Edadismo, discriminación contra los jóvenes
- 27/08/2024 23:00
- 27/08/2024 13:09
Tengamos presente que el cambio generacional existe, y que esa rueda generacional no se detiene, pues las personas mayores, tanto de ayer como de hoy, se retiraron de sus empleos y dieron paso a las nuevas generaciones para que ocuparan esos cargos, y que oportunamente esos jóvenes de hoy serán llamados más adelante a su retiro laboral. La discriminación es un fenómeno que afecta a todos, y consiste en dar un trato desigual a una persona afectando sus derechos humanos y libertades fundamentales por diversos motivos, entre otros, por su origen, aspecto físico o por la edad, y en el caso de este último, afectan a las personas adultas mayores, tema al que nos referimos previamente, y también a los jóvenes.
Se conduce a este tipo de discriminación por estereotipos, creencias o ideas, y prejuicios, que se transforman y reproducen a nivel familiar, desde la infancia, que afectan la salud y el bienestar de las personas, normalizada y cada vez más visible, en el caso de las personas mayores de edad y en los jóvenes.
Los jóvenes son discriminados, en ocasiones, por las personas mayores, fenómeno conocido como adultocentrismo, en que se estima que las personas mayores tienen una superioridad moral e intelectual sobre los niños y jóvenes, y va acompañado de una juvenofobia, es decir, un odio a los jóvenes, que se manifiesta en actitudes y expresiones como “cuando seas mayor ...”, “tú cállate que no sabes lo que es la vida”, “son cosas de adultos, no lo vas a entender”, (Duque,2022).
Pero, también se dice que son “inmaduros o inexpertos, no saben lo que quieren, son vagos, maleducados, egoístas, siempre están con el celular y ocupados en las redes sociales”, aunque tales apreciaciones son discutibles y no pueden aplicarse a todos.
Con lo anterior, se hace ver a los jóvenes como peores a las generaciones pasadas, cuestionamiento nada nuevo; ya decía Sócrates que la juventud era maleducada, le gustaba el lujo y era irrespetuosa, y si lo fueran hoy, cabría preguntarse, ¿acaso no será por la falta de educación en valores que no han recibido de sus progenitores?
Ahora bien, la discriminación en el mercado laboral es la que más afecta a los jóvenes. Tienen limitantes al momento de ser contratados, por su apariencia física, preferencia sexual, inexperiencia laboral, se dice que no están capacitados o sobrecualificados; aunque puede suceder que su rechazo esté justificado porque no tienen las habilidades y competencias, vgr. digitales para el respectivo puesto de trabajo.
Este tipo de discriminación puede darse en el campo laboral al darse un trato desigual por sexo u otros motivos, con acoso laboral por parte del empleador o de sus compañeros de trabajo, y puede percibirse una desconfianza y una jerarquía de perfección en las personas mayores, en la que estos últimos, tal vez, ven al joven como una amenaza para su puesto de trabajo, cuando el joven solo quiere trabajar y aportar y no quitarle el puesto.
Y qué decir de las convocatorias laborales discriminatorias de empleos que están prohibidas, que señalan ofertas de trabajo con una determinada edad, aunque nada quita que se sigue con estas prácticas empleando un lenguaje sutil, con expresiones como: afinidad cultural, persona enérgica. Por ejemplo, “afinidad cultural” podría significar que el empleador está buscando personas que tengan aproximadamente la misma edad que los empleados actuales. “Persona enérgica” podría sugerir que la empresa quiere contratar a alguien joven y físicamente activo, lo que obstaculiza llegar al puesto a los trabajadores de mayor edad (Terrel, 2022),
Por otro lado, es posible que las relaciones generacionales entre personas mayores y jóvenes se hayan acentuado por el aumento de la esperanza de vida de los primeros, pues la vejez se alarga cada vez más, pero, por ningún motivo, debe seguirse con esas ideas estereotipadas. Sin embargo, hay que establecer políticas públicas para que los jóvenes también tengan acceso al trabajo, pues actualmente se indica que el 54 % de la población joven está desempleada (INEC).
Las personas mayores frente a los jóvenes siempre se verán diferentes, según su forma de pensar, hacer las cosas, sus valores, su forma de interactuar..., pues es evidente que son de épocas diferentes. Los primeros no nacieron con el celular, internet, correo electrónico, computadora, y fueron criados de otra manera; pero no por ello debe discriminarse y mucho menos desaprovecharse las ventajas y beneficios que ofrecen las personas mayores: su sabiduría y experiencia, respecto al potencial que tienen los jóvenes para asumir nuevas experiencias.
Tengamos presente que el cambio generacional existe y que esa rueda generacional no se detiene, pues las personas mayores, tanto de ayer como de hoy, se retiraron de sus empleos para dar paso a las nuevas generaciones, para que ocuparan esos cargos, y que oportunamente esos jóvenes de hoy serán llamados más adelante a su retiro laboral.
La discriminación es un fenómeno que afecta a todos, y consiste en dar un trato desigual a una persona afectando sus derechos humanos y libertades fundamentales por diversos motivos, entre otros, por su origen, aspecto físico o por la edad, y en el caso de este último, afectan a las personas adultas mayores, tema al que nos referimos previamente, y también a los jóvenes.
Se conduce a este tipo de discriminación por estereotipos, creencias o ideas, y prejuicios, que se transforman y reproducen a nivel familiar, desde la infancia, que afectan la salud y el bienestar de las personas, normalizada y cada vez más visible, en el caso de las personas mayores de edad y en los jóvenes.
Los jóvenes son discriminados, en ocasiones, por las personas mayores, fenómeno conocido como adultocentrismo, en que se estima que las personas mayores tienen una superioridad moral e intelectual sobre los niños y jóvenes, y va acompañado de una juvenofobia, es decir, un odio a los jóvenes, que se manifiesta en actitudes y expresiones como “cuando seas mayor ...”, “tú cállate que no sabes lo que es la vida”, “son cosas de adultos, no lo vas a entender”, (Duque,2022).
Pero, también se dice que son “inmaduros o inexpertos, no saben lo que quieren, son vagos, maleducados, egoístas, siempre están con el celular y ocupados en las redes sociales”, aunque tales apreciaciones son discutibles y no pueden aplicarse a todos.
Con lo anterior, se hace ver a los jóvenes como peores a las generaciones pasadas, cuestionamiento nada nuevo; ya decía Sócrates que la juventud era maleducada, le gustaba el lujo y era irrespetuosa, y si lo fueran hoy, cabría preguntarse, ¿acaso no será por la falta de educación en valores que no han recibido de sus progenitores?
Ahora bien, la discriminación en el mercado laboral es la que más afecta a los jóvenes. Tienen limitantes al momento de ser contratados, por su apariencia física, preferencia sexual, inexperiencia laboral, se dice que no están capacitados o sobrecualificados; aunque puede suceder que su rechazo esté justificado porque no tienen las habilidades y competencias, vgr. digitales para el respectivo puesto de trabajo.
Este tipo de discriminación puede darse en el campo laboral al darse un trato desigual por sexo u otros motivos, con acoso laboral por parte del empleador o de sus compañeros de trabajo, y puede percibirse una desconfianza y una jerarquía de perfección en las personas mayores, en la que estos últimos, tal vez, ven al joven como una amenaza para su puesto de trabajo, cuando el joven solo quiere trabajar y aportar y no quitarle el puesto.
Y qué decir de las convocatorias laborales discriminatorias de empleos que están prohibidas, que señalan ofertas de trabajo con una determinada edad, aunque nada quita que se sigue con estas prácticas empleando un lenguaje sutil, con expresiones como: afinidad cultural, persona enérgica. Por ejemplo, “afinidad cultural” podría significar que el empleador está buscando personas que tengan aproximadamente la misma edad que los empleados actuales. “Persona enérgica” podría sugerir que la empresa quiere contratar a alguien joven y físicamente activo, lo que obstaculiza llegar al puesto a los trabajadores de mayor edad (Terrel, 2022),
Por otro lado, es posible que las relaciones generacionales entre personas mayores y jóvenes se hayan acentuado por el aumento de la esperanza de vida de los primeros, pues la vejez se alarga cada vez más, pero, por ningún motivo, debe seguirse con esas ideas estereotipadas. Sin embargo, hay que establecer políticas públicas para que los jóvenes también tengan acceso al trabajo, pues actualmente se indica que el 54 % de la población joven está desempleada (INEC).
Las personas mayores frente a los jóvenes siempre se verán diferentes, según su forma de pensar, hacer las cosas, sus valores, su forma de interactuar..., pues es evidente que son de épocas diferentes. Los primeros no nacieron con el celular, internet, correo electrónico, computadora, y fueron criados de otra manera; pero no por ello debe discriminarse y mucho menos desaprovecharse las ventajas y beneficios que ofrecen las personas mayores: su sabiduría y experiencia, respecto al potencial que tienen los jóvenes para asumir nuevas experiencias.
Tengamos presente que el cambio generacional existe y que esa rueda generacional no se detiene, pues las personas mayores, tanto de ayer como de hoy, se retiraron de sus empleos para dar paso a las nuevas generaciones, para que ocuparan esos cargos, y que oportunamente esos jóvenes de hoy serán llamados más adelante a su retiro laboral.