Revista Mía

Testigos silenciosos de la verdad y el cambio del país

Panameños protestan por la firma del contrato minero en 2023. Roberto Barrios | La Estrella de Panamá
Estudiantes de la comarca Ngäbe Buglé cruzan el río para regresar a sus casas después de clases. Erick Marciscano | La Estrella de Panamá
Niña estudia a través de la modalidad virtual durante la pandemia de COVID-19. Aris Martínez | La Estrella de Panamá
La JMJ de 2019 contó con la participación de unos 700.000 jóvenes de 140 países. Erick Marciscano | La Estrella de Panamá
Los hospitales fueron hogares y campos de batalla para las víctimas del COVID-19. Roberto Barrios | La Estrella de Panamá
Actualizado
  • 06/02/2025 00:00
Creado
  • 05/02/2025 18:57

En el Día del Fotógrafo, los fotoperiodistas de GESE recuerdan momentos valiosos y reflexionan sobre las enseñanzas que el oficio les ha dado

Los fotoperiodistas son los ojos del mundo, los encargados de capturar la esencia de momentos cruciales que definen la historia de un país. A través de sus lentes, son testigos de la realidad en su forma más cruda, directa y honesta.

Su trabajo no solo se limita a documentar hechos, sino que transmite emociones, reflexiones y verdades que muchas veces los demás no tienen la oportunidad de ver con sus propios ojos. En cada imagen hay una historia que va más allá de lo visual: hay luchas, esperanzas, injusticias y victorias. En sus fotografías se inmortaliza el presente e invitan a reflexionar sobre el pasado y el futuro.

Hoy se conmemora su trabajo, aquel que, en un mundo saturado de información, los define como los guardianes de la memoria colectiva, los narradores visuales que, con valentía y sensibilidad, se arriesgan para traer la realidad a la luz, sin filtros ni adornos.

Imágenes con historia

El 29 de noviembre de 2022, Erick Marciscano ganó su primer Premio de Periodismo sobre niñez y adolescencia de Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) y Celap (Centro Latinoamericano de Periodismo) con su fotografía “Cuando ir a la escuela es caminar horas bajo la lluvia, por río y lodo”.

La imagen mostraba la forma en la que niños de la escuela Quebrada Hacha, de la comarca Ngäbe Buglé, cargados con sus mochilas y útiles escolares, deben cruzar un río pedregoso para poder llegar al centro educativo. “Esperé a que cruzaran el río y tomé la foto de modo que se viera natural”, contó.

El fotoperiodista lleva alrededor de 20 años en el oficio y bromeó sobre siempre llevar la cámara “ajustada” para una buena imagen. “Cada evento al que asistimos es diferente y requiere un enfoque, luz o ángulos distintos. No es lo mismo estar en una protesta que capturar momentos en un suceso gubernamental”, explicó.

Marciscano tuvo la oportunidad de cubrir la XXXIV Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que se realizó en 2019 y a la cual asistió el papa Francisco. En lugares donde reina la muchedumbre, el fotoperiodista tiene un as bajo la manga para capturar aquel momento irrepetible.

“La mayoría de los fotógrafos cargamos sillas plegables en esos eventos”, reveló. “Funciona como un escalón para capturar la imagen desde un punto alto”.

El fotoperiodismo también obliga a adentrarse a lugares o situaciones peligrosas. “Quedé en medio de un tiradero de bombas lacrimógenas y disparos en una universidad”, contó.

En otro suceso, el fotógrafo estuvo presente en un tiroteo en El Chorrillo. “Alguien nos dijo que nos escondiéramos y un policía nos apuntó con su arma, a lo que le gritamos que éramos periodistas”, añadió.

Una vida de riesgos

Roberto Barrios lleva alrededor de 16 años como fotoperiodista y define sus días “llenos de aventuras, experiencias y personas nuevas”.

Recordó con mucha claridad cómo ejerció el oficio durante la pandemia de la COVID-19. “Fue raro ver las calles totalmente vacías”, afirmó a La Estrella de Panamá. Explicó lo peligroso que era no solo para él, sino para su familia.

“Nos arriesgábamos por conseguir una buena imagen. Íbamos a los hospitales que se encontraban llenos de pacientes y debíamos tomar medidas de precaución estrictas al llegar a casa para evitar contagiarnos a nosotros mismos o a nuestras familias. Muchos compañeros fallecieron y eso me marcó mucho”, agregó.

Contó que, a pesar de todas las imágenes dolorosas que el fotoperiodismo produce, sus favoritas son “las notas humanas, porque logras conectar con extraños y sus historias inspiradoras”.

“Conocí a unas niñas que nacieron unidas y a toda su familia. Una de ellas falleció y me afectó mucho”, explicó. Barrios también tuvo la oportunidad de cubrir las protestas del año antepasado, cuando el país mostró su oposición al contrato minero.

“Nunca se habían visto protestas de esa magnitud en Panamá. El pueblo estaba unido por una misma causa y un mismo sentir, y vivir eso significó una experiencia que nunca quisiera olvidar”, contó.

Cambio en la sociedad

La primera asignación de Aris Martínez en GESE fue cubrir una protesta en un centro de detención de menores que se convirtió en la portada del diario El Siglo en 2011. “Como fotoperiodistas nos llevamos un pedacito de cada historia que captamos”, expresó al diario.

“Nuestro trabajo ha ayudado a hacer cambios en la sociedad”, agregó. El fotoperiodista recordó cuando hizo una cobertura “más allá de Chepo y comenzaron a salir fotodenuncias de las situaciones precarias en las que vivía la población, como la falta de agua”.

“Hoy día la comunidad cuenta con agua potable y ser parte de ese cambio fue increíble”, afirmó.

Martínez también recibió el premio a Mejor Fotografía Periodística de Unicef-Celap en 2021 por su imagen titulada “El regreso a clases y los retos para el estudiantado”.

La fotografía mostró a una menor de edad estudiando de forma remota con un teléfono. “Ella tenía que disfrazarse para la clase y capturé un momento en que estaba de espaldas con sus alas de mariposa”, contó.

Lecciones

Barrios le contó a La Decana que el oficio le ha dado enseñanzas valiosas a lo largo de los años. “Siempre debemos ser muy precavidos, ya que ciertos lugares son muy inseguros y siento que, con el tiempo, la gente no responde amablemente al hecho de que les tomes una foto sin su autorización”, dijo.

En cuanto a lo positivo, “siempre aprendo algo nuevo al estar en la calle o rodeado de compañeros que me enseñan nuevas técnicas para mejorar en mi trabajo”.

En cuanto a Marciscano, quien lleva alrededor de 20 años en el campo, expresó que los lugares que ha visitado lo han llevado a vivir y aprender mucho. “Ver escenarios donde reina la pobreza te hace autoevaluarte y apreciar lo que tienes”, expresó.

El oficio también le ha permitido tomar imágenes duras. “Las fotografías ayudan a que las personas visualicen ciertas situaciones o eventos, pero nunca será lo mismo a estar inmerso por completo en aquel momento. De esas experiencias te llevas lecciones inimaginables”, agregó.

La fotografía también le ha enseñado sobre paciencia. “Muchas veces queremos salir corriendo a la siguiente cobertura, pero es quizás en ese momento cuando te puedes sentar un rato a esperar una buena foto. Saber identificar esos instantes es muy importante”, dijo.

Martínez agregó que muchas veces se les ha dicho a los fotoperiodistas que su trabajo dejará de existir en algún momento. “Creo que la pandemia nos demostró lo contrario. Nos arriesgábamos porque sabíamos que había una obligación que cumplir y, pase lo que pase, esto no acabará, porque es una profesión llena de valor y verdades que contar”, concluyó.