Trump: expresidente y candidato, con el traje
- 16/04/2024 00:00
- 15/04/2024 20:44
Con traje azul, camisa blanca y corbata roja, y pequeño pin de la bandera estadounidense en la solapa, el 45º presidente de Estados Unidos se levanta, silencioso, cuando el juez declara el debate abierto Eran las 09:30 de la mañana en Nueva York cuando Donald Trump entró en la sala 1530 del Tribunal Supremo de Manhattan con semblante tenso y serio. Por primera vez en la historia de Estados Unidos, un expresidente se sienta en el banquillo de los acusados, flanqueado por sus abogados, en un juicio que podría determinar su destino político.
Con traje azul, camisa blanca y corbata roja, y pequeño pin de la bandera estadounidense en la solapa, el 45º presidente de Estados Unidos se levanta, silencioso, cuando el juez de origen colombiano Juan Merchan declara el debate abierto, en el piso 15 del edificio art deco que alberga el tribunal.
Mira fijamente al pulcramente peinado juez de pelo blanco, al que en los últimos días ha calificado repetidamente de “corrupto” en su red social Truth Social, cuando éste anunció desde el principio que no se apartaría del caso pese a los reiterados pedidos de la defensa.
“Queremos que se haga justicia, es lo único que queremos”, aclaró en tono tranquilo el juez que presidirá este juicio por pagos ocultos a una exestrella del cine pornográfico, Stormy Daniels, durante seis u ocho semanas, en la recta final de las elecciones presidenciales de 2016 que llevaron a Donald Trump a la Casa Blanca.
En ningún momento de esta primera jornada Trump ha interrumpido los debates, que de momento siguen siendo técnicos.
Es probable que le tenga que soportar una larga espera, ya que solo la selección del jurado puede llevar entre una y dos semanas.
“Ataque contra Estados Undios” Su actitud delata su voluntad de lanzarse al ruedo: muy a menudo, inclina la cabeza hacia uno de sus abogados, a su derecha o a su izquierda, para deslizar un comentario, mueve la cabeza con fastidio o para marcar su desaprobación cuando habla uno de los fiscales mira la pequeña pantalla que tiene delante donde se desplazan extractos del caso.
Se le oyó murmurar la palabra “es verdad” cuando el tribunal escuchó una cinta en la que presumía de su respeto por las mujeres. Sin embargo, no reaccionó cuando un fiscal se refirió a un vídeo ya famoso en el que se le oía jactarse de “agarrar” a las mujeres “por el coño”.
Justo antes de sentarse y cruzar las manos sobre la mesa de madera marrón en la que sus abogados han extendido sus expedientes, el candidato republicano a las elecciones presidenciales de 2024 marcó la pauta ante los periodistas en el largo pasillo que conduce a la sala: este juicio, por el que se enfrenta a penas de prisión pocos meses antes de su duelo con Joe Biden el 5 de noviembre, es un “ataque a Estados Unidos” y una “persecución política”, arremetió el multimillonario de 77 años.
“El país está dirigido por un hombre incompetente, que se ha involucrado mucho en este asunto. Es un ataque contra un adversario político. Por eso me siento muy honrado de estar aquí”, añadió Trump.
Pocos minutos después, cinco fotógrafos captaron la histórica imagen de un expresidente estadounidense sentado en el banquillo.
Eran las 09:30 de la mañana en Nueva York cuando Donald Trump entró en la sala 1530 del Tribunal Supremo de Manhattan con semblante tenso y serio. Por primera vez en la historia de Estados Unidos, un expresidente se sienta en el banquillo de los acusados, flanqueado por sus abogados, en un juicio que podría determinar su destino político.
Con traje azul, camisa blanca y corbata roja, y pequeño pin de la bandera estadounidense en la solapa, el 45º presidente de Estados Unidos se levanta, silencioso, cuando el juez de origen colombiano Juan Merchan declara el debate abierto, en el piso 15 del edificio art deco que alberga el tribunal.
Mira fijamente al pulcramente peinado juez de pelo blanco, al que en los últimos días ha calificado repetidamente de “corrupto” en su red social Truth Social, cuando éste anunció desde el principio que no se apartaría del caso pese a los reiterados pedidos de la defensa.
“Queremos que se haga justicia, es lo único que queremos”, aclaró en tono tranquilo el juez que presidirá este juicio por pagos ocultos a una exestrella del cine pornográfico, Stormy Daniels, durante seis u ocho semanas, en la recta final de las elecciones presidenciales de 2016 que llevaron a Donald Trump a la Casa Blanca.
En ningún momento de esta primera jornada Trump ha interrumpido los debates, que de momento siguen siendo técnicos.
Es probable que le tenga que soportar una larga espera, ya que solo la selección del jurado puede llevar entre una y dos semanas.
Su actitud delata su voluntad de lanzarse al ruedo: muy a menudo, inclina la cabeza hacia uno de sus abogados, a su derecha o a su izquierda, para deslizar un comentario, mueve la cabeza con fastidio o para marcar su desaprobación cuando habla uno de los fiscales mira la pequeña pantalla que tiene delante donde se desplazan extractos del caso.
Se le oyó murmurar la palabra “es verdad” cuando el tribunal escuchó una cinta en la que presumía de su respeto por las mujeres. Sin embargo, no reaccionó cuando un fiscal se refirió a un vídeo ya famoso en el que se le oía jactarse de “agarrar” a las mujeres “por el coño”.
Justo antes de sentarse y cruzar las manos sobre la mesa de madera marrón en la que sus abogados han extendido sus expedientes, el candidato republicano a las elecciones presidenciales de 2024 marcó la pauta ante los periodistas en el largo pasillo que conduce a la sala: este juicio, por el que se enfrenta a penas de prisión pocos meses antes de su duelo con Joe Biden el 5 de noviembre, es un “ataque a Estados Unidos” y una “persecución política”, arremetió el multimillonario de 77 años.
“El país está dirigido por un hombre incompetente, que se ha involucrado mucho en este asunto. Es un ataque contra un adversario político. Por eso me siento muy honrado de estar aquí”, añadió Trump.
Pocos minutos después, cinco fotógrafos captaron la histórica imagen de un expresidente estadounidense sentado en el banquillo.