¿‘Bullying’ 2.0?
- 18/01/2025 00:00
- 17/01/2025 18:29
Estados Unidos de América hoy tiene algunos frentes abiertos como lo son, por un lado, la guerra entre Rusia y Ucrania y, por el otro, a menos que se implemente el acuerdo de paz anunciado por el actual presidente, la situación entre Israel y el grupo Hamás... A pocos días de que tome posesión un nuevo presidente en Estados Unidos de América, este tiene una parte significativa del mundo preocupada, por decir lo menos, por las primeras acciones que anunciará una vez tome posesión pueden tener serias repercusiones para muchos.
Algunas de estas eran de esperarse, pues han sido su caballito de batalla, no solo en su primer período sino durante la campaña. Su “voto fuerte” se ubica principalmente en los estados del sur y del centro de esta nación federada, siendo hombres, “blancos” y con poco o muy bajo nivel de educación. Sin embargo, hay una considerable cantidad que lo apoyó en las elecciones de noviembre, por estar en desacuerdo con algunas de las políticas establecidas por el partido en gobierno.
Considero que este segmento de la población que eventualmente se puede convertir en el fiel de la balanza entre, por un lado, los que aplauden el “matonaje” o “bullying” del presidente electo y que quisieran que “la tierra de los libres y hogar de los valientes” regrese a los años donde la esclavitud y la discriminación eran legales y, por el otro, los que reconocen los derechos de todos los ciudadanos por igual.
Estados Unidos de América hoy tiene algunos frentes abiertos como lo son, por un lado, la guerra entre Rusia y Ucrania y, por el otro, a menos que se implemente el acuerdo de paz anunciado por el actual presidente, la situación entre Israel y el grupo Hamás, entre otros. Ambos tienen implicaciones que impactan significativamente a la gran nación del norte.
Desde hace algunas administraciones, el Gobierno estadounidense pareciera que se olvidó de su mal llamado “patio trasero” y se concentró en otras regiones. El resultado fue que dejó abierta la puerta y por ella se han metido no solo gobiernos de izquierda, sino la propia China. Hoy, hay alrededor de 9 países de la América continental con gobiernos dirigidos por líderes que se alinean con la izquierda, unos más democráticos y otros más dictatoriales, pero en la izquierda al fin. Por otro lado, han surgido líderes de derecha o extrema derecha que, nuevamente unos más democráticamente que otros, han llegado al poder y han sabido manejar la opinión pública de manera tal que se venden como los únicos “salvadores” de su tierra y dueños de la verdad, sin cuestionamientos.
Los colombianos saben bastante de este tipo de personas. Aprovecho para repetir algo que he mencionado en muchas ocasiones: Todo extremo, de izquierda o de derecha, es malo. Todo fanatismo, sea religioso o de cualquier otra índole, es igual de malo.
Por su parte, China ha adquirido propiedades de tierras de cultivo en grandes magnitudes en varios países de la región y ha mostrado interés haciendo grandes inversiones en la región, siendo la más reciente un nuevo puerto ubicado en el Perú. Esto ha despertado un marcado “interés” en el hermano del norte.
El nuevo presidente, en lugar de pelear con sus vecinos y aliados, debería conformar un bloque de naciones que le permita enfrentar, no sólo lo que le prometió a su base MAGA, que en ocasiones se convierte más en un sueño que en una realidad, sino para liderar un continente unido en temas económicos, geopolíticos y de ayuda mutua. Lo que veo muy difícil es que pueda reconocer que el mundo cambió, que la guerra fría no existe y que hoy por hoy, es mejor no echarle basura a tu vecino, porque no tienes forma de controlarlo y eventualmente esa basura regresará a tu propio patio. Es que, si no lo hace, a quienes ha estado agrediendo, como por ejemplo Canadá, México, Dinamarca y Panamá pudieran, como se ha propuesto, formar un nuevo frente de naciones, como aquel de “los no alineados” que tanto nos ayudó para que el Canal llegara a manos de Panamá.
Es una realidad que, dentro de sus filas, hay un cierto nivel de fanatismo, en algunos casos basado en temas religiosos, otros por convicciones supremacistas y así tiene varias alas de la población que están convencidas de que les cumplirá todo lo prometido en campaña. El nuevo presidente es, desde la perspectiva de muchos, un misógino, loco, mentiroso y varios otros adjetivos, pero creo que en realidad es una persona inestable, que tiene su propia visión de lo que el Estado debe ser y que pareciera que cuenta con el respaldo de los otros dos órganos del Estado y medios informativos digitales.
Está acostumbrado a tomar decisiones y a no ser cuestionado por ellas, y creo que está convencido de que la Casa Blanca funciona como si estuviera dentro de la torre de oficinas que lleva su apellido. Nos esperan unos cinco largos años, con altibajos pronunciados y manteniéndonos sostenidos con las uñas de los pies, a la espera de qué puede suceder al día siguiente; ¿nos suena conocido esto? Los panameños ya lo vivimos y no fue agradable. Por lo menos, los medios de comunicación tendrán noticias y caricaturas para compartir todos los días.
A pocos días de que tome posesión un nuevo presidente en Estados Unidos de América, este tiene una parte significativa del mundo preocupada, por decir lo menos, por las primeras acciones que anunciará una vez tome posesión pueden tener serias repercusiones para muchos.
Algunas de estas eran de esperarse, pues han sido su caballito de batalla, no solo en su primer período sino durante la campaña. Su “voto fuerte” se ubica principalmente en los estados del sur y del centro de esta nación federada, siendo hombres, “blancos” y con poco o muy bajo nivel de educación. Sin embargo, hay una considerable cantidad que lo apoyó en las elecciones de noviembre, por estar en desacuerdo con algunas de las políticas establecidas por el partido en gobierno.
Considero que este segmento de la población que eventualmente se puede convertir en el fiel de la balanza entre, por un lado, los que aplauden el “matonaje” o “bullying” del presidente electo y que quisieran que “la tierra de los libres y hogar de los valientes” regrese a los años donde la esclavitud y la discriminación eran legales y, por el otro, los que reconocen los derechos de todos los ciudadanos por igual.
Estados Unidos de América hoy tiene algunos frentes abiertos como lo son, por un lado, la guerra entre Rusia y Ucrania y, por el otro, a menos que se implemente el acuerdo de paz anunciado por el actual presidente, la situación entre Israel y el grupo Hamás, entre otros. Ambos tienen implicaciones que impactan significativamente a la gran nación del norte.
Desde hace algunas administraciones, el Gobierno estadounidense pareciera que se olvidó de su mal llamado “patio trasero” y se concentró en otras regiones. El resultado fue que dejó abierta la puerta y por ella se han metido no solo gobiernos de izquierda, sino la propia China. Hoy, hay alrededor de 9 países de la América continental con gobiernos dirigidos por líderes que se alinean con la izquierda, unos más democráticos y otros más dictatoriales, pero en la izquierda al fin. Por otro lado, han surgido líderes de derecha o extrema derecha que, nuevamente unos más democráticamente que otros, han llegado al poder y han sabido manejar la opinión pública de manera tal que se venden como los únicos “salvadores” de su tierra y dueños de la verdad, sin cuestionamientos.
Los colombianos saben bastante de este tipo de personas. Aprovecho para repetir algo que he mencionado en muchas ocasiones: Todo extremo, de izquierda o de derecha, es malo. Todo fanatismo, sea religioso o de cualquier otra índole, es igual de malo.
Por su parte, China ha adquirido propiedades de tierras de cultivo en grandes magnitudes en varios países de la región y ha mostrado interés haciendo grandes inversiones en la región, siendo la más reciente un nuevo puerto ubicado en el Perú. Esto ha despertado un marcado “interés” en el hermano del norte.
El nuevo presidente, en lugar de pelear con sus vecinos y aliados, debería conformar un bloque de naciones que le permita enfrentar, no sólo lo que le prometió a su base MAGA, que en ocasiones se convierte más en un sueño que en una realidad, sino para liderar un continente unido en temas económicos, geopolíticos y de ayuda mutua. Lo que veo muy difícil es que pueda reconocer que el mundo cambió, que la guerra fría no existe y que hoy por hoy, es mejor no echarle basura a tu vecino, porque no tienes forma de controlarlo y eventualmente esa basura regresará a tu propio patio. Es que, si no lo hace, a quienes ha estado agrediendo, como por ejemplo Canadá, México, Dinamarca y Panamá pudieran, como se ha propuesto, formar un nuevo frente de naciones, como aquel de “los no alineados” que tanto nos ayudó para que el Canal llegara a manos de Panamá.
Es una realidad que, dentro de sus filas, hay un cierto nivel de fanatismo, en algunos casos basado en temas religiosos, otros por convicciones supremacistas y así tiene varias alas de la población que están convencidas de que les cumplirá todo lo prometido en campaña. El nuevo presidente es, desde la perspectiva de muchos, un misógino, loco, mentiroso y varios otros adjetivos, pero creo que en realidad es una persona inestable, que tiene su propia visión de lo que el Estado debe ser y que pareciera que cuenta con el respaldo de los otros dos órganos del Estado y medios informativos digitales.
Está acostumbrado a tomar decisiones y a no ser cuestionado por ellas, y creo que está convencido de que la Casa Blanca funciona como si estuviera dentro de la torre de oficinas que lleva su apellido. Nos esperan unos cinco largos años, con altibajos pronunciados y manteniéndonos sostenidos con las uñas de los pies, a la espera de qué puede suceder al día siguiente; ¿nos suena conocido esto? Los panameños ya lo vivimos y no fue agradable. Por lo menos, los medios de comunicación tendrán noticias y caricaturas para compartir todos los días.