Salazar-Xirinachs: ‘Panamá tiene un gran potencial en el tema de servicios’
- 03/02/2025 00:00
- 02/02/2025 18:16
El secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), José Manuel Salazar-Xirinachs, analizó la realidad socioeconómica de la región y su actual desempeño económico, en una entrevista con ‘La Decana’, en la coyuntura del Foro Económico Internacional América Latina y el Caribe 2025, organizado por el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), la semana pasada en la ciudad de Panamá.
Este año nosotros estimamos un crecimiento de 2,4 %. El año pasado cerramos con un 2,2 %. Es una ligera mejora.
En realidad, ambos años (2024-2025) son una ligera mejora, con respecto a un récord muy bajo de la década anterior (2014-2023), en donde crecimos, en promedio un 0,9 %, un número bajísimo.
Sí, pero no solamente por eso. Durante la pandemia la contracción de la economía fue del -6 % (2020) y luego tuvimos un rebote de 7 %, en año 2021, de manera de que eso se compensó.
El problema es que, durante una década, la zona tuvo un crecimiento económico muy mediocre. La gran pregunta es si vamos a poder evitar una tercera década perdida.
En la década de 1980, que se consideró perdida, el crecimiento promedio fue del 2 % y la categorizaron como perdida. Así que, aunque esta tasa de crecimiento, de 2,3 % o 2,4 % se mantuviera, no es para celebrar.
Sí, es mejor que la denominada segunda década perdida, pero son tasas de crecimiento muy bajas.
Claro, hay países como República Dominicana, a los que les está yendo mejor y tenemos países como Argentina, que van a crecer este año al 4,2 % o 4,3 %, pero son casos especiales.
Solo cuatro países van a estar por encima del promedio regional, de manera que, seguimos insistiendo en que los países tengan por objetivo el crecimiento económico, ya que, es un objetivo de transformación económica.
Porque si un país se está transformando exitosamente, ya sea en energías renovables, en servicios, en crear empleos de calidad y otros sectores, eso se va a reflejar en una alta tasa de crecimiento. Y, si un país está creciendo solo al 1 % o 1,8 %, significa que no hay mucha transformación, no hay mucha reducción de pobreza ni creación de empleos de calidad. Tampoco hay muchos ingresos fiscales, para poder financiar las necesidades.
Panamá ha venido creciendo de manera bastante satisfactoria. Hubo una época de unos crecimientos impresionantes. Ahora no está creciendo tanto, pero Panamá tiene grandes fortalezas, como el Canal de Panamá, el abanderamiento de barcos y la industria marítima, su posición geoestratégica clave, servicios financieros y de consultorías y la posibilidad de crecer mucho más en bienes.
Actualmente, la relación entre los servicios y bienes de Panamá es enorme. La exportación de servicios es como 17 veces más grande que la de bienes, lo cual quiere decir que hay una gran competitividad en sus servicios.
Yo creo que Panamá tiene un gran potencial en el tema de servicios, en el área de las empresas multinacionales, en el sector de los software y una cantidad de aplicaciones que uno ni se imagina.
Panamá tiene un amplísimo margen para explorar su crecimiento y oportunidades, en medio de la revolución digital de servicios, en donde el mercado es el mundo. De manera que el potencial de crecimiento es gigantesco.
Vemos a una región sumida en tres trampas de desarrollo: Una baja capacidad para crecer, que es lo que estábamos conversando hace poco.
Pero también una trampa bien conocida, que debemos repensar: una alta desigualdad social, una baja movilidad social y débil cohesión social.
Estos son tres temas que están relacionados, pero no son lo mismo. La movilidad social tiene dos grandes escaleras, un mercado de trabajo dinámico, que depende de una tasa de crecimiento elevada y un recurso humano fortalecido por un sistema educativo fuerte y de calidad, con centros de formación vocacional, para carreras cortas, que dan grandes oportunidades.
A esas dos escaleras hay que trabajarlas. Es un tema de igualdad, de movilidad social, de que las nuevas generaciones tengan mejores oportunidades y mayores ingresos que la generación de sus padres y sus abuelos.
La tercera trampa es la de bajas capacidades institucionales y gobernanza compleja. Es una trampa transversal, en donde muchos países, por una serie de razones diferentes, tienen instituciones desfinanciadas.
Los países requieren de instituciones que ocupen el espacio político, es decir, que tengan la capacidad técnica y de convocatoria, para trabajar con los sectores interesados, en todos los ámbitos.
Es un reto transversal. No vamos a lograr dinamizar los sectores y salir de estas trampas y brechas, sin fortalecer la institucionalidad de los gobiernos e instituciones. Son procesos acumulativos de una o dos décadas, no de cada cuatro años.
La sostenibilidad se relaciona con la realidad del cambio climático y el calentamiento global. La acumulación de gases de efecto invernadero, en la atmósfera, es parte de lo que está acelerando el calentamiento global.
Esa acumulación de gases es producto de la actividad humana, por la cantidad de carbono que generan los automóviles y las industrias. Es por eso que el Acuerdo de París es tan importante, porque representa un compromiso de colaboración internacional, para evitar que el planeta se siga calentando.
Desde la Cepal trabajamos mucho con los países, para preparar las reuniones de la Conferencia de las Partes (COP), en los documentos de contribuciones voluntarias.
Nosotros propusimos unos 15 sectores impulsores del crecimiento, que abarcan muchas cosas, como los servicios, la agricultura, la industria y otros, depende de la estructura de cada país.
Los países pueden crecer en esos apartados, tanto por la inversión doméstica, de las empresas locales, como por la inversión extranjera directa, la transferencia de tecnología y los aprendizajes mutuos.
Es un hecho que América Latina, sobre todo, América del Sur, tiene a China y Europa como su socio comercial número uno y dos. En América Central, su principal socio comercial es Estados Unidos y le siguen Europa o China.
En un mundo ideal, los países latinoamericanos deberían poder aprovechar las oportunidades de las diferentes fuentes, sea China, Europa o Estados Unidos. Pero no vivimos en un mundo ideal, así que se debe tener una visión bien pensada, calculada y negociada, para tratar de tener un desarrollo y relaciones balanceadas con las grandes potencias económicas.
Entre más, la realidad nos obligue a apartarnos de eso, se van a tener más costos económicos.
Vivimos en un sistema multilateral y una geopolítica nueva, en donde, en el centro de esa geopolítica hay una guerra y rivalidad industrial y tecnológica muy importante, sobre todo entre Estados Unidos y China, lo que supone un reto que abordar con mucho cuidado y tacto.
Es el proceso de transformación natural de la humanidad, en donde se inventó la rueda, la máquina de vapor y otros elementos. Ahora estamos en casi la quinta revolución industrial, en donde hablamos de inteligencia artificial y transformación digital, algo que nos sorprende todos los días.
Son varias revoluciones tecnológicas al mismo tiempo y, cuando estas revoluciones se encuentran cambian todos los paradigmas productivos, de las ciencias de la salud, de la vida humana, de las ciencias agrícolas, las telecomunicaciones y la educación.
Eso plantea retos como la desigualdad de acceso a estas tecnologías, por eso es importante tener políticas y estrategias de transformación digital, que den acceso a la conectividad y den oportunidades. Pero, para lograrlo, hay que implementar políticas públicas.
Esa es una conversación que hay que tener. La Organización de las Naciones Unidas está contribuyendo muchísimo y la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) está liderando una iniciativa para intentar regular las peores amenazas.
Es algo que no se puede dejar suelto, pero tampoco hay que ponerle grilletes, porque plantea grandes oportunidades. Lograr ese equilibrio, entre evitar los riesgos y sacarle todo el provecho posible.