Candidatos y necesidades
- 15/02/2024 00:00
- 14/02/2024 11:50
[...] nuestro voto vale oro, y no ir a votar es tirar un derecho adquirido muy valioso [...] Es obvio pensar que hay infinidad de necesidades dentro de un pueblo que pudiera estar a tono con cualquier país de primer mundo.
¿Qué nos diferencia? Sencillamente que los intereses personales de ciertos líderes políticos e institucionales no van mano a mano con las necesidades básicas de este pueblo.
Pero, aprovechando la apertura de las campañas políticas, nos preguntamos si alguno de los candidatos ofrece una propuesta, simple y honorable, para presentar honestamente a un pueblo trabajador y noble, ávido de recibir soluciones para subsistir dignamente.
Y, hablamos no de ofrecer subsidios a diestra y siniestra para aliviar necesidades pasajeras, sino de planes y proyectos bien elaborados, presentados con un plan gubernamental bajo una ley que lo ampare, y no vaya con el vaivén de la política.
El ciudadano está anuente a poner su granito de arena en bien de su país, porque eso significa su supervivencia y la de sus hijos y generaciones futuras.
Pero necesita alicientes. No parches para hacerles creer que todo está bien, no bolsitas de comida, ni arreglos para su casita, que, al fin y al cabo, salen de su propio bolsillo, pues provienen de sus impuestos; sino verdaderas soluciones, sin intereses particulares.
En Panamá hay personal y profesionales altamente capacitados para ocupar posiciones de alto nivel, dentro de nuestra juventud y experiencia de personas mayores, con gran honestidad y responsabilidad. Aprovechemos esos talentos. No escojamos a aquellos que solamente van por su bienestar personal. Eso no construye un país.
Pero, la pregunta clave es: ¿Cómo lo conseguimos? Tan, pero tan fácil .... Dando nuestro voto a candidatos honrados. No vayamos por aquellos que han hecho su fortuna, su medio de vida y su modo operante viviendo del gobierno, y que aprovecha cada oportunidad para solucionar su entorno.
No, nuestro voto vale oro, y no ir a votar es tirar un derecho adquirido muy valioso. Digamos presente, y saquemos adelante nuestro país, como lo han hecho otros países vecinos, que han dado literalmente la vuelta en 360 grados a su política, y han levantado su país de las cenizas. Nosotros podemos hacerlo.
Analicemos con lupa los candidatos. No dejemos que las emociones o palabras bonitas ganen la batalla. Profundicemos en los valores, en su hoja de vida, en su familia, en su trayectoria. Porque, igual que se lleva una familia, o una empresa, se lleva un país. Así de transparente.
Aunque no tengan trayectoria política, pero tienen lo que se necesita, valor, convicción, honestidad, valores familiares y religiosos ... apoyemos ese candidato. La decisión está en nuestras manos el 5 de mayo. El poder está en el pueblo.
¿Queremos un país próspero o un país que colapse porque no supimos escoger?
Hoy en día necesitamos gobernantes y autoridades, que reúnan dos condiciones básicas: Capacidad profesional y honestidad.
La juventud ha dado grandes muestras de civismo. Las personas mayores han aportado todo su apoyo y dinamismo. Los niños siguen el ejemplo de sus padres.
¿Qué nos queda por hacer? Actuar en beneficio de nuestro país.
Hagamos nuestra tarea de informarnos adecuadamente. ¿Quién es quién en Panamá? ¿Es parte de nuestra solución y futuro, o representa un desastre?
Indaguemos las necesidades de cada provincia. Su entorno, su pueblo, sus costumbres, sus logros, oportunidades de mejorar, sus valores, su medio ambiente, y sobre todo, cómo podemos mejorar la situación de sus habitantes.
Si vamos comunidad por comunidad, en vez de analizar en un solo renglón todo el país, podemos construir una nación próspera y feliz. Donde los visitantes se sientan cómodos en venir, donde los inversionistas den un paso adelante.
Demostremos que sí podemos. Digamos “no” a todo aquello que representa las momias del pasado, los corruptos, los que nunca han aportado nada.
Construyamos un nuevo Panamá. Lo podemos hacer, y está en nuestras manos.
Seamos solidarios con los que nos rodean, eso distingue a un pueblo. Y el panameño es altamente generoso y solidario. Aprovechemos esa gran cualidad para surgir y levantar a nuestro país.
Y siempre con Dios como nuestro guía. Apoyemos a nuestros ancianos, en su época más vulnerable, susceptible y frágil.
El autor es jubilado
Es obvio pensar que hay infinidad de necesidades dentro de un pueblo que pudiera estar a tono con cualquier país de primer mundo.
¿Qué nos diferencia? Sencillamente que los intereses personales de ciertos líderes políticos e institucionales no van mano a mano con las necesidades básicas de este pueblo.
Pero, aprovechando la apertura de las campañas políticas, nos preguntamos si alguno de los candidatos ofrece una propuesta, simple y honorable, para presentar honestamente a un pueblo trabajador y noble, ávido de recibir soluciones para subsistir dignamente.
Y, hablamos no de ofrecer subsidios a diestra y siniestra para aliviar necesidades pasajeras, sino de planes y proyectos bien elaborados, presentados con un plan gubernamental bajo una ley que lo ampare, y no vaya con el vaivén de la política.
El ciudadano está anuente a poner su granito de arena en bien de su país, porque eso significa su supervivencia y la de sus hijos y generaciones futuras.
Pero necesita alicientes. No parches para hacerles creer que todo está bien, no bolsitas de comida, ni arreglos para su casita, que, al fin y al cabo, salen de su propio bolsillo, pues provienen de sus impuestos; sino verdaderas soluciones, sin intereses particulares.
En Panamá hay personal y profesionales altamente capacitados para ocupar posiciones de alto nivel, dentro de nuestra juventud y experiencia de personas mayores, con gran honestidad y responsabilidad. Aprovechemos esos talentos. No escojamos a aquellos que solamente van por su bienestar personal. Eso no construye un país.
Pero, la pregunta clave es: ¿Cómo lo conseguimos? Tan, pero tan fácil .... Dando nuestro voto a candidatos honrados. No vayamos por aquellos que han hecho su fortuna, su medio de vida y su modo operante viviendo del gobierno, y que aprovecha cada oportunidad para solucionar su entorno.
No, nuestro voto vale oro, y no ir a votar es tirar un derecho adquirido muy valioso. Digamos presente, y saquemos adelante nuestro país, como lo han hecho otros países vecinos, que han dado literalmente la vuelta en 360 grados a su política, y han levantado su país de las cenizas. Nosotros podemos hacerlo.
Analicemos con lupa los candidatos. No dejemos que las emociones o palabras bonitas ganen la batalla. Profundicemos en los valores, en su hoja de vida, en su familia, en su trayectoria. Porque, igual que se lleva una familia, o una empresa, se lleva un país. Así de transparente.
Aunque no tengan trayectoria política, pero tienen lo que se necesita, valor, convicción, honestidad, valores familiares y religiosos ... apoyemos ese candidato. La decisión está en nuestras manos el 5 de mayo. El poder está en el pueblo.
¿Queremos un país próspero o un país que colapse porque no supimos escoger?
Hoy en día necesitamos gobernantes y autoridades, que reúnan dos condiciones básicas: Capacidad profesional y honestidad.
La juventud ha dado grandes muestras de civismo. Las personas mayores han aportado todo su apoyo y dinamismo. Los niños siguen el ejemplo de sus padres.
¿Qué nos queda por hacer? Actuar en beneficio de nuestro país.
Hagamos nuestra tarea de informarnos adecuadamente. ¿Quién es quién en Panamá? ¿Es parte de nuestra solución y futuro, o representa un desastre?
Indaguemos las necesidades de cada provincia. Su entorno, su pueblo, sus costumbres, sus logros, oportunidades de mejorar, sus valores, su medio ambiente, y sobre todo, cómo podemos mejorar la situación de sus habitantes.
Si vamos comunidad por comunidad, en vez de analizar en un solo renglón todo el país, podemos construir una nación próspera y feliz. Donde los visitantes se sientan cómodos en venir, donde los inversionistas den un paso adelante.
Demostremos que sí podemos. Digamos “no” a todo aquello que representa las momias del pasado, los corruptos, los que nunca han aportado nada.
Construyamos un nuevo Panamá. Lo podemos hacer, y está en nuestras manos.
Seamos solidarios con los que nos rodean, eso distingue a un pueblo. Y el panameño es altamente generoso y solidario. Aprovechemos esa gran cualidad para surgir y levantar a nuestro país.
Y siempre con Dios como nuestro guía. Apoyemos a nuestros ancianos, en su época más vulnerable, susceptible y frágil.