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Libaneses se agolpan para salir del país por su único aeropuerto sin apenas vuelos

Libaneses en sus coches abandonan sus hogares en el sur del Líbano hacia las localidades de Sidón y Beirut, por la carretera Zahrani-Nabatieh, en la zona de Ghazieh. EFE
Actualizado
  • 24/09/2024 10:44
Creado
  • 24/09/2024 10:44

Decenas de familias libanesas y otros residentes del Líbano aguardan junto a sus maletas delante de la terminal de salidas del Aeropuerto Internacional Rafic Hariri de Beirut

Decenas de libaneses se agolparon este martes en el aeropuerto de Beirut, el único operativo en todo el Líbano, para tratar de huir del país bajo las bombas israelíes, pese a las cancelaciones masivas de vuelos provocadas por los crecientes temores al estallido de una guerra abierta entre el grupo chií Hizbulá e Israel.

“Definitivamente, tenemos mucha prisa en salir. Estamos todos en un estado de caos y por eso reservamos el vuelo hace tres horas”, dice a EFE Eli, un libanés de 23 años que espera impaciente delante del panel de información de vuelos a que aparezca el suyo, que “parece que va con retraso”.

Como él, decenas de familias libanesas y otros residentes del Líbano aguardan junto a sus maletas delante de la terminal de salidas del Aeropuerto Internacional Rafic Hariri de Beirut, que en las últimas horas ha anunciado la cancelación de más de una cuarentena de vuelos que debían llegar o salir este martes de la capital libanesa.

Y es que este pequeño aeropuerto es la principal vía de escape del Líbano, un país que hace frontera con Israel en el sur y con Siria en el norte y el este.

“Ahora es muy peligroso, los bombardeos israelíes son muy frecuentes, así que es mejor irse cuanto antes”, asegura Eli, que espera que, pese al retraso de su vuelo, pueda llegar a El Cairo.

Esperanzas de volver

Alan, de 30 años, también se ha afanado para acudir al aeropuerto junto a su perro, Buddy, que “tiene que salir del Líbano” porque “sufre ansiedad y ataques de pánico por los bombardeos y los sonidos de las explosiones” que en los últimos días han azotado el sur y el este del país, pero también los suburbios sur de Beirut.

Estos ataques aéreos, que desde ayer dejan ya un saldo cercano a los 600 muertos, también han precipitado los planes del joven libanés, que aterrizó en Beirut hace apenas unos días para asistir a la boda de su mejor amigo.

“Vine para verles y divertirme, pero luego todo se fue a la mierda. Pero aun así, nos divertimos. Nosotros, los libaneses, siempre tratamos de pasarlo bien”, asegura entre risas.

Alan se pregunta hasta qué punto puede escalar la violencia y hasta dónde pueden llegar los bombardeos de Israel, pero mantiene la esperanza de que “se arregle pronto” para poder volver al Líbano, donde su padre y su hermana se han tenido que quedar porque todavía no han conseguido un visado para viajar a Egipto.

Sin poder continuar con los estudios

En medio de la escalada, el Gobierno libanés ha anunciado el cierre de los colegios hasta el fin de la semana, una medida que se podría extender si la violencia no remite.

Sadia, una libanesa-canadiense de 15 años, ha decidido ir al aeropuerto para reunirse con su padre en Arabia Saudí después de que ayer el caos azotara a su escuela en la localidad sureña de Sidón, desde donde asegura que se escucharon intensos bombardeos que provocaron el pánico entre los estudiantes.

“Espero poder volver porque mi colegio está aquí, yo estudio aquí. Pero si al final la guerra estalla, tendré que estudiar en Arabia Saudí, aunque espero que no lleguemos a ese punto”, asegura visiblemente nerviosa.

La adolescente teme a que los bombardeos israelíes incrementen en radio e intensidad, algo que “sería una locura” y hundiría al país en el que ha vivido toda su vida.

Pero desde la terminal de llegadas del aeropuerto, Aya, una madre libanesa que partió desde Egipto junto a sus dos hijos pequeños, asegura que vuelve al Líbano para estar “en casa” con su familia y tratar de normalizar la situación.

“Los colegios han cerrado, pero creo que en un par de semanas volverán a abrir. Mis hijos no se pueden quedar sin ir a la escuela”, sentencia.