cumplió y tuvo que esperar 47 años para que la administración del presidente Martín Torrijos hiciera justicia y le concediera, al menos, la tierra prometida.
Es lamentable que ningún texto oficial de la vida nacional registre este momento histórico del Panamá moderno, que este 4 de septiembre cumple 66 años. Irónicamente, hoy día, no sabemos cuántos vivimos aquí. Algunos especulan que, entre nativos, extranjeros e indocumentados, rondamos de los 7.5 a 8 millones de habitantes. Sin embargo, seguimos creciendo y posesionándonos como un país próspero y de oportunidades para propios y extraños.