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Los cien ojos de Argos

El ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
Actualizado
  • 01/08/2024 00:00
Creado
  • 31/07/2024 20:41

Cierre fronterizo EEUU-México ¿beneficiará o perjudicará a Trump?

El expresidente Donald Trump acaba de repetir que, de regresar a la Casa Blanca, cerraría la frontera con México, algo que ya había insinuado en su mandato anterior y no pudo concretar, como tampoco enviar tropas al vecino país para supuestamente combatir el narcotráfico.

Como en aquellos cuatro años de relaciones difíciles con México, y de chantajes aduaneros relacionados con el Tratado de Libre Comercio (TMEC), Trump continúa valorando que ataques militares estadunidenses contra los cárteles que operan en México son absolutamente una opción si el gobierno mexicano no resuelve el problema de la manera debida y rápida.

Ni siquiera toma en consideración la denuncia de México llevada a los tribunales estadounidenses, de que la existencia de esos cárteles no es solamente responsabilidad del gobierno mexicano, sino de Estados Unidos, país que compra la droga que trafican esas mafias, y les vende las armas convencionales que se fabricante allá y aumentan la violencia criminal en el país.

Pero al margen de esa responsabilidad compartida y las insuficiencias en los argumentos que expone Trump, el cierre de fronteras se proyecta como un imposible político, económico y financiero, porque inmediatamente que se haga entrará en crisis el parque industrial de Estados Unidos y, por rebote, el de Canadá, y se afectará el sistema bancario y financiero.

En ninguna de sus exposiciones Trump ha dado a conocer algún proyecto para eliminar el consumo de drogas, incluido el fentanilo, ni ha asumido que Estados Unidos es el paraíso de la drogadicción y el cuartel general de una mafia distribuidora de estupefacientes y de armas que alimentan la violencia criminal en México y Colombia.

El presidente Andrés Manuel López Obrador achacó las declaraciones de Trump -con quien hizo malabarismos para evitar fracturas en las relaciones bilaterales- a la campaña electoral, aunque puso en alerta a su sucesora de los arranques e incongruencias que caracterizaron su errática y extremista administración, incluido el tolerado asalto al congreso, un real intento de golpe de Estado a Joe Biden.

Su mensaje a Claudia Sheinbaum de que está dispuesto a actuar como ya hizo antes, fue abierto, y puso de ejemplo su imposición del programa “Permanece en México”, mediante amenazas de aumentos arancelarios brutales, y reactivado ahora en su plan de gobierno sobre política migratoria, muchísimo más radical que en su mandato.

¿Cómo le sería factible a Trump cerrar la frontera? Parece que ni él mismo lo sabe, o por lo menos, no lo adelanta. De hacerlo, haría un daño irreversible a la economía de su país, y un desajuste social muy peligroso en los 10 estados que están a uno y otro lado del río Bravo en una frontera de más de dos mil kilómetros de longitud y varios millones de habitantes que serían afectados por una medida de esa naturaleza, pues ese territorio concentra una cuarta parte del PIB mundial.

No parece factible que la industria estadounidense, ligada inextricablemente a la economía mexicana, permita una medida de esa naturaleza, o no batalle por impedirla. Tampoco los trabajadores que perderían sus ingresos, ni los inversionistas asentados en México y que están obligados a apoyar la integración trilateral frente a la expansión de otros bloques comerciales.

También afectaría a los nuevos inversionistas extranjeros que, por la vía del
nearshoring, están trasladando sus fábricas a México precisamente para estar más cercanos al mercado estadounidense. Han puesto mucho dinero en juego.

Como le recordó López Obrador en su reciente carta a Trump, una decisión como la que él estaría en disposición de aplicar impediría el cruce de aduanas y puentes fronterizos a un millón de personas y a 300 mil vehículos cada día, de los cuales 70 mil transportan mercancías de un país a otro. La industria automotriz se paralizaría y no podría reanudar sus operaciones hasta tanto rehabilitara la fabricación de partes que le llega desde México.

El comprador estadounidense tampoco aceptaría pagar 10 a 15 mil dólares más por el mismo auto hecho en México, y eso se repite con un listado interminable de mercancías y productos agrícolas de los que depende el mercado estadounidense, lo cual explica por qué es el mayor socio comercial de Estados Unidos con un intercambio que casi rebasa los 600 mil millones de dólares.

Pero hay otros cordones umbilicales que enlazan a las dos naciones y podrían ser cortados con un cierre de fronteras o una acción militar estadounidense, entre ellos, además de las políticas y diplomáticas, las relaciones energéticas, medioambientales, técnicas y de seguridad donde hay muchos pendientes.

Resumiendo, en una sociedad tan dividida socialmente, habría que ver qué balance de riesgo en la relación costo-beneficio ha hecho Trump para creer que, prometiendo tales acciones extremistas, saldrá favorecido en noviembre próximo por el voto popular.