‘Evitar otro 7 de octubre’, la misión con que Israel justifica su invasión de El Líbano
- 14/10/2024 00:00
- 13/10/2024 18:03
Antes de penetrar con sus tanques y blindados militares en Líbano, Israel llevó a cabo intensos bombardeos en la zona -también en Beirut y el valle de la Bekaa “Evitar otro 7 de octubre” es la misión con la que el Ejército de Israel justifica la invasión terrestre que inició hace dos semanas en el sur de Líbano, casi un año después de hacer lo mismo en la Franja de Gaza, para alejar de su frontera norte al grupo chií Hizbulá, en una ofensiva que se ha cobrado la vida de más de 1.500 libaneses.
“Este no es un túnel defensivo, aquí no hay un puesto militar ni un sistema de alarmas. No es así como se construye un puesto defensivo, sino un puesto operativo de ataque”, explica el coronel de la reserva Rotem a un grupo de medios, entre ellos EFE, que ha accedido este domingo, empotrado con el Ejército israelí, a la zona que ya controla militarmente en el sur de Líbano.
Se trata del área de Labouneh, una pequeña aldea en las montañas del sur de Líbano a unos 4 kilómetros de la costa mediterránea, situada frente a la localidad israelí de Hanita, a escasos 200 metros de distancia pero divididas por una valla fronteriza infranqueable desde 2006, que ahora ha roto el Ejército israelí.
A raíz de las pruebas incautadas en su incursión terrestre en el sur de Líbano, feudo de Hizbulá, el Ejército israelí asegura que el grupo planeaba un ataque contra civiles en Israel similar al cometido por Hamás el 7 de octubre de 2023, en el que murieron 1.200 israelíes y 250 fueron secuestrados, 97 de ellos aún cautivos en al Franja de Gaza.
“Además de armamento como RPGs y explosivos, hemos encontrado en los túneles cercanos a la frontera equipamiento médico y grandes dosis de anestesia. ¿Para qué necesitaban eso?”, se pregunta el teniente coronel israelí Tomer Keidar.
Se responde a si mismo: “planeaban un ataque terrorista como el de Hamás contra civiles israelíes”. Según Israel, este operativo de Hizbulá, el mayor grupo armado de Oriente Medio y aliado de Irán, había sido bautizado “Operación Galilea”.
Antes de penetrar con sus tanques y blindados militares en Líbano, Israel llevó a cabo intensos bombardeos en la zona -también en Beirut y el valle de la Bekaa- y desde entonces ha ordenado la evacuación de un centenar de poblaciones en el sur del país, más de cuarenta entre ayer y hoy, forzando el desplazamiento de más de 1,2 millones de libaneses, un patrón que también recuerda al visto en Gaza.
“Empezamos con una misión defensiva de nuestra frontera, y cuando comenzó la maniobra terrestre hace un par de semanas, mi división se unió a la misma al otro lado de la divisoria en el área de Labouneh”, explica el general Norkin, de una de las cuatro divisiones que operan en estos momentos dentro de Líbano.
La suya llevaba desde el año pasado apostada en la frontera septentrional de Israel, ante el creciente intercambio de fuego entre el Ejército israelí y Hizbulá que comenzó el 8 de octubre de 2023, con los primeros cohetes que lanzaron los milicianos chiíes “en solidaridad” con el pueblo palestino de Gaza, y en un intento de debilitar la operación militar israelí en la Franja al obligarse a desplazar efectivos al norte.
Israel respondió con virulencia y desde hace más de un año bombardea con dureza el sur de Líbano. Desde entonces han muerto unos 2.250 libaneses. Según el Ejército israelí, más de 800 eran milicianos de Hizbulá. La mayoría de los fallecidos, más de 1.500, han muerto en las últimas dos semanas, cuando ha escalado el conflicto.
“Evitar otro 7 de octubre” es la misión con la que el Ejército de Israel justifica la invasión terrestre que inició hace dos semanas en el sur de Líbano, casi un año después de hacer lo mismo en la Franja de Gaza, para alejar de su frontera norte al grupo chií Hizbulá, en una ofensiva que se ha cobrado la vida de más de 1.500 libaneses.
“Este no es un túnel defensivo, aquí no hay un puesto militar ni un sistema de alarmas. No es así como se construye un puesto defensivo, sino un puesto operativo de ataque”, explica el coronel de la reserva Rotem a un grupo de medios, entre ellos EFE, que ha accedido este domingo, empotrado con el Ejército israelí, a la zona que ya controla militarmente en el sur de Líbano.
Se trata del área de Labouneh, una pequeña aldea en las montañas del sur de Líbano a unos 4 kilómetros de la costa mediterránea, situada frente a la localidad israelí de Hanita, a escasos 200 metros de distancia pero divididas por una valla fronteriza infranqueable desde 2006, que ahora ha roto el Ejército israelí.
A raíz de las pruebas incautadas en su incursión terrestre en el sur de Líbano, feudo de Hizbulá, el Ejército israelí asegura que el grupo planeaba un ataque contra civiles en Israel similar al cometido por Hamás el 7 de octubre de 2023, en el que murieron 1.200 israelíes y 250 fueron secuestrados, 97 de ellos aún cautivos en al Franja de Gaza.
“Además de armamento como RPGs y explosivos, hemos encontrado en los túneles cercanos a la frontera equipamiento médico y grandes dosis de anestesia. ¿Para qué necesitaban eso?”, se pregunta el teniente coronel israelí Tomer Keidar.
Se responde a si mismo: “planeaban un ataque terrorista como el de Hamás contra civiles israelíes”. Según Israel, este operativo de Hizbulá, el mayor grupo armado de Oriente Medio y aliado de Irán, había sido bautizado “Operación Galilea”.
Antes de penetrar con sus tanques y blindados militares en Líbano, Israel llevó a cabo intensos bombardeos en la zona -también en Beirut y el valle de la Bekaa- y desde entonces ha ordenado la evacuación de un centenar de poblaciones en el sur del país, más de cuarenta entre ayer y hoy, forzando el desplazamiento de más de 1,2 millones de libaneses, un patrón que también recuerda al visto en Gaza.
“Empezamos con una misión defensiva de nuestra frontera, y cuando comenzó la maniobra terrestre hace un par de semanas, mi división se unió a la misma al otro lado de la divisoria en el área de Labouneh”, explica el general Norkin, de una de las cuatro divisiones que operan en estos momentos dentro de Líbano.
La suya llevaba desde el año pasado apostada en la frontera septentrional de Israel, ante el creciente intercambio de fuego entre el Ejército israelí y Hizbulá que comenzó el 8 de octubre de 2023, con los primeros cohetes que lanzaron los milicianos chiíes “en solidaridad” con el pueblo palestino de Gaza, y en un intento de debilitar la operación militar israelí en la Franja al obligarse a desplazar efectivos al norte.
Israel respondió con virulencia y desde hace más de un año bombardea con dureza el sur de Líbano. Desde entonces han muerto unos 2.250 libaneses. Según el Ejército israelí, más de 800 eran milicianos de Hizbulá. La mayoría de los fallecidos, más de 1.500, han muerto en las últimas dos semanas, cuando ha escalado el conflicto.