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Ayacucho y el Batallón Istmo

Actualizado
  • 09/12/2024 00:00
Creado
  • 08/12/2024 19:21

En abril de 1895, Tomás O’Connor DArlach, publicó 500 ejemplares con los recuerdos de Francisco Burdett O’Connor, su abuelo. OConnor fue teniente coronel y general de los Ejércitos Libertador, de Colombia, Perú y Bolivia.

Francisco Burdett O’Connor era oriundo de Irlanda y llegó a tierras americanas a servirle a la causa de la libertad en 1818, al igual que muchos otros ingleses al lado de Simón Bolívar.

O’Connor murió a los 80 años, el 5 de octubre de 1871 en Bolivia, la tierra que adoptó como suya y su nieto con 17, recibió los originales de su libro como herencia de esos recuerdos con el mandato de publicarlos.

OConnor llegó a Panamá en 1822, como jefe del Estado Mayor del Batallón a cargo del general José María Carreño. A Carreño ya en Panamá le llegaron órdenes del general Francisco de Paula Santander, vicepresidente del Gobierno y encargado del poder Ejecutivo de Nueva Granada, de formar un batallón con el nombre Batallón Istmo, al mando de OConnor. Dice OConnor en sus recuerdos: “No había en Panamá oficiales de quienes valerme para colocar en la compañía de mi batallón, pero por fortuna me encontré con uno muy bueno, a quien encargué la mayoría. Este era un capitán Rubial (español)... de uno de los cuerpos que guarnecían a Panamá... este oficial me ayudó mucho. Conocía a todas las familias de la ciudad y conocía a todos los campos inmediatos... me dediqué a organizar el citado Batallón Istmo, para el que no faltaban reclutas remitidos del interior y muy buenos jóvenes”.

“A principios del mes de octubre de 1823, llegó el bergantín de guerra “Chimborazo” con el teniente coronel Viteri, edecán del libertador, con orden expresa para que yo me embarcara inmediatamente con mi batallón a ponerme a órdenes... el capitán Rubial marchó a la provincia de Veraguas a traer un destacamento del batallón que se encontraba allí y despaché también orden para que viniera a Panamá la segunda compañía que estaba de servicios en Portobelo... el día 16 de octubre de 1823, se verificó el embarque de la tropa en el puerto de Panamá en número de mil hombres, seiscientos de mi Batallón Istmo y cuatrocientos trozos de diferentes cuerpos (venezolanos y colombianos)... para mi batallón se dio un mazo de tabaco para cada soldado... pero todos mis soldados estaban bien vestidos y tenían dos ternos de ropa que yo les mandé a hacer de Brin de Rusia y uno de paño verde que le dio el Gobierno”.

Los embarcados en Panamá, llegaron primero a Guayaquil en Ecuador donde se quedaron parados un grupo de 600 soldados. O’Connor siguió su marcha con 400 soldados panameños llegando a Callao, Perú. Nuevos tropiezos y regresaron a un puerto llamado Supe en el mismo Perú. De Supe a Pativilca, cuartel de Bolívar.

Los panameños del Batallón Istmo fueron repartidos en los batallones Voltíjeros, Vencedores y Pichincha. Jóvenes, sin experiencia en la guerra y en tierras altas, debían aclimatarse.

“En Yungay, Perú, estaba el Batallón Voltíjeros con soldados y oficiales incorporados del Batallón Istmo el que habiendo quedado en solo 400 plazas... (los otros quedaron rezagados en Guayaquil), el teniente de Granaderos Tomás Herrera, natural de Panamá, preguntando por él, me informaron que estaba preso en un calabozo... ordené que se presentase y pregunté el motivo de su prisión: “usted mi coronel tiene la culpa porque la lección que nos dio una noche en la Academia en Panamá, no había estado de moda en este país”... pedí su libertad... y que si fuese necesario yo respondería ante el Libertador”.

Para el 9 de diciembre de 1824, se va a distinguir Tomás Herrera en el campo de batalla en la cima de la Pampa de Ayacucho por su valentía y entre muertos, heridos y soldados victoriosos y vencidos, el coronel y luego general, José María Córdova, comandante del Voltíjeros, ascenderá a capitán del Ejército Libertador a Tomás Herrera con 20 años de edad. Otro detalle importante de la Batalla de Ayacucho es que el capitán Jorge Brown del Batallón Istmo en la Compañía de Granaderos del Batallón Pichincha, “fue el que clavó la bandera en media falda del Condorcunca, la misma bandera que yo había mandado a hacer en Panamá para mi antiguo Batallón Istmo”, diría O’Connor en sus recuerdos. En el parte de guerra de la Batalla de Ayacucho, el general Sucre escribiría: “los españoles presentaron un ejército de 9.310 hombres y el Ejército Unido Libertador era solo de 5.780”. En tres horas fue derrotado el ejército del último Virrey del Perú y de la América.

En este bicentenario de la Batalla de Ayacucho y del Batallón Istmo, haría bien el Gobierno Nacional ordenar al Ministerio de Cultura, patrocinar un concurso sobre la historia del Batallón Istmo. Que la memoria nacional no pierda este ejemplar episodio de la epopeya Bolivariana, donde los panameños escribieron con sacrificios y también con sangre parte de esta historia que hoy cumple 200 años de existencia.

¡Honor y Gloria!

Lima, Perú, a los 200 años de la Batalla de Ayacucho y del Batallón Istmo.