El grito de Rufina

¿Por qué reivindicamos el 8 de marzo?

Women paper toy empowerment movement pattern. International women s day on field. zblaster / Shutterstock
Actualizado
  • 25/03/2024 09:50
Creado
  • 21/03/2024 14:41

Dentro del movimiento feminista solemos usar metáforas que se ven atravesadas por la costura. Hablamos de hilar, entretejer, trenzar y remendar redes, conexiones intergeneracionales, memorias y proyectos. Sin embargo, yo soy de la idea que usamos estas referencias porque hablamos de aquello que nos atraviesa y conocemos.

Veo la historia del movimiento de mujeres y veo una espiral que se narra entre costuras, ya que han sido justamente trabajadoras textiles y costureras quienes en muchas ocasiones han creado conciencia y tomado el liderazgo al exigir igualdad de salarios, fuero de maternidad y mejores condiciones laborales en diferentes partes del mundo. Fue entonces un 8 de marzo, pero en 1857, que un grupo de trabajadoras textiles de Nueva York organizó una huelga para demandar justicia, y si bien sus condiciones de trabajo mejoraron ligeramente, se mantenía la insatisfacción por tratos discriminatorios, jornadas extenuantes y bajos salarios.

Dado que la memoria de aquella huelga en 1857 había seguido hilvanándose y transmitiéndose durante más de 50 años a las trabajadoras que le seguían, esa nueva generación se organizó, el mismo día en la misma ciudad, pero esta vez del año de 1908, protestando contra el trabajo infantil, las condiciones laborales de los talleres clandestinos y exigiendo el sufragio femenino. Pero ser vocal contra las desigualdades nunca ha traído buenas reacciones, y en aquel entonces la situación no fue diferente. El dueño de la fábrica textil ordenó encerrar a las trabajadoras para evitar que la solidaridad de otros trabajadores se extendiera por la fábrica, y por motivos desconocidos se produjo un incendio donde 129 trabajadoras murieron quemadas.

Si bien el fuego es un elemento destructor, como lo fue ese fatídico 8 de marzo, en otros contextos el fuego es un combustible que puede alimentar la sed de justicia. Al igual que el hilo, es una herramienta que teje, y a la vez que se hilvanan redes, el fuego por la igualdad de derechos se hizo más grande. Por eso es que, en los años siguientes, en diferentes países se llevaron a cabo las mismas manifestaciones y huelgas contra la presión laboral, discriminación y explotación, con el fin de lograr condiciones dignas de trabajo y alcanzar el sufragio femenino.

Esto fue apenas la punta del iceberg, porque alcanzar la igualdad de derechos no solo estaba en votar, acceder a educación y crear condiciones de igualdad en las leyes, sino también de cambios conductuales y estructurales arraigados en donde se perpetúan estereotipos. Por eso, la lucha de las mujeres trasciende la fábrica en Nueva York y rescata las lecciones que ese hito marcó en nuestra historia como mujeres.

En el caso de Panamá, no solo recordamos a esas 129 trabajadoras, sino también a las mujeres que nos precedieron y tejieron los pasos del camino que ahora nosotras continuamos trazando. Para mí, el 8 de marzo es Amelia Denis de Icaza y su valentía antimperialista con sus versos ‘Al cerro Ancón’; es Clara González que fundó hace cien años el Partido Feminista y luchó para que las mujeres fuéramos abogadas; es Marta Matamororos que luchó por el fuero de maternidad; es Rosa María Britton que luchó por nuestra salud sexual y reproductiva, y es tantas otras mujeres. Para mí, el 8 de marzo es recordarnos y reafirmar nuestro compromiso por el futuro.

Entonces, cuando hablamos del Día Internacional de la Mujer, no estamos pidiendo una celebración con rosas y pasteles, nos referimos en realidad a conmemorar lo que se ha logrado, honrar a quienes dieron su vida por nuestros derechos y reflexionar hacia dónde queremos ir.

¡Que vivan las que luchan!

Para mí, el 8 de marzo es recordarnos y reafirmar nuestro compromiso por el futuro.