Panamá trata de evitar la entrada de una plaga: el caracol gigante africano
- 27/11/2024 08:41
- 26/11/2024 19:07
Desde 2021, Panamá levantó un estado de alerta fitosanitaria nacional, debido a que detectaron el molusco en Costa Rica y está presente en Colombia desde 2008. Además de transmitir meningitis, diarrea, fiebre, inflamación de tejidos, bronquitis, encefalitis y angiostrongiliasis abdominal, el molusco, por su tamaño, come mucha vegetación, lo que provoca pérdidas económicas en la agricultura La amenaza de que a Panamá ingrese el caracol gigante africano Lissachatina fulica, una plaga que se encuentra en Colombia desde 2008 y en Costa Rica desde 2021, es alta y tiene en alerta y constante vigilancia a Panamá, debido a que el molusco por su adaptabilidad puede consumir 200 especies de plantas, afectar la agricultura y trasmitir enfermedades con su baba a personas y animales (mascotas o fauna silvestre).
Ayer, 26 de noviembre, durante un recorrido por las direcciones de Sanidad Vegetal y Sanidad Animal del Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA), se aclaró a los medios de comunicación que la plaga aún no se encuentra en Panamá, pero que el país levantó un estado de alerta fitosanitaria nacional desde 2021, debido a su identificación en Costa Rica.
Además de ocasionar pérdidas a la agricultura, las personas al consumir hojas infectadas con la baba, así como al contacto con la secreción del caracol, podrían contraer enfermedades como meningitis, diarrea, fiebre, inflamación de tejidos, bronquitis, encefalitis y angiostrongiliasis abdominal, porque alberga parásitos en su baba y tejido fibromuscular.
Este molusco exótico e invasor, una vez ingresa a un territorio, incluso desplaza a los caracoles nativos del país de su hábitat natural.
El caracol gigante africano nace pequeño, pero su cónica concha puede crecer hasta 30 centímetros. El caparazón es de color marrón rojizo con rayas marrones verticales.
Debido a la carga parasitaria, es preferible que el espécimen no sea tocado sin guantes.
Para Stephanie Castillo, bióloga especialista en malacología —la rama de la zoología que estudia a los moluscos, grupo de animales de cuerpo blando que pueden o no tener concha— el caracol gigante africano es una plaga muy invasiva. “Estos animales son tan grandes que demandan mucha comida, no discriminan y comerán todas las plantas que puedan”, afirmó.
Ante la pregunta de la posibilidad de que el molusco entre a un país, Castillo comentó que la plaga podría entrar de diferentes maneras, es por ello, que el MIDA tiene campañas de educación para que la gente sepa, conozca el caracol, lo identifique y evite movilizarlo de un país a otro.
Explicó que en otros países donde se encuentra la plaga, la introducción pudo ser inofensiva, ya que los niños los toman de mascotas, pues al inicio son pequeños y después crecen; en otro caso, el caracol fue para consumo, pero también podría ser movilizado en la parte inferior de de los carros, donde se pega.
Hizo hincapié en que “la baba de caracol no elimina arrugas, eso es falso. Todo lo contrario, la baba es tan perjudicial para humanos como para animales. Las plagas se han desatado porque la gente introdujo la especie”, destacó.
“Consumir una hoja con la baba del caracol o que dicha baba entre en contacto con alguna parte del cuerpo humano con mucosidad, ya sea ojo, boca, piel, nariz u oído, puede transmitir varias enfermedades. Es preferible evitar tocar un caracol o una babosa con las manos al descubierto, ya que estos transfieren sus nemátodos [fitoparásitos]”.
La amenaza de que a Panamá ingrese el caracol gigante africano Lissachatina fulica, una plaga que se encuentra en Colombia desde 2008 y en Costa Rica desde 2021, es alta y tiene en alerta y constante vigilancia a Panamá, debido a que el molusco por su adaptabilidad puede consumir 200 especies de plantas, afectar la agricultura y trasmitir enfermedades con su baba a personas y animales (mascotas o fauna silvestre).
Ayer, 26 de noviembre, durante un recorrido por las direcciones de Sanidad Vegetal y Sanidad Animal del Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA), se aclaró a los medios de comunicación que la plaga aún no se encuentra en Panamá, pero que el país levantó un estado de alerta fitosanitaria nacional desde 2021, debido a su identificación en Costa Rica.
Además de ocasionar pérdidas a la agricultura, las personas al consumir hojas infectadas con la baba, así como al contacto con la secreción del caracol, podrían contraer enfermedades como meningitis, diarrea, fiebre, inflamación de tejidos, bronquitis, encefalitis y angiostrongiliasis abdominal, porque alberga parásitos en su baba y tejido fibromuscular.
Este molusco exótico e invasor, una vez ingresa a un territorio, incluso desplaza a los caracoles nativos del país de su hábitat natural.
El caracol gigante africano nace pequeño, pero su cónica concha puede crecer hasta 30 centímetros. El caparazón es de color marrón rojizo con rayas marrones verticales.
Debido a la carga parasitaria, es preferible que el espécimen no sea tocado sin guantes.
Para Stephanie Castillo, bióloga especialista en malacología —la rama de la zoología que estudia a los moluscos, grupo de animales de cuerpo blando que pueden o no tener concha— el caracol gigante africano es una plaga muy invasiva. “Estos animales son tan grandes que demandan mucha comida, no discriminan y comerán todas las plantas que puedan”, afirmó.
Ante la pregunta de la posibilidad de que el molusco entre a un país, Castillo comentó que la plaga podría entrar de diferentes maneras, es por ello, que el MIDA tiene campañas de educación para que la gente sepa, conozca el caracol, lo identifique y evite movilizarlo de un país a otro.
Explicó que en otros países donde se encuentra la plaga, la introducción pudo ser inofensiva, ya que los niños los toman de mascotas, pues al inicio son pequeños y después crecen; en otro caso, el caracol fue para consumo, pero también podría ser movilizado en la parte inferior de de los carros, donde se pega.
Hizo hincapié en que “la baba de caracol no elimina arrugas, eso es falso. Todo lo contrario, la baba es tan perjudicial para humanos como para animales. Las plagas se han desatado porque la gente introdujo la especie”, destacó.
“Consumir una hoja con la baba del caracol o que dicha baba entre en contacto con alguna parte del cuerpo humano con mucosidad, ya sea ojo, boca, piel, nariz u oído, puede transmitir varias enfermedades. Es preferible evitar tocar un caracol o una babosa con las manos al descubierto, ya que estos transfieren sus nemátodos [fitoparásitos]”.