Calcuta. Fiesta de mañanita
- 05/12/2024 00:36
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El poblado donde se hará el festejo debe su nombre a la frase que decían hace tiempo los indígenas del área: ‘Que rica que está el agua en la mañanita’...Anualmente y por tradición hacen diversas actividades entre ellas, la fiesta de Navidad La alarma del despertador suena, son las 6:00 a.m. del último sábado del mes de noviembre de 2024. El sol entra por la ventana de mi habitación y siento la brisa que promete un gran día. Me dispongo a arreglarme para disfrutar de un evento finamente planeado por un grupo de damas a las que les llaman: Las Esclavitas. El día de la celebración planeada llegó.
El traslado desde mi hogar hasta la comunidad de Las Mañanitas -lugar del evento- dura aproximadamente 45 minutos, según el “waze”. A esta hora de la mañana, pese a ser un día de descanso para muchos hay gran movimiento de personas y flujo vehicular durante el recorrido.
Para Las Esclavitas, los minutos del trayecto se hacen eternos para ver las caritas de felicidad de los homenajeados. El motivo compartir con doscientos niños una fiesta de navidad.
El poblado donde se hará el festejo debe su nombre a la frase que decían hace tiempo los indígenas del área: “Que rica que está el agua en la mañanita”. Mi primer encuentro con Las Mañanitas, fue por lo menos hace cuatro décadas, cuando las monjitas de la escuela donde asistía, invitaron a un grupo de niñas a llevar juguetes de navidad en la iglesia del área. Recuerdo, llevé una muñequita -que quería para mi- y la entregué a Ana. Tal vez, este es la primera memoria que tengo que dar es mejor que recibir.
Aquel templo de mis recuerdos ya no está en el área, pero si el Centro Juvenil y Biblioteca Las Mañanitas. La señal de llegada al centro la anuncia un sencillo letrero de colores celeste y verde, con dos significativos distintivos, uno de ellos: niños retozando bajo la sombra de un árbol y el otro el escudo de la asociación de exalumnas de la escuela que me vio crecer.
El centro es regentado por exalumnas del Colegio Las Esclavas, quienes ofrecen un sitio de esparcimiento sano a través de la cultura, práctica de valores y educación a los chicos de las Mañanitas. Ellas y sus colaboradores procuran el mantenimiento de un lugar cálido y adecuado para el aprendizaje, recreación y regocijo de los niños y jóvenes que acuden a él.
Es un lugar de alegría para niños y jóvenes que disfrutan de un tiempo especialmente dedicado a ellos lejos de las preocupaciones, carencias socio económicas y por qué no incluirlo muchas veces con carencias afectivas.
Anualmente y por tradición hacen diversas actividades entre ellas, la fiesta de Navidad. La ocasión que nos reúne, en esta oportunidad, es hermosa para compartir entre amigas formadas bajo los mismos principios cristianos, las sonrisas de tantos niños que esperan la visita de Las Esclavitas.
Casi a las 8:00 a.m., inició la fiesta, los saludos y la alegría desbordante fueron preámbulo para una exquisita gala.
La agenda del evento incluyó una presentación de baile impecable y una sentida canción en inglés muy bien acompañadas de deliciosos “hot dogs”, olorosos “millo” y suculentos algodones de azúcar. Y que decir de los brinca brinca, los pinta caritas, los payasos, la visita de Santa Claus y el Grinch y los esperados regalos. La música navideña y la algarabía amenizaron el ambiente. Todo ello junto hizo del evento el sueño cumplido de muchos de los invitados.
Un momento de completa felicidad, como lo dijo Hanna la niña de trencitas con ganchitos multicolores.
Durante el evento, el Centro fue iluminado por un sol radiante. Ni sus fuertes rayos, ni la potente humedad empañaron la actividad que fue una ocasión para reforzar el espíritu del voluntariado que nos inculcaron quienes forjaron nuestra educación.
Esta actividad tenía una duración de cuatro horas, pero involucró la participación de muchas personas, quienes organizaron el evento y coordinaron que cada detalle fuese cumplido logrando que esta fiesta fuese inolvidable.
Así es como este grupo de mujeres viven el voluntariado. Ellas están conscientes que éste radica en la generosidad y en el deseo de hacer una diferencia en la vida de los demás siendo una oportunidad para servir en un mundo donde a menudo estamos distanciados. Representa una ocasión de acercarnos en un fin común que nos recuerda que cada uno de nosotros tiene el poder de contribuir a un cambio positivo no importa cuán pequeño sea el aporte.
Cada acción cuenta y cada gesto de bondad puede tener un impacto profundo e la vida de quienes nos rodean, así como lo hacen estas féminas, que en un espíritu de camaradería logran grandes sueños.
La vocación de estas mujeres es un ejemplo a la sociedad panameña que para compartir espacios de valioso tiempo y talento todos podemos hacerlo y con ello el deber humano de retornar a la vida lo poco o mucho que nos haya dado.
El voluntariado puede ser realizado en cualquier momento no solo durante esta temporada navideña, pues practicándolo nos presenta una oportunidad única para abrazar el espíritu de servicio. Es un momento para reflexionar sobre el legado que queremos dejar a nuestros hijos: Darse de manera desprendida sin esperar nada a cambio.
Al involucrarnos activamente en voluntariados como este, no solo ayudamos a quienes lo necesitan sino a nosotros mismos, ya que juntos creamos una simbiosis donde sembramos semillas de amor que germinan en altas dosis de esperanza para los que queremos hacer un mundo mejor.
Ese compartir genuino ofrece la felicidad que se expande fuera de la piel, es una sensación inexplicable de plenitud que se consigue con pequeños detalles que producen grandes obras.
Te invito a que las pequeñas acciones de bondad de tu vida no pasen desapercibidas por el ruido de la cotidianidad y dejes huellas indelebles en la vida de los que toques.
El efecto multiplicador de un acto de bondad puede transformar el día de alguien. El voluntariado es un legado de amor que se perpetúa es un ciclo de generosidad que trasciende en el tiempo. Recordemos que son pequeñas acciones y la réplica de éstas las que nos hacen ser mejores.
Más allá de lo que ofrecemos son las conexiones humanas que generamos que aportan un peso al voluntariado, pues servir es su norte.
¡Feliz día del voluntariado!
* La autora es abogada y esclavita
La alarma del despertador suena, son las 6:00 a.m. del último sábado del mes de noviembre de 2024. El sol entra por la ventana de mi habitación y siento la brisa que promete un gran día. Me dispongo a arreglarme para disfrutar de un evento finamente planeado por un grupo de damas a las que les llaman: Las Esclavitas. El día de la celebración planeada llegó.
El traslado desde mi hogar hasta la comunidad de Las Mañanitas -lugar del evento- dura aproximadamente 45 minutos, según el “waze”. A esta hora de la mañana, pese a ser un día de descanso para muchos hay gran movimiento de personas y flujo vehicular durante el recorrido.
Para Las Esclavitas, los minutos del trayecto se hacen eternos para ver las caritas de felicidad de los homenajeados. El motivo compartir con doscientos niños una fiesta de navidad.
El poblado donde se hará el festejo debe su nombre a la frase que decían hace tiempo los indígenas del área: “Que rica que está el agua en la mañanita”. Mi primer encuentro con Las Mañanitas, fue por lo menos hace cuatro décadas, cuando las monjitas de la escuela donde asistía, invitaron a un grupo de niñas a llevar juguetes de navidad en la iglesia del área. Recuerdo, llevé una muñequita -que quería para mi- y la entregué a Ana. Tal vez, este es la primera memoria que tengo que dar es mejor que recibir.
Aquel templo de mis recuerdos ya no está en el área, pero si el Centro Juvenil y Biblioteca Las Mañanitas. La señal de llegada al centro la anuncia un sencillo letrero de colores celeste y verde, con dos significativos distintivos, uno de ellos: niños retozando bajo la sombra de un árbol y el otro el escudo de la asociación de exalumnas de la escuela que me vio crecer.
El centro es regentado por exalumnas del Colegio Las Esclavas, quienes ofrecen un sitio de esparcimiento sano a través de la cultura, práctica de valores y educación a los chicos de las Mañanitas. Ellas y sus colaboradores procuran el mantenimiento de un lugar cálido y adecuado para el aprendizaje, recreación y regocijo de los niños y jóvenes que acuden a él.
Es un lugar de alegría para niños y jóvenes que disfrutan de un tiempo especialmente dedicado a ellos lejos de las preocupaciones, carencias socio económicas y por qué no incluirlo muchas veces con carencias afectivas.
Anualmente y por tradición hacen diversas actividades entre ellas, la fiesta de Navidad. La ocasión que nos reúne, en esta oportunidad, es hermosa para compartir entre amigas formadas bajo los mismos principios cristianos, las sonrisas de tantos niños que esperan la visita de Las Esclavitas.
Casi a las 8:00 a.m., inició la fiesta, los saludos y la alegría desbordante fueron preámbulo para una exquisita gala.
La agenda del evento incluyó una presentación de baile impecable y una sentida canción en inglés muy bien acompañadas de deliciosos “hot dogs”, olorosos “millo” y suculentos algodones de azúcar. Y que decir de los brinca brinca, los pinta caritas, los payasos, la visita de Santa Claus y el Grinch y los esperados regalos. La música navideña y la algarabía amenizaron el ambiente. Todo ello junto hizo del evento el sueño cumplido de muchos de los invitados.
Un momento de completa felicidad, como lo dijo Hanna la niña de trencitas con ganchitos multicolores.
Durante el evento, el Centro fue iluminado por un sol radiante. Ni sus fuertes rayos, ni la potente humedad empañaron la actividad que fue una ocasión para reforzar el espíritu del voluntariado que nos inculcaron quienes forjaron nuestra educación.
Esta actividad tenía una duración de cuatro horas, pero involucró la participación de muchas personas, quienes organizaron el evento y coordinaron que cada detalle fuese cumplido logrando que esta fiesta fuese inolvidable.
Así es como este grupo de mujeres viven el voluntariado. Ellas están conscientes que éste radica en la generosidad y en el deseo de hacer una diferencia en la vida de los demás siendo una oportunidad para servir en un mundo donde a menudo estamos distanciados. Representa una ocasión de acercarnos en un fin común que nos recuerda que cada uno de nosotros tiene el poder de contribuir a un cambio positivo no importa cuán pequeño sea el aporte.
Cada acción cuenta y cada gesto de bondad puede tener un impacto profundo e la vida de quienes nos rodean, así como lo hacen estas féminas, que en un espíritu de camaradería logran grandes sueños.
La vocación de estas mujeres es un ejemplo a la sociedad panameña que para compartir espacios de valioso tiempo y talento todos podemos hacerlo y con ello el deber humano de retornar a la vida lo poco o mucho que nos haya dado.
El voluntariado puede ser realizado en cualquier momento no solo durante esta temporada navideña, pues practicándolo nos presenta una oportunidad única para abrazar el espíritu de servicio. Es un momento para reflexionar sobre el legado que queremos dejar a nuestros hijos: Darse de manera desprendida sin esperar nada a cambio.
Al involucrarnos activamente en voluntariados como este, no solo ayudamos a quienes lo necesitan sino a nosotros mismos, ya que juntos creamos una simbiosis donde sembramos semillas de amor que germinan en altas dosis de esperanza para los que queremos hacer un mundo mejor.
Ese compartir genuino ofrece la felicidad que se expande fuera de la piel, es una sensación inexplicable de plenitud que se consigue con pequeños detalles que producen grandes obras.
Te invito a que las pequeñas acciones de bondad de tu vida no pasen desapercibidas por el ruido de la cotidianidad y dejes huellas indelebles en la vida de los que toques.
El efecto multiplicador de un acto de bondad puede transformar el día de alguien. El voluntariado es un legado de amor que se perpetúa es un ciclo de generosidad que trasciende en el tiempo. Recordemos que son pequeñas acciones y la réplica de éstas las que nos hacen ser mejores.
Más allá de lo que ofrecemos son las conexiones humanas que generamos que aportan un peso al voluntariado, pues servir es su norte.
¡Feliz día del voluntariado!
* La autora es abogada y esclavita