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El espacio y tiempo en la ciudad

Actualizado
  • 14/12/2024 00:00
Creado
  • 13/12/2024 19:25

Las ciudades deben ser diseñadas, construidas y administradas exclusivamente para cumplir con las necesidades sociales y el bienestar humano

La construcción de una ciudad requiere de la participación de los sectores público y privado. De su correcta interacción y adecuada relación dependerá el éxito o fracaso de una ciudad democrática y sostenible. Para que las actividades puedan lograr este propósito es necesario conocer bien la naturaleza social de cada uno de los espacios urbanos y cómo deben relacionarse para que las actividades sociales sean buenas y adecuadas.

La vida social de los humanos en la ciudad requiere de actividades propias de la relación gregaria del grupo que la ocupa tales, como: dormir, trabajar, recrearse, ejercitarse y estudiar. El hilo conductor entre todas estas actividades es la movilidad, por lo que las distancias entre cada una y todas estas actividades es la parte medular del diseño y construcción de la ciudad, siendo la más importante la distancia entre el sitio dormitorio y el sitio de trabajo, convirtiéndose en la rutina diaria de los ciudadanos.

Cuando la especie humana por su necesidad gregaria inició la construcción de las ciudades, todas las actividades sociales se congregaban en un mismo sitio y se desarrollaban en perfecta democracia, armonía y a la distancia accesible a pie, lugar que los griegos hace 4000 años denominaron como el ÁGORA. Sin embargo, debido a la evolución y al aumento de la población en las ciudades, las actividades humanas se han sectorizado y separado notablemente, complicando la movilidad urbana para cumplir con las actividades diarias y rutinarias en la ciudad, particularmente la distancia entre el dormitorio y el trabajo.

Por consiguiente, la mejor ciudad es aquella que logra construir sus espacios urbanos minimizando la distancia entre el sitio de dormir y el sitio para trabajar. Sin embargo, históricamente, las ciudades donde estos sectores se han separado mucho, han intentado compensar la distancia reduciendo el tiempo de desplazamiento entre los dos sectores, creando transporte mecánico para el uso colectivo y vías más amplias y diversas de movilidad para que los ciudadanos puedan viajar en sus propios vehículos más rápido entre el dormitorio y el trabajo. Estas soluciones no han resuelto el problema, en cambio, lo han complicado aún más, convirtiéndolo en un verdadero caos, deshumanizando el espacio urbano y desfigurando el propósito original de la ciudad.

La conformación de la ciudad no puede quedar al criterio y diseño de la apetencia del mercado inmobiliario ni tampoco al beneficio y uso del clientelismo político. Aplicar las ideologías políticas en el concepto y organización de los centros urbanos es un grave error, porque ambas doctrinas, la capitalista y la socialista, actúan en la ciudad solo para utilizarla, para lograr sus propios intereses y beneficios. Las ciudades deben ser diseñadas, construidas y administradas exclusivamente para cumplir con las necesidades sociales y el bienestar humano. Las ciudades no son sitios para hacer negocios ni política populista.

La ciudad es un espacio con tiempo donde la relación entre ambas deben ser ideales y complementarias. La menor distancia entre las distintas actividades humanas genera menores tiempos para desplazarse entre ellas y, consecuentemente, optimiza el bienestar social. Por tal motivo, actualmente las ciudades ideales son aquellas en que el tiempo para desplazarse entre los distintos sectores es el menor, indistintamente del tipo de movilidad que se utiliza.

Lo que ha quedado comprobado que está equivocado resolver el problema del tiempo del desplazamiento entre los sectores mejorando o ampliando la forma y tipo de movilidad, porque tal como sucede con el servicio y suministro del agua, a mejor disposición, mayor será la demanda en el sector, creando un circulo vicioso que nunca podrá ser resuelto. Lo que procede para resolver el tiempo es acercar los sectores del dormitorio y trabajo para reducir la distancia y consecuentemente el tiempo.

La tarea es entonces cómo lograr que la construcción de las viviendas en las ciudades se haga lo más cerca posible a los centros de trabajo, tarea que debe delegarse exclusivamente a los técnicos en planificación urbana y no a los inversionistas inmobiliarios, y menos a los funcionarios públicos. La solución está en lograr que la empresa privada y el gobierno interactúen de forma complementaria, solo velando por los mejores intereses de la ciudad.