Maduro y González: Venezuela vota por su futuro
- 28/07/2024 01:00
- 27/07/2024 18:24
Venezolanos acuden a las urnas en medio de una profunda crisis socioeconómica y política. Nicolás Maduro busca mantenerse en el poder, mientras que Edmundo González Urrutia, respaldado por María Corina Machado, representa la esperanza de cambio para muchos El panorama político de Venezuela es incierto. Este domingo, 21.392.464 venezolanos mayores de 18 años están habilitados para votar en las elecciones presidenciales. Entre los candidatos más populares se encuentra el actual mandatario, Nicolás Maduro. Su rival más fuerte es Edmundo González Urrutia, representando a la coalición Plataforma Unitaria Democrática.
El chavismo ha estado en el poder durante 25 años, con Maduro administrando el país desde 2013. Si gana la contienda, ocuparía la silla del Palacio de Miraflores por el período 2025-2031. Maduro ganó las elecciones de 2013 con el 50,61% de los votos, apenas 1,5 puntos por encima del opositor Henrique Capriles. Seis años después, María Corina Machado lideraba la oposición, pero fue inhabilitada por el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela para postularse y ocupar cargos públicos. Machado respaldó la candidatura de Edmundo González, asegurando que estas elecciones son distintas debido al hartazgo de la población por la situación socioeconómica y política.
Según un informe del Banco Mundial de julio de 2023, Venezuela encabeza la lista de los 10 países con la inflación nominal de alimentos más alta del mundo, registrando un alarmante 414%. Durante sus recorridos por el país, María Corina Machado ha escuchado a muchas personas pedir la vuelta de sus familiares que se han ido del país. Venezuela ha experimentado un éxodo de 7,7 millones de personas, de las cuales aproximadamente 5 millones son mayores de edad, pero solo 69.211 votantes están habilitados según cifras del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Nicolás Maduro ha sido calificado como un “dictador” y su gobierno como un “régimen” por políticos nacionales e internacionales. Incluso los líderes de la izquierda en América Latina tomaron distancia tras las declaraciones de Maduro en un mitin en La Vega, una zona popular en el oeste de Caracas. “El destino de Venezuela en el siglo XXI depende de nuestra victoria el 28 de julio. Si no quieren que Venezuela caiga en un baño de sangre, en una guerra civil fratricida producto de los fascistas, garanticemos el más grande éxito, la más grande victoria de la historia electoral de nuestro pueblo”, dijo Maduro el 17 de julio.
Tras las declaraciones de Maduro, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, instó a su homólogo a respetar el resultado de las elecciones. “Maduro sabe que la única posibilidad de que Venezuela regrese a la normalidad es tener un proceso electoral respetado por todo el mundo. Si Maduro quiere contribuir al regreso de las personas que salieron del país y establecer un estado de crecimiento económico, tiene que respetar el proceso democrático”, dijo Lula. Por su parte, el presidente de Chile, Gabriel Boric, refutó que los “mandatarios y los candidatos son baños de votos, y esos baños de votos representan la soberanía popular, que debe ser respetada a todo evento”.
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, sí respaldan a Maduro. En una carta enviada desde Managua, aseguraron la “gran victoria que seguramente alcanzaremos (...) Todo nuestro amor desde nuestra profunda hermandad, compartiendo los desafíos y retos que nos imponen los imperialistas de la tierra”, señalaron.
Maduro reiteró este sábado que “Venezuela habrá elecciones cívicas, participativas, habrán resultados y todos saldremos a reconocer los resultados, a defenderlos. El lunes amanecerá en paz, paz, paz y paz”, dijo en un programa transmitido por Venezolana de Televisión (VTV).
La tensión política no se ha disipado. Este viernes, a un grupo de expresidentes se les impidió entrar a Venezuela para ser observadores electorales. Fueron Miguel Ángel Rodríguez (Costa Rica), Jorge Quiroga (Bolivia), Vicente Fox (México), Mireya Moscoso (Panamá) y la exvicepresidenta de Colombia, Marta Lucía Ramírez. Todos son miembros de la Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA-Democrática).
Los participantes de IDEA-Democrática fueron invitados por Edmundo González Urrutia y María Corina Machado. “En violación abierta de los elementos fundamentales de la democracia, la dictadura de Nicolás Maduro Moros prohibió el ingreso a Venezuela de nuestra misión y de numerosas otras misiones”, refutó el colectivo en un comunicado. Además, criticaron que mientras Maduro cuenta con una amplia presencia de más de 700 delegados internacionales, la mayoría aliados políticos e ideológicos, ha restringido, coaccionado y realizado deportaciones masivas de invitados extranjeros.
Maduro calificó a estos observadores como “ridículos” y “personas non gratas”, argumentando que “no estaban invitados por el Poder Electoral y el poder electoral decide a quién invita y quién no”.
El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, advirtió este jueves 25 de julio que si la “situación política” de Venezuela “empeora” después de las elecciones, el flujo de migrantes por las rutas migratorias en Darién aumentará “en un cortísimo plazo”. Más del 60% de los migrantes que atraviesan la selva son venezolanos, enfrentando violaciones y robos. Niños, adolescentes y mujeres son las principales víctimas. El futuro de Venezuela se resolverá este domingo (o tal vez no) si se permiten unas elecciones transparentes en las urnas.
El panorama político de Venezuela es incierto. Este domingo, 21.392.464 venezolanos mayores de 18 años están habilitados para votar en las elecciones presidenciales. Entre los candidatos más populares se encuentra el actual mandatario, Nicolás Maduro. Su rival más fuerte es Edmundo González Urrutia, representando a la coalición Plataforma Unitaria Democrática.
El chavismo ha estado en el poder durante 25 años, con Maduro administrando el país desde 2013. Si gana la contienda, ocuparía la silla del Palacio de Miraflores por el período 2025-2031. Maduro ganó las elecciones de 2013 con el 50,61% de los votos, apenas 1,5 puntos por encima del opositor Henrique Capriles. Seis años después, María Corina Machado lideraba la oposición, pero fue inhabilitada por el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela para postularse y ocupar cargos públicos. Machado respaldó la candidatura de Edmundo González, asegurando que estas elecciones son distintas debido al hartazgo de la población por la situación socioeconómica y política.
Según un informe del Banco Mundial de julio de 2023, Venezuela encabeza la lista de los 10 países con la inflación nominal de alimentos más alta del mundo, registrando un alarmante 414%. Durante sus recorridos por el país, María Corina Machado ha escuchado a muchas personas pedir la vuelta de sus familiares que se han ido del país. Venezuela ha experimentado un éxodo de 7,7 millones de personas, de las cuales aproximadamente 5 millones son mayores de edad, pero solo 69.211 votantes están habilitados según cifras del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Nicolás Maduro ha sido calificado como un “dictador” y su gobierno como un “régimen” por políticos nacionales e internacionales. Incluso los líderes de la izquierda en América Latina tomaron distancia tras las declaraciones de Maduro en un mitin en La Vega, una zona popular en el oeste de Caracas. “El destino de Venezuela en el siglo XXI depende de nuestra victoria el 28 de julio. Si no quieren que Venezuela caiga en un baño de sangre, en una guerra civil fratricida producto de los fascistas, garanticemos el más grande éxito, la más grande victoria de la historia electoral de nuestro pueblo”, dijo Maduro el 17 de julio.
Tras las declaraciones de Maduro, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, instó a su homólogo a respetar el resultado de las elecciones. “Maduro sabe que la única posibilidad de que Venezuela regrese a la normalidad es tener un proceso electoral respetado por todo el mundo. Si Maduro quiere contribuir al regreso de las personas que salieron del país y establecer un estado de crecimiento económico, tiene que respetar el proceso democrático”, dijo Lula. Por su parte, el presidente de Chile, Gabriel Boric, refutó que los “mandatarios y los candidatos son baños de votos, y esos baños de votos representan la soberanía popular, que debe ser respetada a todo evento”.
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, sí respaldan a Maduro. En una carta enviada desde Managua, aseguraron la “gran victoria que seguramente alcanzaremos (...) Todo nuestro amor desde nuestra profunda hermandad, compartiendo los desafíos y retos que nos imponen los imperialistas de la tierra”, señalaron.
Maduro reiteró este sábado que “Venezuela habrá elecciones cívicas, participativas, habrán resultados y todos saldremos a reconocer los resultados, a defenderlos. El lunes amanecerá en paz, paz, paz y paz”, dijo en un programa transmitido por Venezolana de Televisión (VTV).
La tensión política no se ha disipado. Este viernes, a un grupo de expresidentes se les impidió entrar a Venezuela para ser observadores electorales. Fueron Miguel Ángel Rodríguez (Costa Rica), Jorge Quiroga (Bolivia), Vicente Fox (México), Mireya Moscoso (Panamá) y la exvicepresidenta de Colombia, Marta Lucía Ramírez. Todos son miembros de la Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA-Democrática).
Los participantes de IDEA-Democrática fueron invitados por Edmundo González Urrutia y María Corina Machado. “En violación abierta de los elementos fundamentales de la democracia, la dictadura de Nicolás Maduro Moros prohibió el ingreso a Venezuela de nuestra misión y de numerosas otras misiones”, refutó el colectivo en un comunicado. Además, criticaron que mientras Maduro cuenta con una amplia presencia de más de 700 delegados internacionales, la mayoría aliados políticos e ideológicos, ha restringido, coaccionado y realizado deportaciones masivas de invitados extranjeros.
Maduro calificó a estos observadores como “ridículos” y “personas non gratas”, argumentando que “no estaban invitados por el Poder Electoral y el poder electoral decide a quién invita y quién no”.
El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, advirtió este jueves 25 de julio que si la “situación política” de Venezuela “empeora” después de las elecciones, el flujo de migrantes por las rutas migratorias en Darién aumentará “en un cortísimo plazo”. Más del 60% de los migrantes que atraviesan la selva son venezolanos, enfrentando violaciones y robos. Niños, adolescentes y mujeres son las principales víctimas. El futuro de Venezuela se resolverá este domingo (o tal vez no) si se permiten unas elecciones transparentes en las urnas.