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El director que necesitamos en la Caja de Seguro Social

Actualizado
  • 28/04/2024 00:00
Creado
  • 27/04/2024 14:04

Una de las primeras, y la más importante decisión que deberá tomar quien elijamos para ocupar el solio presidencial a partir del 1 de julio de este año, será seleccionar un nuevo director para nuestra Caja de Seguro Social (CSS).

No será fácil hacerlo de acuerdo con los principios que deben guiar la gestión pública transparente y efectiva que deseamos y necesitamos, pues la dirección de la CSS ha sido - en no pocas ocasiones - un anhelado botín político para quienes apoyaron la campaña del nuevo presidente y, por ende, se sienten con derechos para “pasarle esa factura” al nuevo inquilino del Palacio de las Garzas.

Esta posibilidad favorece el “clientelismo político” y el tráfico de influencias que nos ha caracterizado, como lo señalan - año tras año - los índices de percepción de la corrupción que publica la reconocida organización Transparencia Internacional. Por eso, los asegurados deberemos estar vigilantes de este proceso, ejerciendo nuestro derecho de controlar la gestión de las autoridades. Y más en este caso, pues somos los verdaderos dueños de la institución.

En ese contexto, consideré obligado - para el nuevo presidente, diputados, empresarios y asegurados - dedicarle esta entrega a reflexionar sobre los atributos que debe poseer el próximo director de nuestra CSS, los miembros de su equipo y la Junta Directiva .

Para comenzar, el director que necesitamos en la CSS, debe provenir de un proceso de selección transparente, que permita que el mejor candidato - sin que exista clientelismo de índole alguna - sea escogido y goce de nuestro beneplácito porque posee las competencias necesarias para el cargo.

Por ende, el nuevo director general debe ser un ciudadano ejemplar: libre de antecedentes que manchen su trayectoria; poseedor de una sólida formación profesional, experiencia, capacidad, solvencia ética y moral, para concentrarse, sin amarres ni compromisos, en garantizar la ejecución efectiva y eficiente de las políticas y lineamientos estratégicos de la institución; teniendo como norte los principios y valores institucionales dados en la Ley Orgánica de la CSS y el bienestar de los asegurados. Sobre todo, debe estar comprometido con gestionar con equidad y eficiencia la institución, escuchar y satisfacer las demandas y necesidades de los asegurados.

Por otro lado, e igualmente importante, es obligatorio considerar la necesidad de garantizar que la Junta Directiva tenga la suficiente solvencia moral, capacidad, autonomía y transparencia. Eso es un asunto complejo, pues la propia ley establece que “los directivos principales y suplentes de la Junta Directiva serán nombrados por el Órgano Ejecutivo de las ternas o nóminas presentadas ...”. Además, establece que “de no existir consenso sobre la propuesta única en la Junta Directiva, el Órgano Ejecutivo podrá nombrar al director general de entre los concursantes”. Lo cual facilita la presencia del nefasto clientelismo político en este proceso.

En todo caso la Junta Directiva deberá cumplir con independencia y pureza su función de “convocar, dentro de los términos y condiciones establecidos en la ley, el concurso para la selección de la propuesta única de candidatos a la dirección general”. Y una vez seleccionado el mejor candidato, “fijar las políticas para el funcionamiento, mejoramiento y modernización de la institución, así como de supervisar y vigilar su administración ...”. Y no olvidemos que también debe “solicitar al Ejecutivo la remoción del director general, según las causantes de la ley”.

No menos importantes para que el director general sea capaz de evaluar los logros de la institución, es que cuente con un equipo competente de directores ejecutivos - seleccionados mediante concurso público de méritos y oposición -, y con un sistema de indicadores de desempeño, que le permitan medir cambios en tiempo real, analizar los resultados, sobre las dificultades que puedan tener las direcciones ejecutivas en la ejecución de las actividades para alcanzar sus metas anuales. Al final del día, son ellos quienes tienen la responsabilidad directa por los programas.

Así mismo le corresponderá favorecer las condiciones para que los procesos de selección y nombramiento de los directores de hospitales y servicios ambulatorios, garanticen que estos sean idóneos, capaces y comprometidos. Con la excelencia profesional y experiencia necesaria para “humanizar los servicios de salud, mejorando la equidad y el acceso a la atención de calidad”, mediante el fortalecimiento de la capacidad efectiva de resolución de los niveles de la red de servicios.

Para terminar subrayo la especial atención que deberemos prestarle a la coordinación efectiva con el ministerio de Salud, para abordar conjuntamente la segmentación del sistema y la fragmentación de los servicios de salud, principales causas del bajo desempeño de los servicios de salud. Para ello tendrá a su alcance el documento “Lineamientos propuestos para la Mejora y Fortalecimiento del Sistema Nacional Público de Salud integral, en el marco de una Política de estado”, formulado por la Mesa de Diálogo para la transformación del Sistema Nacional Público de Salud.

Ese es el director que necesitamos en la CSS. No es imposible encontrar a esa persona, solo hace falta el compromiso genuino con el bienestar de la población. ¡Tendrá la palabra el nuevo presidente!

El autor es médico, exrepresentante de la Organización Mundial de la Salud