De la neutralidad del Canal de Panamá
- 12/02/2025 00:00
- 11/02/2025 18:30
El 2 de diciembre de 1903 se firma en Washington el Tratado Hay-Bunau Varilla, relativo a la construcción del canal y sus fines. En el artículo XVIII se establece que el Canal, una vez construido, y sus entradas, serán neutrales a perpetuidad y estarán abiertos a la navegación en las condiciones del Tratado Hay–Pauncefote de 1901, según la sección 1 del artículo III.
El Canal será libre y abierto a la navegación de buques mercantes y de guerra. Pero los Estados Unidos estarán en libertad de mantener policía militar, es decir, soldados a lo largo de la vía, y ningún buque de guerra beligerante podrá partir hasta después de 24 horas que el otro buque de guerra enemigo lo haya hecho.
En el artículo XXII, prosigue con el imperativo de que Estados Unidos, por la seguridad y protección del Canal, tendrá derecho y su juicio (unilateral) de usar sus fuerzas armadas. Son los estadounidenses los únicos con el derecho por Tratado de mantener el orden dentro y fuera del Canal (3 millas mar afuera).
En 1977 se firman los Tratados Torrijos-Carter, y cuando vemos el Tratado de Neutralidad Permanente, el cual nos rige en la actualidad, estrictamente en el Instrumento de Ratificación de ese Tratado de Neutralidad, la situación es diferente a cualquier tratado firmado desde 1846.
El Instrumento de Ratificación utiliza la frase “una declaración correcta y autorizada de los derechos y deberes de ambas partes... “los Estados Unidos tienen la responsabilidad de asegurar que el Canal estará abierto y seguro a todas las naves de todas las naciones, (por ello simplificando), dice dos cosas, la primera: cada uno de los países defenderá el Canal contra cualquier amenaza y tiene el derecho de actuar contra dicha amenaza. Y segundo, que en el artículo V le otorga a Estados Unidos, independientemente de Panamá, tomar las medidas necesarias, incluyendo el uso de la fuerza militar en la República de Panamá, para reabrir el Canal o reanudar las operaciones.
Hay entonces dos aristas: en una amenaza o agresión se utilizará la fuerza por Estados Unidos, de facto, y dos contra un intento interno o externo de paralizar el Canal, igual se utilizará la fuerza, la medida es obviamente contra Panamá, al mencionar un ente político como lo es el concepto “República de Panamá” ya no habla de las ciudades terminales de Panamá o Colón y tampoco de las bocas del Canal, sino de todo el territorio bajo la República. Actuando individualmente Estados Unidos para mantener el régimen de neutralidad en esta vía.
Dicho más llanamente, cualquier amenaza externa es responsabilidad primaria de Estados Unidos defender y atacar, cualquier amenaza interna, tendrá el derecho de utilizar la fuerza. Mayor intervención no es posible. Es una “espada de Damocles” la que pende sobre Panamá.
Ahora, puede decirse que Panamá debería tener una capacidad militar de respuesta, pero el ejército de Panamá fue liquidado por voto constitucional en 1993. Puede decirse que no había ejército, puede decirse que no teníamos las armas, las naves o cualquier otro elemento que influyera en la defensa o protección del Canal, el quid es que el tratado establece una Junta Combinada de los ejércitos de ambos países, pura semántica.
En nuestra Constitución, en el artículo 310, dice Panamá no tendrá ejercito. Siendo así, la responsabilidad primaria de la defensa y protección del Canal queda en manos exclusivas de Estados Unidos.
Ahora, el Protocolo al Tratado de Neutralidad Permanente no ha sido firmado por la República Popular China, y siendo China uno de los miembros del Consejo de Seguridad Permanente, genera dudas. Tampoco lo ha firmado Irán, ni mucho menos Corea del Norte, Irak o Turquía, más sí ha firmado la Federación Rusa en 1988.
En el mundo existen 195 países, significa en una estadística simple que menos de un tercio de los países han firmado el Protocolo de Neutralidad, ergo, estos países no reconocen por las razones que ponderen este régimen de neutralidad. Por lo tanto, en una guerra a gran escala, Panamá estaría en peligro, por ser aliado de Estados Unidos, o ser aliado de cualquier otro país que no haya firmado el protocolo. Simple.
Sugiero que la Cancillería insista, en vista de los conflictos mundiales actuales y por posibles escenarios en Asia y África, que logre la adhesión de los que faltan y que proponga la neutralización total en caso de conflicto, no la neutralidad tan solo del Canal, sino la de todo nuestro pequeño territorio. Empezando con América Latina, donde Cuba, México, Brasil, Uruguay Colombia no han firmado dicho protocolo.
La lucha continúa y es mantener al Istmo y la República de Panamá, es decir, lo geográfico y lo político neutralizado de los conflictos del siglo XXI, en donde se verá si la neutralidad funciona o seremos objetos de amenaza y agresión, si ello es así el Tratado ya tiene una respuesta escrita en piedra, pero la neutralización de Panamá debe ser ahora nuestra tarea más importante. Valorar nuestra sobrevivencia. Inmortal frase de mi general Torrijos, que implica nuestra futura permanente lucha: “estamos bajo el paraguas de Pentágono” ...con sol y lluvia... Salud compatriotas.