¿Qué me ha enseñado el feminismo del amor?
- 15/02/2024 00:00
- 14/02/2024 17:04
Mucha gente cuando piensa en feminismo se le viene a la cabeza grandes marchas en las que las mujeres reclaman por la reivindicación de sus derechos. Sin embargo, para mí el feminismo es algo también muy íntimo, y lo que generalmente no hablamos, es que la mayor parte del trabajo de transformación feminista que hacemos no está en la calle, sino en la comunidad y el intercambio, haciendo que nuestra forma de ver el mundo mute poniéndonos unas gafas moradas.
Si bien, soy de las que aseguro que no hay una forma de entender el feminismo y que este tampoco es un paseo alegre donde todas vamos agarradas de la mano, a continuación, me tomaré la libertad de contarles del trabajo interno que el feminismo que yo ejerzo (imperfectamente) ha hecho por mí, y en las enseñanzas que me ha dado sobre algo tan íntimo como lo es el amor.
La enseñanza más significativa fue al momento de cuestionar el adoctrinamiento del amor romántico, porque a partir de este surgen las demás lecciones. En principio, aprendemos a amar de la forma en que somos socializadas, en cómo lo vemos en la familia, en la sociedad, a través de la cultura popular y la educación, por tanto, se convierte en un ideal al cual aspirar. Lo romantizamos y terminamos convirtiendo eso que idealizamos en un estándar de normalidad y en consecuencia lo asumimos como bueno.
Justamente en lo que se considera “normal” es donde pongo mis cuestionamientos, porque los mandatos sociales empujan a las mujeres a que para ser nombradas como una “buena mujer”, hay que ser alguien que da luz y amor infinito a todos quienes nos rodean, desprendiéndonos de nuestra identidad. Una “buena mujer” es primero madre, abuela y esposa. Es casi una Wonder Woman que se sacrifica por amor abnegado y deja a un lado sus aspiraciones personales, y en caso de perseguirlas, son juzgadas por no cumplir con el sacrificio a pagar.
Desde el feminismo, diversas autoras han explicado que la forma en que se organiza el amor está basada en jerarquías de sexo/género, en donde las mujeres son las subordinadas, pero creo que hoy, tras tantas revoluciones y conquistas del movimiento de mujeres, nos negamos que sea justamente el amor la tumba de nuestros sueños.
Esto no quiere decir que está mal aspirar a ser madres o encontrar parejas, es más, creo firmemente que es también el amor que nos liberará de esta batalla de dominación que se libra en lo romántico. Pero para que el amor sea liberador, hay que ejercerlo desde una mirada compañera, responsablemente afectiva y replanteando los típicos roles de género.
Coral Herrera, quien ha estudiado a fondo el amor romántico, plantea el “amor compañero” como solución basada en los cuidados mutuos, dejando las luchas de poder a un costado y viéndonos como iguales. Tal vez suene como lo mínimo en toda relación, pero cuántas veces no hemos aceptado a parejas celosas pensado que es porque te protege; o que la razón por la cual te rellena la agenda es porque no puede vivir sin ti, cuando en realidad te está aislando de otras personas; o usa estrategias como el love-bombing para ganarse tu cariño y luego te ghostea a modo de castigo.
Todas estas acciones tienen como común denominador las ansias de poseer y el egoísmo, y deja a un lado la ternura y empatía. Nos aleja de la esencia de expandirse y multiplicarse, y se pierde en guerras cotidianas. El amor compañero que les propongo, da la oportunidad de cuestionar la cultura romántica en la que hemos sido educadas, y si se puede, nos da también la oportunidad de amar en libertad.