Alexandra y Monique Mulino: ‘Panamá ha sentido la franqueza de nuestro padre’
- 27/06/2024 11:13
- 26/06/2024 11:36
Las mellizas de Mulino comparten recuerdos muy familiares. Hablan de política, feminismo y el futuro del país Alexandra y Monique Mulino Cohen (Panamá, 1990) son dos seres en plural pero en realidad siempre han sido una. En su familia las llaman ‘las cuquis’ y desde que su padre ganó las elecciones del 5 mayo, son las mellas del presidente.
Pese a que su hermano mayor, José Raúl y su hermana menor, Verónica siguieron el camino de las leyes, ellas decidieron diseñar y construir. Alexandra es arquitecta y Monique, diseñadora de interiores, ambas dirigen sus propias empresas.
Son las 10:00am de un jueves cualquiera. Llueve. Los apagones en la zona hacen de las suyas: retrasan e interrumpen la faena. “Ya es usual que esto suceda por aquí, disculpen. Vieron que no es mentira”, dicen jocosas. Alexandra y Monique interpretarán un rol de entrevistadas, el primero desde que su padre, José Raúl Mulino, se convirtió en presidente de Panamá.
“¿Todo bien, chicos? Pasen. Coman y siéntanse en casa. No les dé pena” , dice Alexandra, como anfitriona. “¡Qué emoción que estén aquí!”, agrega. Alexandra lleva un vestido de lino beige. Su hermana, uno azul marino. Ambas lucen un maquillaje sutil. Denotan ese don difícil de encontrar: el de inspirar confianza inmediata.
Saben muy bien que uno aprende cuando pierde y no cuando gana. Lo vivieron cuando emprendieron por primera vez, también cuando experimentaron el momento más duro en su familia y ahora, aún más, cuando disfrutan la recompensa tras el esfuerzo. Para ellas su padre representa el verdadero cambio y unión que el país necesita.
Hay tanta complicidad y tanta admiración de una por la otra que es imposible no contarlo. Se complementan. Ambas ríen mucho, como dos niñas que acaban de cometer una pequeña travesura.
¿Qué tipo de padres tuvieron los Mulino Cohen? Alexandra: Nosotros vivimos toda la vida con padres trabajadores. Recuerdo que cuando éramos pequeños, mi mamá se dedicaba más a nosotros. Mi papá estaba muy ocupado, pero él siempre estaba presente. Tenía muchos viajes de trabajo y en momentos recuerdo haberlo extrañado mucho.
De mi papá siento que heredé la disciplina. Ser seria cuando tengo que serlo y formal cuando se requiere.
Toda la vida nos inculcó hacer el bien y hacerlo bien.
De mi mamá aprendí la parte más humana que tiene ella, que todo el mundo la ama. Por donde camina, la gente la ve y la quiere, porque ella le sonríe a todo el mundo y yo siento que yo saqué eso de ella. Hago amistades sin mucho esfuerzo. Eso es muy bueno para los negocios aunque no lo crean (carcajadas). Me ha ayudado mucho en la vida.
Monique: Mi mamá siempre nos enseñó a sonreírle a todo el mundo y a ser bueno. Me acuerdo que nos decía que teníamos que ser amigas de todos y no dejarnos llevar por los grupitos que se formaban estando en el colegio. Siempre éramos de invitar a todos a nuestras fiestas de cumpleaños.
Y de mi papá pues, la parte seria que todo el mundo habla, pero también tiene un lado muy sensible. Todo el mundo lo ve muy serio, pero mi papá tiene un corazón que se le toca rápido y todos nosotros somos así también.
Los recuerdos que yo tengo de mi papá es verlo ensacado llegando o saliendo del trabajo, pero también nos dedicaba mucho tiempo. Desde pequeños nos ponía a ver noticias, nos hablaba de política, nos llevaba al interior que era donde le gustaba pasar los fines de semana. Eso siempre fue ley: el pasar tiempo en familia y ser unidos. Ah y comer pizza los fines de semana.
Dicen que la maternidad y paternidad es eso: amar por primera vez a alguien más que a ti mismo...
Alexandra : Hace poco tuve mi primera hija. Mi esposo tenía dos hijos antes de que nos casáramos y yo sentía obviamente una maternidad antes de ser madre. Fue una oportunidad excelente para aprender cuando nació mi hija: mi mundo se revolucionó.
He trabajado toda la vida así que fue muy difícil desconectarse del trabajo para dedicarme a la maternidad, pero, definitivamente fue un momento que me cambió y que sí me hizo sentir ese amor que jamás había sentido por nadie y también sentir esos miedos de ser madre y de querer hacer todo tan bien a la perfección para ella y que siempre se siente orgullosa de su madre.
Y se vuelve una motivación, no solamente en tu vida personal, sino en tu trabajo también se vuelve ese foco de inspirarte.
Monique: Bueno, casi lloro al oirte. Tuve a mis hijos hace 4 años. Mi primer hijo, estaba perdida totalmente en lo que era ser mamá. Yo no tuve la práctica de mi hermana (ríe)
Definitivamente los hijos son como una extensión de uno y para mí son parte de mí. Yo digo que quererlos a ellos más que a uno mismo sí, pero siempre uno tiene que seguir queriéndose tanto para que ellos también se quieran a ellos mismos entonces como que mantener ese balance en no perderse siendo madre, seguir trabajando, tenerlos a ellos, poder dedicarles tiempo, tanto a ellos como el trabajo. Nosotras somos mujeres muy trabajadoras y es algo que siempre hemos querido inculcar a nuestros hijos sin perdernos de su vida.
Es algo también muy difícil para nosotras las mujeres que trabajamos pero al final es una experiencia demasiado hermosa.
Los hijos al final también son la debilidad más grande de uno, los miedos más grandes, pero también la satisfacción más grande que uno puede tener y lo más lindo que uno puede sentir.
Nos ronda la culpa entre la maternidad, lo personal y lo profesional... Nos exigimos - hasta la extenuación- lograr el equilibrio...
AM: Así es. Hay que tener mucha organización y saber que hay momentos en los que tienes que dejar de trabajar para dedicárselo a tus hijos al 100%. Desconectarte cuando estás con ellos, aunque sea difícil. Cuesta mucho y lo entiendo pero hay que recordárselo. A veces, cuando estoy con ella, estoy estresada pensando en el trabajo y ahí reacciono y recuerdo que ese es mi momento con ella.
Y un consejo para los emprendedores: tengan oficina porque ahí es el momento donde uno se concentra realmente. Trabajar en casa no debe ser fácil. Yo no trabajo en casa pero sé de gente que lo hace con los hijos y no sé cómo pueden sinceramente.
MM: Bueno, yo empecé trabajando en mi casa y por eso me tuve que ir porque no podía trabajar bien. Creo que el balance es saber y entender que el tiempo para mí es más calidad que cantidad.
Yo trato siempre de organizarme para salir un poquito antes del trabajo y dedicarme todas las noches a estar con ellos.
Como dice mi hermana: tratar de no traer el trabajo a la casa, estar los fines de semana lo más presente posible pero también descansando porque entonces si uno no descansa tampoco ni rinde para el trabajo ni rindes para ellos. Así que balance, organización y siempre mantener en mente que ellos son lo más importante, mi norte e inspiración para seguir trabajando.
¿Cuál ha sido el momento más duro que han tenido que atravesar como familia? AM: Cuando mi papá estuvo preso. Fue difícil, pero cada uno en la familia asumió un rol.
Sabíamos que él necesitaba una voz afuera, así que como familia íbamos a los medios sin tener experiencia de hablar en público. Lo hacíamos a nuestra manera con quién nos diera entrevista. Hablamos por él y lo hicimos con todo el cariño y respeto que le tenemos y porque sabíamos que era inocente.
Nunca bajé la cabeza. Realmente sabía que lo que le estaban haciendo era totalmente injusto. Mi papá nunca nos escondió nada y siempre puso la información en la mesa para que viéramos las pruebas.
Nunca fue un tema de vergüenza ya que sabíamos que era inocente y eso nos daba fuerzas para pelear por él. Creo que si hubiese sido lo contrario, no sé si hubiese tenido la valentía de salir a hablar en público. Pero siempre tuvimos la verdad de nuestro lado y eso nos ayudó a no tener miedo.
Hoy día que lo veo pienso, “qué locura lo que pasamos, todo lo que hicimos y toda esa lucha. No sé dónde sacamos esa fuerza”. Pero teníamos que salir adelante y es justo ahí cuando nace uno de nuestros emprendimientos, por ese miedo de pensar cuánto tiempo va a estar mi papá ahí metido.
Esto fue una persecución al final y estábamos en desventaja porque teníamos el poder literalmente en contra. Sí, sentíamos miedo y sentíamos ese empuje de tener que salir adelante y eso te cambia la vida para bien. Yo digo que siempre esos obstáculos te sacan adelante y sacan lo mejor de ti, esa fuerza que no sabes que tienes.
En cierto modo a veces es extraño porque también siento ese agradecimiento de lo que nos pasó porque logramos ser personas incluso mejores de las que quizás íbamos a ser. Pensábamos que nadie nos daría trabajo por estar en el ojo de la tormenta.
MM: Además éramos muy jóvenes cuando eso pasó. Nosotras teníamos 25 años y acabábamos de graduarnos de nuestras maestrías. Estábamos empezando también nuestro negocio de hacer casas y en ese tiempo trabajábamos juntas. Pero como dice mi hermana: ‘nunca tuvimos vergüenza’. Nosotras seguíamos trabajando y tuvimos a mucha gente que también nos tendió la mano en ese momento y nos dio la oportunidad de hacer sus casas, de darnos sus proyectos y eso es algo que también vale mucho porque en los momentos más difíciles sale mucha fuerza y salen muchas cosas.
Uno se da cuenta de quiénes son tus amigos y quiénes te ayudan. Te das cuenta que hay mucha gente buena porque además de nuestros amigos, había mucha gente afuera que nos apoyó sin ningún tipo de interés de por medio.
Eran personas que no conocíamos y en esos momentos íbamos a diferentes provincias a alzar nuestra voz y venía gente muy empática que no nos conocía de nada, pero aun así nos daban su apoyo.
Fue sin duda de los momentos más difíciles que hemos vivido como familia. Cuando nos dijo que iba a correr nuevamente, fue algo que pensamos mucho porque ya sabíamos que era estar en el ojo y escrutinio público. Todos quieren juzgar y opinar y la verdad no siempre es la que sale en los medios.
¿Cómo definen a José Raúl político? MM: Para mí, mi papá es una persona incorruptible y muy recta. Sabe tomar decisiones en la política y en lo general. Siento que emana respeto de las personas que lo rodean por cómo habla y cómo actúa. A veces en la política es muy importante cómo te proyectas porque eso hace que las personas ni siquiera se atrevan a llegar a un punto donde no deben. Él ya tiene esa imagen de rectitud, respeto y seriedad.
AM: Lo veo como un político con mucha sabiduría y trayectoria. Él es muy estratégico y toma decisiones muy acertadas. Dicen que la experiencia te da mucha sabiduría y sus vivencias lo ayudan a tomar decisiones buenas.
MM:Así es. Además no es impulsivo y eso es algo muy positivo, sobre todo en política porque en el oficio hay mucha pasión y uno tiene que saber esperar. Y él sin duda sabe el dónde, el cuándo y el cómo.
Y, ¿cómo definirían en tres virtudes a José Raúl padre? MM: Mi papá es un hombre muy comprometido con su familia.
AM: Cariñoso y estricto. Y honesto, siempre.
MM: Él y mi mamá siempre nos han enseñado que si uno actúa y hace el bien, todo es recíproco.
En una entrevista a nuestro diario, el presidente electo nos comentó que a quién escucha- para tomar decisiones- es a su esposa. ¿Escucha también a sus hijos? MM: Depende de la decisión. Cuando le ofrecieron ser vicepresidente, él nos preguntó a toda la familia. Fue una decisión importante que se tomó como familia y hoy día, que ya estamos grandes, siempre nos toma en cuenta para muchas cosas y consejos.
El día que se reunió con nosotros para tomar su decisión le dije “papi, si no lo haces, te vas a arrepentir” y siempre cuenta eso. Para mí es súper valioso porque es bonito ver cómo los hijos también pueden impactar la vida de sus padres e influenciarlos en cosas buenas.
¿Cómo vivieron la campaña presidencial? AM: Las campañas siempre son difíciles, independientemente del candidato. Siempre le decía a mi esposo, “tengo algo dentro de mí que me dice que mi papá va a ser el próximo presidente”.
Sentía que Dios le había puesto eso como misión. Después de todo lo que mi papá ha pasado, que de la nada se dé la situación para que él quede ahí, es porque hay alguna fuerza mayor que lo ha puesto en este camino y él es el indicado para llevar este país y estoy segura que lo va a hacer bien.
Es una persona que lo va a hacer y lo quiere hacer bien, tiene la voluntad, quiere dejar un legado para sus hijos y tiene las herramientas que necesita el país. No veía a nadie más alrededor con este camino tan claro como yo lo veía a él.
MM: Hace unos días conversé sobre esto. Nunca fue cuando él quería, sino cuando Dios quería y Dios sí quería. Se dio en un momento en el cual se supone que él ya quería dedicarse a sus nietos.
¿Cambia mucho la vida después de que se dan cuenta que son las hijas del presidente? AM y MM: (Se miran una a la otra y ríen) ¡No!
AM: Siento que todo está igual. No sé si después de la toma de posesión algo se sienta distinto, pero de momento, no. Lo que sí ha cambiado es que claro, tenemos más compromisos, muchas llamadas y mensajes. Queremos acompañar y ser siempre un apoyo para mi mamá (en el despacho de la primera dama) en lo que necesite ya que también nos interesa aportar y tener la oportunidad de ser un cambio en la vida de las personas.
¿Qué les preocupa o les indigna de Panamá? AM: Me indigna la corrupción, que no nos vendamos bien como país. Siento que Panamá es el mejor país del mundo y a veces no sabemos vendernos nosotros mismos y eso me indigna.
MM: A mí me indigna no ver al país en su potencial de belleza. A mí me gusta ver las cosas muy bonitas y nuestras calles no merecen estar como están. No merecemos tener los postes caídos ni los cables salidos ni las aceras pequeñas ni la falta de árboles ni la falta de flores. Nosotros merecemos mucho más que eso.
Me indigna la falta de infraestructura de todos los estamentos públicos porque eso le quita respeto a la autoridad.
AM: La palabra no es indignación, sino tristeza. Me entristece ver que no exista en ciertas comunidades la posibilidad de llegar a un hospital. La salud es un derecho y en este caso, siento que es cuestión de voluntad para llegarle a muchas más personas, al igual que los centros educativos.
MM: Salud y educación. Son derechos importantes y se priva a mucha gente de tenerlos.
¿Qué opinión le merecen los movimientos feministas? MM: No me considero ningún título en específico. Siempre me ha gustado más trabajar con mujeres por el hecho de que somos multifacéticas pero tampoco he tenido problema trabajando con hombres.
AM: Me siento exactamente igual. No me gusta la etiqueta como tal, pero sí entiendo el feminismo en ciertos aspectos y lo apoyo. Aun así siento que todo es balance. El mundo funciona mejor con ambos.
MM: Sí es cierto que aún no estamos en equidad y debemos luchar para conseguir nuestro lugar que muy bien merecemos. Tenemos muchas desventajas al compararnos con los hombres, pero si miramos el lado bueno, ellos no tienen la oportunidad de traer vida al mundo ya que es un poder que solo tenemos nosotras.
AM: También es importante entender que no somos iguales y nunca lo seremos, pero sí debemos luchar por los mismos derechos. Manejo mi propia empresa pero si no fuese el caso, quizás no tuviese el mismo salario que un hombre con mi misma posición. En ese caso sí debemos seguir luchando por la igualdad.
¿Cómo creen que será el Panamá que dejará su padre en el 2029? MM: Visualizo un país en que la gente ahora va a tener ganas de involucrarse porque podrán ver los cambios. Son cinco años, que no son muy largos, así que sé que tampoco se va a poder hacer todo lo que quisiéramos hacer, pero sé que va a ser un inicio para esa conciencia ciudadana de que si nos involucramos personas buenas, sí hay esperanza de que tengamos un mejor país. Veo un Panamá donde todo el mundo quiera venir a vernos, veo un Panamá con más educación y más salud y vamos a empujar eso también.
AM: Veo un Panamá más unido. Creo que hemos sufrido mucho en los últimos años y el resultado ha sido un Panamá muy dividido. Lo que deseo es que estemos más unidos como país para buscar soluciones para todos. No pensando en qué hay para mí, sino qué hay para todo el mundo. Veo un Panamá más optimista con más esperanza y con ganas de involucrarse y hacer las cosas bien.
¿Por qué creen ustedes que después de que ganó su padre, la gente lo empezó a ver distinto? AM: Creo que la gente sintió su franqueza y sinceridad y le están dando ese voto de confianza.
MM: Creo que también el darle la oportunidad a muchas personas para involucrarse, no importa de dónde vengan, como dice él, fue muy importante para que la gente, además de sentir su franqueza y su honestidad, tuvieran esa prueba de que sí hay esa voluntad de hacer las cosas bien.
Y, ¿cuál es la maña que siempre le critican al presidente electo de Panamá? AM: ¡Ay!, la de secarse el sudor con la toalla (risas). Sorry, papi pero es verdad. Hay que comprarle un pañuelito.
MM: Ya no puedo pensar en más nada después de eso. (risas).
‘Panamá ha sentido la franqueza de nuestro padre, le dio su voto de confianza’ Alexandra y Monique Mulino
Alexandra y Monique Mulino Cohen (Panamá, 1990) son dos seres en plural pero en realidad siempre han sido una. En su familia las llaman ‘las cuquis’ y desde que su padre ganó las elecciones del 5 mayo, son las mellas del presidente.
Pese a que su hermano mayor, José Raúl y su hermana menor, Verónica siguieron el camino de las leyes, ellas decidieron diseñar y construir. Alexandra es arquitecta y Monique, diseñadora de interiores, ambas dirigen sus propias empresas.
Son las 10:00am de un jueves cualquiera. Llueve. Los apagones en la zona hacen de las suyas: retrasan e interrumpen la faena. “Ya es usual que esto suceda por aquí, disculpen. Vieron que no es mentira”, dicen jocosas. Alexandra y Monique interpretarán un rol de entrevistadas, el primero desde que su padre, José Raúl Mulino, se convirtió en presidente de Panamá.
“¿Todo bien, chicos? Pasen. Coman y siéntanse en casa. No les dé pena” , dice Alexandra, como anfitriona. “¡Qué emoción que estén aquí!”, agrega. Alexandra lleva un vestido de lino beige. Su hermana, uno azul marino. Ambas lucen un maquillaje sutil. Denotan ese don difícil de encontrar: el de inspirar confianza inmediata.
Saben muy bien que uno aprende cuando pierde y no cuando gana. Lo vivieron cuando emprendieron por primera vez, también cuando experimentaron el momento más duro en su familia y ahora, aún más, cuando disfrutan la recompensa tras el esfuerzo. Para ellas su padre representa el verdadero cambio y unión que el país necesita.
Hay tanta complicidad y tanta admiración de una por la otra que es imposible no contarlo. Se complementan. Ambas ríen mucho, como dos niñas que acaban de cometer una pequeña travesura.
Alexandra: Nosotros vivimos toda la vida con padres trabajadores. Recuerdo que cuando éramos pequeños, mi mamá se dedicaba más a nosotros. Mi papá estaba muy ocupado, pero él siempre estaba presente. Tenía muchos viajes de trabajo y en momentos recuerdo haberlo extrañado mucho.
De mi papá siento que heredé la disciplina. Ser seria cuando tengo que serlo y formal cuando se requiere.
Toda la vida nos inculcó hacer el bien y hacerlo bien.
De mi mamá aprendí la parte más humana que tiene ella, que todo el mundo la ama. Por donde camina, la gente la ve y la quiere, porque ella le sonríe a todo el mundo y yo siento que yo saqué eso de ella. Hago amistades sin mucho esfuerzo. Eso es muy bueno para los negocios aunque no lo crean (carcajadas). Me ha ayudado mucho en la vida.
Monique: Mi mamá siempre nos enseñó a sonreírle a todo el mundo y a ser bueno. Me acuerdo que nos decía que teníamos que ser amigas de todos y no dejarnos llevar por los grupitos que se formaban estando en el colegio. Siempre éramos de invitar a todos a nuestras fiestas de cumpleaños.
Y de mi papá pues, la parte seria que todo el mundo habla, pero también tiene un lado muy sensible. Todo el mundo lo ve muy serio, pero mi papá tiene un corazón que se le toca rápido y todos nosotros somos así también.
Los recuerdos que yo tengo de mi papá es verlo ensacado llegando o saliendo del trabajo, pero también nos dedicaba mucho tiempo. Desde pequeños nos ponía a ver noticias, nos hablaba de política, nos llevaba al interior que era donde le gustaba pasar los fines de semana. Eso siempre fue ley: el pasar tiempo en familia y ser unidos. Ah y comer pizza los fines de semana.
Dicen que la maternidad y paternidad es eso: amar por primera vez a alguien más que a ti mismo...
Alexandra : Hace poco tuve mi primera hija. Mi esposo tenía dos hijos antes de que nos casáramos y yo sentía obviamente una maternidad antes de ser madre. Fue una oportunidad excelente para aprender cuando nació mi hija: mi mundo se revolucionó.
He trabajado toda la vida así que fue muy difícil desconectarse del trabajo para dedicarme a la maternidad, pero, definitivamente fue un momento que me cambió y que sí me hizo sentir ese amor que jamás había sentido por nadie y también sentir esos miedos de ser madre y de querer hacer todo tan bien a la perfección para ella y que siempre se siente orgullosa de su madre.
Y se vuelve una motivación, no solamente en tu vida personal, sino en tu trabajo también se vuelve ese foco de inspirarte.
Monique: Bueno, casi lloro al oirte. Tuve a mis hijos hace 4 años. Mi primer hijo, estaba perdida totalmente en lo que era ser mamá. Yo no tuve la práctica de mi hermana (ríe)
Definitivamente los hijos son como una extensión de uno y para mí son parte de mí. Yo digo que quererlos a ellos más que a uno mismo sí, pero siempre uno tiene que seguir queriéndose tanto para que ellos también se quieran a ellos mismos entonces como que mantener ese balance en no perderse siendo madre, seguir trabajando, tenerlos a ellos, poder dedicarles tiempo, tanto a ellos como el trabajo. Nosotras somos mujeres muy trabajadoras y es algo que siempre hemos querido inculcar a nuestros hijos sin perdernos de su vida.
Es algo también muy difícil para nosotras las mujeres que trabajamos pero al final es una experiencia demasiado hermosa.
Los hijos al final también son la debilidad más grande de uno, los miedos más grandes, pero también la satisfacción más grande que uno puede tener y lo más lindo que uno puede sentir.
Nos ronda la culpa entre la maternidad, lo personal y lo profesional... Nos exigimos - hasta la extenuación- lograr el equilibrio...
AM: Así es. Hay que tener mucha organización y saber que hay momentos en los que tienes que dejar de trabajar para dedicárselo a tus hijos al 100%. Desconectarte cuando estás con ellos, aunque sea difícil. Cuesta mucho y lo entiendo pero hay que recordárselo. A veces, cuando estoy con ella, estoy estresada pensando en el trabajo y ahí reacciono y recuerdo que ese es mi momento con ella.
Y un consejo para los emprendedores: tengan oficina porque ahí es el momento donde uno se concentra realmente. Trabajar en casa no debe ser fácil. Yo no trabajo en casa pero sé de gente que lo hace con los hijos y no sé cómo pueden sinceramente.
MM: Bueno, yo empecé trabajando en mi casa y por eso me tuve que ir porque no podía trabajar bien. Creo que el balance es saber y entender que el tiempo para mí es más calidad que cantidad.
Yo trato siempre de organizarme para salir un poquito antes del trabajo y dedicarme todas las noches a estar con ellos.
Como dice mi hermana: tratar de no traer el trabajo a la casa, estar los fines de semana lo más presente posible pero también descansando porque entonces si uno no descansa tampoco ni rinde para el trabajo ni rindes para ellos. Así que balance, organización y siempre mantener en mente que ellos son lo más importante, mi norte e inspiración para seguir trabajando.
AM: Cuando mi papá estuvo preso. Fue difícil, pero cada uno en la familia asumió un rol.
Sabíamos que él necesitaba una voz afuera, así que como familia íbamos a los medios sin tener experiencia de hablar en público. Lo hacíamos a nuestra manera con quién nos diera entrevista. Hablamos por él y lo hicimos con todo el cariño y respeto que le tenemos y porque sabíamos que era inocente.
Nunca bajé la cabeza. Realmente sabía que lo que le estaban haciendo era totalmente injusto. Mi papá nunca nos escondió nada y siempre puso la información en la mesa para que viéramos las pruebas.
Nunca fue un tema de vergüenza ya que sabíamos que era inocente y eso nos daba fuerzas para pelear por él. Creo que si hubiese sido lo contrario, no sé si hubiese tenido la valentía de salir a hablar en público. Pero siempre tuvimos la verdad de nuestro lado y eso nos ayudó a no tener miedo.
Hoy día que lo veo pienso, “qué locura lo que pasamos, todo lo que hicimos y toda esa lucha. No sé dónde sacamos esa fuerza”. Pero teníamos que salir adelante y es justo ahí cuando nace uno de nuestros emprendimientos, por ese miedo de pensar cuánto tiempo va a estar mi papá ahí metido.
Esto fue una persecución al final y estábamos en desventaja porque teníamos el poder literalmente en contra. Sí, sentíamos miedo y sentíamos ese empuje de tener que salir adelante y eso te cambia la vida para bien. Yo digo que siempre esos obstáculos te sacan adelante y sacan lo mejor de ti, esa fuerza que no sabes que tienes.
En cierto modo a veces es extraño porque también siento ese agradecimiento de lo que nos pasó porque logramos ser personas incluso mejores de las que quizás íbamos a ser. Pensábamos que nadie nos daría trabajo por estar en el ojo de la tormenta.
MM: Además éramos muy jóvenes cuando eso pasó. Nosotras teníamos 25 años y acabábamos de graduarnos de nuestras maestrías. Estábamos empezando también nuestro negocio de hacer casas y en ese tiempo trabajábamos juntas. Pero como dice mi hermana: ‘nunca tuvimos vergüenza’. Nosotras seguíamos trabajando y tuvimos a mucha gente que también nos tendió la mano en ese momento y nos dio la oportunidad de hacer sus casas, de darnos sus proyectos y eso es algo que también vale mucho porque en los momentos más difíciles sale mucha fuerza y salen muchas cosas.
Uno se da cuenta de quiénes son tus amigos y quiénes te ayudan. Te das cuenta que hay mucha gente buena porque además de nuestros amigos, había mucha gente afuera que nos apoyó sin ningún tipo de interés de por medio.
Eran personas que no conocíamos y en esos momentos íbamos a diferentes provincias a alzar nuestra voz y venía gente muy empática que no nos conocía de nada, pero aun así nos daban su apoyo.
Fue sin duda de los momentos más difíciles que hemos vivido como familia. Cuando nos dijo que iba a correr nuevamente, fue algo que pensamos mucho porque ya sabíamos que era estar en el ojo y escrutinio público. Todos quieren juzgar y opinar y la verdad no siempre es la que sale en los medios.
MM: Para mí, mi papá es una persona incorruptible y muy recta. Sabe tomar decisiones en la política y en lo general. Siento que emana respeto de las personas que lo rodean por cómo habla y cómo actúa. A veces en la política es muy importante cómo te proyectas porque eso hace que las personas ni siquiera se atrevan a llegar a un punto donde no deben. Él ya tiene esa imagen de rectitud, respeto y seriedad.
AM: Lo veo como un político con mucha sabiduría y trayectoria. Él es muy estratégico y toma decisiones muy acertadas. Dicen que la experiencia te da mucha sabiduría y sus vivencias lo ayudan a tomar decisiones buenas.
MM:Así es. Además no es impulsivo y eso es algo muy positivo, sobre todo en política porque en el oficio hay mucha pasión y uno tiene que saber esperar. Y él sin duda sabe el dónde, el cuándo y el cómo.
MM: Mi papá es un hombre muy comprometido con su familia.
AM: Cariñoso y estricto. Y honesto, siempre.
MM: Él y mi mamá siempre nos han enseñado que si uno actúa y hace el bien, todo es recíproco.
MM: Depende de la decisión. Cuando le ofrecieron ser vicepresidente, él nos preguntó a toda la familia. Fue una decisión importante que se tomó como familia y hoy día, que ya estamos grandes, siempre nos toma en cuenta para muchas cosas y consejos.
El día que se reunió con nosotros para tomar su decisión le dije “papi, si no lo haces, te vas a arrepentir” y siempre cuenta eso. Para mí es súper valioso porque es bonito ver cómo los hijos también pueden impactar la vida de sus padres e influenciarlos en cosas buenas.
AM: Las campañas siempre son difíciles, independientemente del candidato. Siempre le decía a mi esposo, “tengo algo dentro de mí que me dice que mi papá va a ser el próximo presidente”.
Sentía que Dios le había puesto eso como misión. Después de todo lo que mi papá ha pasado, que de la nada se dé la situación para que él quede ahí, es porque hay alguna fuerza mayor que lo ha puesto en este camino y él es el indicado para llevar este país y estoy segura que lo va a hacer bien.
Es una persona que lo va a hacer y lo quiere hacer bien, tiene la voluntad, quiere dejar un legado para sus hijos y tiene las herramientas que necesita el país. No veía a nadie más alrededor con este camino tan claro como yo lo veía a él.
MM: Hace unos días conversé sobre esto. Nunca fue cuando él quería, sino cuando Dios quería y Dios sí quería. Se dio en un momento en el cual se supone que él ya quería dedicarse a sus nietos.
AM y MM: (Se miran una a la otra y ríen) ¡No!
AM: Siento que todo está igual. No sé si después de la toma de posesión algo se sienta distinto, pero de momento, no. Lo que sí ha cambiado es que claro, tenemos más compromisos, muchas llamadas y mensajes. Queremos acompañar y ser siempre un apoyo para mi mamá (en el despacho de la primera dama) en lo que necesite ya que también nos interesa aportar y tener la oportunidad de ser un cambio en la vida de las personas.
AM: Me indigna la corrupción, que no nos vendamos bien como país. Siento que Panamá es el mejor país del mundo y a veces no sabemos vendernos nosotros mismos y eso me indigna.
MM: A mí me indigna no ver al país en su potencial de belleza. A mí me gusta ver las cosas muy bonitas y nuestras calles no merecen estar como están. No merecemos tener los postes caídos ni los cables salidos ni las aceras pequeñas ni la falta de árboles ni la falta de flores. Nosotros merecemos mucho más que eso.
Me indigna la falta de infraestructura de todos los estamentos públicos porque eso le quita respeto a la autoridad.
AM: La palabra no es indignación, sino tristeza. Me entristece ver que no exista en ciertas comunidades la posibilidad de llegar a un hospital. La salud es un derecho y en este caso, siento que es cuestión de voluntad para llegarle a muchas más personas, al igual que los centros educativos.
MM: Salud y educación. Son derechos importantes y se priva a mucha gente de tenerlos.
MM: No me considero ningún título en específico. Siempre me ha gustado más trabajar con mujeres por el hecho de que somos multifacéticas pero tampoco he tenido problema trabajando con hombres.
AM: Me siento exactamente igual. No me gusta la etiqueta como tal, pero sí entiendo el feminismo en ciertos aspectos y lo apoyo. Aun así siento que todo es balance. El mundo funciona mejor con ambos.
MM: Sí es cierto que aún no estamos en equidad y debemos luchar para conseguir nuestro lugar que muy bien merecemos. Tenemos muchas desventajas al compararnos con los hombres, pero si miramos el lado bueno, ellos no tienen la oportunidad de traer vida al mundo ya que es un poder que solo tenemos nosotras.
AM: También es importante entender que no somos iguales y nunca lo seremos, pero sí debemos luchar por los mismos derechos. Manejo mi propia empresa pero si no fuese el caso, quizás no tuviese el mismo salario que un hombre con mi misma posición. En ese caso sí debemos seguir luchando por la igualdad.
MM: Visualizo un país en que la gente ahora va a tener ganas de involucrarse porque podrán ver los cambios. Son cinco años, que no son muy largos, así que sé que tampoco se va a poder hacer todo lo que quisiéramos hacer, pero sé que va a ser un inicio para esa conciencia ciudadana de que si nos involucramos personas buenas, sí hay esperanza de que tengamos un mejor país. Veo un Panamá donde todo el mundo quiera venir a vernos, veo un Panamá con más educación y más salud y vamos a empujar eso también.
AM: Veo un Panamá más unido. Creo que hemos sufrido mucho en los últimos años y el resultado ha sido un Panamá muy dividido. Lo que deseo es que estemos más unidos como país para buscar soluciones para todos. No pensando en qué hay para mí, sino qué hay para todo el mundo. Veo un Panamá más optimista con más esperanza y con ganas de involucrarse y hacer las cosas bien.
AM: Creo que la gente sintió su franqueza y sinceridad y le están dando ese voto de confianza.
MM: Creo que también el darle la oportunidad a muchas personas para involucrarse, no importa de dónde vengan, como dice él, fue muy importante para que la gente, además de sentir su franqueza y su honestidad, tuvieran esa prueba de que sí hay esa voluntad de hacer las cosas bien.
AM: ¡Ay!, la de secarse el sudor con la toalla (risas). Sorry, papi pero es verdad. Hay que comprarle un pañuelito.
MM: Ya no puedo pensar en más nada después de eso. (risas).