Acontecer político en el momento actual
- 28/07/2024 00:00
- 27/07/2024 09:58
Es cierto que recién se inaugura este gobierno y que falta mucho tramo por recorrer, sin embargo, lo que acontece a lo interno de la Asamblea es un fiel reflejo de lo que podemos esperar y preocupa [...] Preocupa que a inicio de otro quinquenio gubernamental y de la reestructuración de la Asamblea de Diputados, ya se intuya un ceñimiento al libro de la política de siempre. A lo interno de la Asamblea ya se visualizan los amarres, las argucias politiqueras para asumir liderazgos de comisiones, recurrir a discursos peyorativos e ironías para burlarse de la bancada que refleja, en cierto modo, el rechazo mayoritario del pueblo en las recientes elecciones del pasado 5 de mayo del año en curso a las prácticas tradicionales de saqueo.
Verdaderamente, el erotismo del poder político y de los intereses mezquinos de sectores malintencionados del país, se abren paso y nos ponen en velo, toda vez que percibimos una consolidación del status quo en detrimento del interés nacional. Los que aparentemente perdieron espacios, hoy se reagrupan sin una pizca de vergüenza y siempre pensando en sus pingües ganancias sin importarles un cambio de timonel por bien de la sociedad y del país.
Todavía siguen muriendo pequeños al tratar de llegar a sus lejanas escuelas, otros hambreados y carente de lo básico para llevar una vida digna; desabastecimiento de fármacos, mala atención médica, instalaciones hospitalarias con falta de todo y condenando a muerte prematura al ciudadano común.
Es cierto que recién se inaugura este gobierno y que falta mucho tramo por recorrer, sin embargo, lo que acontece a lo interno de la Asamblea es un fiel reflejo de lo que podemos esperar y preocupa que desde este tétrico laberinto político se establezcan las pautas y parámetros direccionales en la administración del Estado.
Lo ideal sería adecentar radicalmente ese nefasto órgano de gobierno y propiciar objetivamente una concepción diferente de gobernar, centrada en un crecimiento equitativo, en justicia ejemplar y certeza de castigo; un desarrollo logístico, industrial, agropecuario, educativo, cultural, fundamentado en un núcleo integral en toda la geografía y rincones de Panamá.
No debe darse mal uso del dinero público beneficiando a los mismos de siempre ni a nuevos grupos que buscan abrir surcos para beneficio propio. Pues, un país se construye con la honestidad, con el pensamiento de amor al prójimo, con el concurso de cada uno de nosotros, con el sacrificio de instituciones y una filosofía de gobierno unísona y en una sola dirección: crecimiento equitativo.
La arrogancia, la maldad, la impunidad campean en nuestra sociedad y, más allá del bien común, se persigue el beneficio de unos cuantos desvergonzados que históricamente han pelechado y sangrado el erario público. Estos, encubiertos en partidos políticos, en alianzas coyunturales, en abisal desprecio a ideologías, a líderes que en otrora se plantearon principios morales rectores en su quehacer político, aunado a la estupidez social, han sabido sacar provecho personales en contrasentido a los serios problemas que nos agobian.
Vemos a panameñistas y a cambio democrático, a lo interno de la Asamblea, “desvirtuando los discursos y propuestas electorales de sus candidatos presidenciales”; a perredés, como aves de rapiña, engullendo todo lo que se pueda, y a unas tristes figuras de RM haciendo mandados y mostrando servilismo, más allá de establecer una línea de justicia social y recomposición del país.
Así las cosas, nos toca estar vigilantes, haciendo el ejercicio de lectura y análisis de lo que acontece, y estar dispuestos a marchar en aras de mejores días para el país. No, rotundamente, no a más de lo mismo.
El autor es docente
Preocupa que a inicio de otro quinquenio gubernamental y de la reestructuración de la Asamblea de Diputados, ya se intuya un ceñimiento al libro de la política de siempre. A lo interno de la Asamblea ya se visualizan los amarres, las argucias politiqueras para asumir liderazgos de comisiones, recurrir a discursos peyorativos e ironías para burlarse de la bancada que refleja, en cierto modo, el rechazo mayoritario del pueblo en las recientes elecciones del pasado 5 de mayo del año en curso a las prácticas tradicionales de saqueo.
Verdaderamente, el erotismo del poder político y de los intereses mezquinos de sectores malintencionados del país, se abren paso y nos ponen en velo, toda vez que percibimos una consolidación del status quo en detrimento del interés nacional. Los que aparentemente perdieron espacios, hoy se reagrupan sin una pizca de vergüenza y siempre pensando en sus pingües ganancias sin importarles un cambio de timonel por bien de la sociedad y del país.
Todavía siguen muriendo pequeños al tratar de llegar a sus lejanas escuelas, otros hambreados y carente de lo básico para llevar una vida digna; desabastecimiento de fármacos, mala atención médica, instalaciones hospitalarias con falta de todo y condenando a muerte prematura al ciudadano común.
Es cierto que recién se inaugura este gobierno y que falta mucho tramo por recorrer, sin embargo, lo que acontece a lo interno de la Asamblea es un fiel reflejo de lo que podemos esperar y preocupa que desde este tétrico laberinto político se establezcan las pautas y parámetros direccionales en la administración del Estado.
Lo ideal sería adecentar radicalmente ese nefasto órgano de gobierno y propiciar objetivamente una concepción diferente de gobernar, centrada en un crecimiento equitativo, en justicia ejemplar y certeza de castigo; un desarrollo logístico, industrial, agropecuario, educativo, cultural, fundamentado en un núcleo integral en toda la geografía y rincones de Panamá.
No debe darse mal uso del dinero público beneficiando a los mismos de siempre ni a nuevos grupos que buscan abrir surcos para beneficio propio. Pues, un país se construye con la honestidad, con el pensamiento de amor al prójimo, con el concurso de cada uno de nosotros, con el sacrificio de instituciones y una filosofía de gobierno unísona y en una sola dirección: crecimiento equitativo.
La arrogancia, la maldad, la impunidad campean en nuestra sociedad y, más allá del bien común, se persigue el beneficio de unos cuantos desvergonzados que históricamente han pelechado y sangrado el erario público. Estos, encubiertos en partidos políticos, en alianzas coyunturales, en abisal desprecio a ideologías, a líderes que en otrora se plantearon principios morales rectores en su quehacer político, aunado a la estupidez social, han sabido sacar provecho personales en contrasentido a los serios problemas que nos agobian.
Vemos a panameñistas y a cambio democrático, a lo interno de la Asamblea, “desvirtuando los discursos y propuestas electorales de sus candidatos presidenciales”; a perredés, como aves de rapiña, engullendo todo lo que se pueda, y a unas tristes figuras de RM haciendo mandados y mostrando servilismo, más allá de establecer una línea de justicia social y recomposición del país.
Así las cosas, nos toca estar vigilantes, haciendo el ejercicio de lectura y análisis de lo que acontece, y estar dispuestos a marchar en aras de mejores días para el país. No, rotundamente, no a más de lo mismo.