Economía

Se dispara el gasto militar en el mundo; América Latina incluida

Los altos niveles de delincuencia en la región han llevado a un mayor despliegue de las fuerzas militares, para hacer frente a bandas criminales. DANIEL MUNOZ / AFP
Actualizado
  • 03/05/2024 00:00
Creado
  • 02/05/2024 18:42

Un reciente informe reveló que el gasto militar mundial alcanzó los $2,44 mil millones en 2023. Un incremento del 6,8%, en comparación con 2022

En menos de una década, el gasto militar de América Central y el Caribe se ha incrementado un 54%, mostró un reciente estudio del Stockholm International Peace Research Institute (Sipri).

El documento evidenció que 2023 cerró con un gasto militar mundial de $2,44 mil millones, siendo el noveno año consecutivo que la cifra aumenta, con incrementos importantes en Europa, Asia/Oceanía y medio oriente.

Nan Tian, investigador senior del Programa de Gasto Militar y Producción de Armas del Sipri, comentó que “el aumento sin precedentes del gasto militar es una respuesta directa al deterioro mundial de la paz y la seguridad”.

“Los Estados están dando prioridad a la fuerza militar, pero corren el riesgo de entrar en una espiral de acción-reacción en un panorama geopolítico y de seguridad cada vez más volátil”, agregó.

En América Latina y el Caribe (ALC) la escalada en los niveles de delincuencia ha llevado a un mayor despliegue de las fuerzas militares, para hacer frente a bandas criminales.

Se trata de una inversión que, a juicio de Alejo Campos, director regional de Crime Stoppers International, debe ser destinada a la persecución criminal y a la investigación de casos de corrupción. “El crimen organizado opera con la facilitación y asociación de actores corruptos, públicos y privados”, explicó a este medio.

“El crimen organizado se ha profesionalizado, después de la pandemia, se ha vuelto más sofisticado en su forma de blanquear dinero y de moverlo por todo el mundo”, comentó, señalando que los grupos criminales internacionales se han asociado entre sí.

Estas relaciones se dan en un contexto de “convergencia criminal”, el cual ha vinculado a los actores políticos con el desarrollo del crimen organizado. “Eso ha terminado por perjudicar las economías de nuestros países, porque a mayor debilidad económica, mayor cantidad de necesidades sociales, que son explotadas por los grupos criminales que las producen”, aseveró.

Campos propone utilizar el incremento de recursos para efectuar investigaciones transnacionales que golpeen de forma directa el músculo financiero de estas estructuras. “Si no, lo único que se consigue es dar pequeños golpes aislados, que no afectan a las estructuras que producen y financian la delincuencia”, valoró.

Otro punto de inversión deben ser las tecnologías de investigación e inteligencia. “No se puede seguir investigando estructuras criminales con hojas de Excel”, aseguró.

Bases de datos ampliadas, reconocimiento facial, cruce de datos en tiempo real, inteligencia artificial y demás herramientas se hacen necesarias en la guerra contra la delincuencia.

A esto hay que sumar las alianzas internacionales. “La criminalidad es cada vez menos local y comienza a tejer vínculos que trascienden fronteras; esa es la razón por la que tenemos que ver la seguridad nacional como un tema de política exterior”, indicó.

En esta línea, el especialista abogó por la colaboración y financiación entre naciones. “El enfoque debe ser a nivel global, en lugar de verlo a nivel local”, comentó.

El combate contra el crimen organizado también requiere de un brazo social, porque si se saca a una pandilla o grupo delincuencial de un territorio, se deja un vacío en ese lugar, el cual debe ser subsanado. “Las personas deben tener buen acceso a salud pública, educación, condiciones de vivienda y sobre todo trabajo digno. Sin eso, las poblaciones tienen numerosas necesidades que al no ser cubiertas por los Estados, son cubiertas por las estructuras criminales y es fácil reclutar a la población”, resaltó.

“Nadie nace queriendo trabajar en una banda criminal, pero las enormes necesidades te pueden llevar a formar parte de una de ellas”, agregó.

El politólogo puso como ejemplo el caso salvadoreño, en donde los lugares que históricamente eran controlados por las pandillas, pasaron a tener buenos parques públicos, carreteras, iluminación e inversión en turismo. “Un ejemplo es la nueva Biblioteca Nacional de El Salvador, que se construyó en una zona que estaba controlada por una pandilla muy poderosa”, dijo.

Estos cambios deben ir acompañados por transformaciones legislativas. “Incluir temas como la extinción de dominio es clave. Tenemos leyes de hace más de 10 años para combatir un fenómeno criminal que muta rápidamente”, anexó.

“Las reformas legales e implementación de las leyes requieren presupuesto, ya que una ley sin presupuesto es un papel muerto”, concluyó.