Desafío global: datos y políticas para combatir el hambre y la subalimentación
- 19/10/2024 00:00
- 18/10/2024 19:50
Mientras que millones de personas padecen hambre o no pueden costearse dietas saludables, la FAO promueve el uso de datos precisos para mejorar las políticas alimentarias globales Alrededor de 730 millones de personas en el mundo se encuentran en estado de hambruna, mientras que 2,8 millones de personas alrededor del globo no pueden permitirse dietas balanceadas, reveló Qu Dongyu, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en su último discurso para esta misma organización.
Estas son solo algunas de las nuevas cifras que presentó la FAO sobre la alimentación a nivel mundial. El pasado 16 de octubre, en la celebración del Día Internacional de la Alimentación, se hizo hincapié en la alimentación como un derecho humano fundamental.
Dongyu también hizo un llamado al señalar que toda persona tiene derecho a una alimentación adecuada. Asimismo, pidió que se renovara el “compromiso de crear sistemas agroalimentarios más eficientes, más inclusivos, más resilientes y sostenibles que puedan nutrir al mundo”.
“[Nuestro sistema de alimentación debe] apoyar a los pequeños agricultores, los agricultores familiares y los pequeños empresarios a lo largo de toda la cadena de valor, que en muchos países son fundamentales para que haya alimentos nutritivos y diversos disponibles para todos y preservar las culturas alimentarias tradicionales. No hay tiempo que perder; debemos actuar de forma inmediata”, expresó el director general de la FAO.
Contabilizando la subalimentación Otra realidad que demuestran las nuevas cifras de la FAO, y que son mencionadas en su última publicación, The quest for healthy diets (El reto para unas dietas más saludables), es que las formas en que producimos y consumimos nuestros alimentos representan una amenaza cada vez mayor.
Según los datos de esta organización, en todo el mundo, la subalimentación está devastando la salud pública.
Y es que, se estima que más de 675 millones de adultos son obesos. Las enfermedades no transmisibles (ENT), como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, causan la muerte de 41 millones de personas cada año, lo que corresponde a casi dos tercios de todas las muertes a nivel mundial.
Al menos 1,200 millones de mujeres carecen de vitaminas y minerales, lo que las expone a fatiga crónica, baja resistencia a infecciones y defectos de nacimiento en sus hijos. Del mismo modo, casi 400 millones de niños en edad preescolar están en riesgo de desarrollo cerebral deficiente y capacidad de aprendizaje reducida.
Otras investigaciones recientes de la FAO han estimado que el costo social, sanitario y ambiental oculto de los sistemas agroalimentarios en su forma actual asciende a la asombrosa cifra de 12,7 billones de dólares en paridad de poder adquisitivo, equivalente al PIB anual combinado de Alemania y Japón. Casi tres cuartas partes de este costo están asociadas a las pérdidas de productividad laboral debido a las enfermedades no transmisibles relacionadas con la dieta.
El poder de los datos De acuerdo con la FAO, la recopilación y el uso adecuado de ciertos tipos de datos es fundamental para que la tarea de mejorar la nutrición a través de dietas saludables sea mucho más efectiva.
Los datos sobre la composición de los alimentos, que proporcionan información sobre los nutrientes, nos permiten evaluar si las dietas son adecuadas, lo que constituye uno de los cuatro principios fundamentales de una dieta saludable.
Mientras que los datos de consumo alimentario, es decir, lo que las personas consumen, son especialmente relevantes en el caso de los grupos más vulnerables a la malnutrición: las adolescentes, las mujeres embarazadas y en período de lactancia, y los niños pequeños.
Combinar los datos de consumo y composición alimentaria es crucial para identificar brechas y oportunidades para una acción efectiva que mejore la nutrición. Estos datos deben servir de base para tomar decisiones sobre cómo asignar mejor los recursos limitados y diseñar políticas y programas que incrementen el acceso y consumo de alimentos nutritivos.
En este sentido, la FAO junto con la Organización Mundial de la Salud (OMS) crearon la Herramienta Global de Datos de Consumo Alimentario Individual, una plataforma de acceso abierto que contiene datos cuantitativos individuales de consumo alimentario de decenas de países.
La plataforma es un repositorio en crecimiento, diseñado para proporcionar datos armonizados, es decir, datos que son comparables entre países y periodos, y ofrecer las mejores prácticas sobre la recopilación de datos a los responsables de políticas y a los investigadores.
Incluso cuando los datos dietéticos están fácilmente disponibles, los responsables de crear leyes y políticas alimentarias a menudo no están al tanto de su existencia o de su uso práctico.
Para solucionar esto, la FAO también creó el primer lugar centralizado para compartir estadísticas relevantes sobre todo tipo de datos dietéticos. El dominio FAOSTAT Food and Diet ofrece cifras sólidas, incluyendo la ingesta de nutrientes y la diversidad dietética de tres fuentes que reflejan datos a nivel nacional, de hogares e individual.
Con este dominio, cualquier usuario puede evaluar rápidamente qué datos están disponibles en su contexto y recibir orientación específica sobre las fortalezas y limitaciones de los distintos tipos de datos para diversas decisiones.
Los datos disponibles a nivel de hogar e individual están desglosados por sexo, edad, estatus rural/urbano y nivel de ingresos, lo que permite a los responsables de políticas abordar brechas nutricionales específicas e intervenir en los sistemas agroalimentarios para poblaciones específicas.
Datos sobre la alimentación en el mundo
Alrededor de 730 millones de personas en el mundo se encuentran en estado de hambruna, mientras que 2,8 millones de personas alrededor del globo no pueden permitirse dietas balanceadas, reveló Qu Dongyu, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en su último discurso para esta misma organización.
Estas son solo algunas de las nuevas cifras que presentó la FAO sobre la alimentación a nivel mundial. El pasado 16 de octubre, en la celebración del Día Internacional de la Alimentación, se hizo hincapié en la alimentación como un derecho humano fundamental.
Dongyu también hizo un llamado al señalar que toda persona tiene derecho a una alimentación adecuada. Asimismo, pidió que se renovara el “compromiso de crear sistemas agroalimentarios más eficientes, más inclusivos, más resilientes y sostenibles que puedan nutrir al mundo”.
“[Nuestro sistema de alimentación debe] apoyar a los pequeños agricultores, los agricultores familiares y los pequeños empresarios a lo largo de toda la cadena de valor, que en muchos países son fundamentales para que haya alimentos nutritivos y diversos disponibles para todos y preservar las culturas alimentarias tradicionales. No hay tiempo que perder; debemos actuar de forma inmediata”, expresó el director general de la FAO.
Otra realidad que demuestran las nuevas cifras de la FAO, y que son mencionadas en su última publicación, The quest for healthy diets (El reto para unas dietas más saludables), es que las formas en que producimos y consumimos nuestros alimentos representan una amenaza cada vez mayor.
Según los datos de esta organización, en todo el mundo, la subalimentación está devastando la salud pública.
Y es que, se estima que más de 675 millones de adultos son obesos. Las enfermedades no transmisibles (ENT), como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, causan la muerte de 41 millones de personas cada año, lo que corresponde a casi dos tercios de todas las muertes a nivel mundial.
Al menos 1,200 millones de mujeres carecen de vitaminas y minerales, lo que las expone a fatiga crónica, baja resistencia a infecciones y defectos de nacimiento en sus hijos. Del mismo modo, casi 400 millones de niños en edad preescolar están en riesgo de desarrollo cerebral deficiente y capacidad de aprendizaje reducida.
Otras investigaciones recientes de la FAO han estimado que el costo social, sanitario y ambiental oculto de los sistemas agroalimentarios en su forma actual asciende a la asombrosa cifra de 12,7 billones de dólares en paridad de poder adquisitivo, equivalente al PIB anual combinado de Alemania y Japón. Casi tres cuartas partes de este costo están asociadas a las pérdidas de productividad laboral debido a las enfermedades no transmisibles relacionadas con la dieta.
De acuerdo con la FAO, la recopilación y el uso adecuado de ciertos tipos de datos es fundamental para que la tarea de mejorar la nutrición a través de dietas saludables sea mucho más efectiva.
Los datos sobre la composición de los alimentos, que proporcionan información sobre los nutrientes, nos permiten evaluar si las dietas son adecuadas, lo que constituye uno de los cuatro principios fundamentales de una dieta saludable.
Mientras que los datos de consumo alimentario, es decir, lo que las personas consumen, son especialmente relevantes en el caso de los grupos más vulnerables a la malnutrición: las adolescentes, las mujeres embarazadas y en período de lactancia, y los niños pequeños.
Combinar los datos de consumo y composición alimentaria es crucial para identificar brechas y oportunidades para una acción efectiva que mejore la nutrición. Estos datos deben servir de base para tomar decisiones sobre cómo asignar mejor los recursos limitados y diseñar políticas y programas que incrementen el acceso y consumo de alimentos nutritivos.
En este sentido, la FAO junto con la Organización Mundial de la Salud (OMS) crearon la Herramienta Global de Datos de Consumo Alimentario Individual, una plataforma de acceso abierto que contiene datos cuantitativos individuales de consumo alimentario de decenas de países.
La plataforma es un repositorio en crecimiento, diseñado para proporcionar datos armonizados, es decir, datos que son comparables entre países y periodos, y ofrecer las mejores prácticas sobre la recopilación de datos a los responsables de políticas y a los investigadores.
Incluso cuando los datos dietéticos están fácilmente disponibles, los responsables de crear leyes y políticas alimentarias a menudo no están al tanto de su existencia o de su uso práctico.
Para solucionar esto, la FAO también creó el primer lugar centralizado para compartir estadísticas relevantes sobre todo tipo de datos dietéticos. El dominio FAOSTAT Food and Diet ofrece cifras sólidas, incluyendo la ingesta de nutrientes y la diversidad dietética de tres fuentes que reflejan datos a nivel nacional, de hogares e individual.
Con este dominio, cualquier usuario puede evaluar rápidamente qué datos están disponibles en su contexto y recibir orientación específica sobre las fortalezas y limitaciones de los distintos tipos de datos para diversas decisiones.
Los datos disponibles a nivel de hogar e individual están desglosados por sexo, edad, estatus rural/urbano y nivel de ingresos, lo que permite a los responsables de políticas abordar brechas nutricionales específicas e intervenir en los sistemas agroalimentarios para poblaciones específicas.